Griega
Los argonautas
Mito de Los argonautas
Dentro de la mitología griega, se conoce como los argonautas a los guerreros griegos que acompañaron a Jasón en sus aventuras a bordo de la nave Argo, construida por Argos. De ahí deriva su nombre: argo-, como se llamaba la nave, y –nautas, que se traduce como navegantes. Todo comenzó cuando Jasón, tras ser educado por el centauro Quirón, quiso recuperar el trono de Yolco, que había sido usurpado por su tío Pelias a su padre. Este, al verlo vestido con una única sandalia, se alarmó, pues un oráculo le había advertido que un hombre con tal calzado le quitaría su trono. Así que el rey lo envió a la Cólquida para que recuperar el vellocino de oro, regalo de los dioses a uno de sus antepasados, Frixo. Entonces Jasón recibió la ayuda de Argos, quien le construyó la famosa nave Argo, luego de que un oráculo le dijera que construyera una nave para su misión. Jasón fue acompañado, además, por varios héroes griegos en su búsqueda, los cuales fueron conocidos como los argonautas. Entre los guerreros que acompañaban a Jasón se pueden nombrar a Acasto, Admeto, Anceo, Anfidamante, Argos, Ario, Asterión, Asterio, Augías, Butes, Calais, Canto, Cástor, Cefeo, Corono, Equión, Ergino, Etálides, Eufemo, Euritión, Heracles, Hilas, Idas, Idmón, Ífito, Linceo, Meleagro, Mopso, Naupilo, Oileo, Orfeo, Peleo, Periclímeno, Polideuco, Tálao, Telamón, Tifis y Zetes, entre otros (el número varía según quien cuente la historia).
Con los argonautas, Jasón llegó a la isla de Lemmos, donde reinaba Hipsípila. Este lugar estaba habitado únicamente por mujeres, las cuales habían sido castigadas por Afrodita a tener mal olor. Por esta razón, los hombres habían preferido irse con las mujeres de Tracia; y por ello fueron asesinados. Con las habitantes de la isla, los argonautas se relacionaron amorosamente durante largo tiempo. Jasón se prendó de la reina de estas, con la que tuvo por hijos a Euneo y Nebrófono. Más tarde, arribaron en Samotracia y realizaron ritos mistéricos, por lo que fueron transportados a Sigeo
Así, Jasón llegó a la Cólquida, donde reinaba Eetes. Jasón le comentó a este el motivo por el cual estaba ahí, así que este aceptó que tomara el vellocino de oro sólo si lograba unir a los dos toros que lo custodiaban y los usaba para arar un campo, donde, además, tenía que sembrar unos dientes entregados por Atenea. Por último, tendría que vencer también al dragón que vigilaba el árbol en el que estaba el vellocino. Mientras recibía esta orden, la hija del rey, Medea, se enamoró de él. Así que esta lo ayudó en su misión con sus hechizos. Para dominar a los toros, le dio a Jasón una pócima con la que se hizo invulnerable. Así pudo capturarlos, arar el campo y sembrar los dientes. No obstante, de estos emergieron unos guerreros conocidos como Espartos, quienes se abalanzaron sobre el argonauta. Jasón les lanzó una roca, tal y como había dicho Medea, y consiguió que lucharan entre ellos.
Tras esto, los argonautas huyeron con el vellocino, con Medea y con Apsirto. Pero el rey Eetes los persiguió con sus propias naves. Medea entonces desmembró a su hermano y lo tiró a las aguas. Así, los argonautas pudieron perder a Eetes y sus hombres mientras estos recogían los pedazos de Apsirto. Luego de ello, Jasón y los argonautas llegaron a Yolco tras sortear múltiples dificultades, como la persecución de los colcos, las tormentas, el asedio de las Sirenas y los ataques de Caribdis, Escila y Talos. El héroe entonces le entregó el vellocino de oro a Pelias y luego tramó su muerte con la ayuda de Medea. Esta logró convencer a las hijas de Pelias que podían hacerlo joven nuevamente si lo descuartizaban y lo cocinaban. Y así lo hicieron estas, asesinando a su propio padre. No obstante, Jasón y Medea serían expulsados de Yolco por Acasto, el hijo de Pelias.
Así, Jasón y Medea llegaron a Corinto, donde fueron felices a lo largo de diez años. Durante este tiempo tuvieron dos hijos, Mérmero y Feres. Sin embargo, Jasón se enamoró después de Creúsa, hija de Creonte, y se casó con esta, abandonando a Medea. Ofendida por aquello, Medea asesinó a Creúsa y a sus dos hijos, y luego se marchó en busca de Heracles, quien le había prometido ayudarla cuando Jasón ya no la quisiera. Después de esto, Jasón se alió con Peleo y los Dióscuros, y juntos atacaron Yolco, derrotando a Acasto y saqueando la ciudad. En algunas versiones, Jasón gobierna la ciudad; en otras, lo hace Tésalo, su hijo. Finalmente, Jasón muere cuando le cae encima un pedazo de madera de la nave Argo.
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Dioses olímpicos
Dioses olímpicos
En la mitología griega, los dioses olímpicos eran las principales divinidades del panteón griego, que moraban en el monte Olimpo. El concilio de dioses estaba formado por doce y mientras diez deidades eran fijas, había dos que podían variar según el tiempo. En su honor les fueron consagrados gran cantidad de templos, festividades y varias actividades deportivas. Cada dios estaba asociado a diferentes elementos, acciones y prácticas y tenía su propio culto, ritual e imaginario. Por ejemplo, mientras que Zeus era el Dios del trueno y los cielos, su esposa Hera era la deidad de los matrimonios y la familia.
Origen
El culto a las doce deidades se remonta hasta la antigüedad griega, aproximadamente hacia el siglo VI a.C. Su culto, aunque con ciertas modificaciones, sobrevivió al paso de los años, manteniéndose incluso vigente durante el Helenismo. Existieron, en diferentes épocas, alrededor de catorce dioses considerados olímpicos; sin embargo, estos nunca superaban los doce a la vez.
Solo diez dioses tenían asegurado su lugar en el panteón, mientras que los otros dos podían variar según el momento.
Los 12 dioses olímpicos (Dodekatheon)
Según se documenta en la Teogonía de Hesíodo, los escritos de Homero y otros antiguos, la historia del dominio de los dioses olímpicos sobre la tierra comienza con la victoria de Zeus, Hades y Poseidón y el resto del panteón sobre los Titanes. Es entonces que nace el concilio de Dioses, ubicado sobre monte Olimpo. Mientras que, Zeus, Hera, Poseidón, Ares, Hermes, Hefesto, Afrodita, Atenea, Apolo y Artemisa, eran deidades fijas, Deméter, Hestia, Hades, Asclepio, Heracles y Perséfone, podían ocupar los dos lugares restantes en diferentes momentos.
Deidades olímpicas
Zeus
Zeus
Entre sus símbolos están el águila, el cetro, el rayo y el roble.
Hera
Hera, hija de Rea y Cronos y hermana de Zeus, es la diosa del matrimonio, la familia y la fertilidad. Reina de los dioses y por lo tanto la esposa de Zeus, Hera es conocida por su naturaleza celosa y vengativa. Hizo pasar horrores a las amantes de su esposo y su descendencia; también es conocida por el odio que profesaba contra Paris.
Es representada con la vaca, la corona y el pavo real.
Poseidón
Poseidón, hermano de Zeus e hijo de Cronos y Rea, es el dios de los mares, los caballos y los terremotos. Su símbolo más reconocible es el tridente, aunque también es representado por el toro, el delfín y el caballo. Fue conocido por su odio conta Odiseo, a quien retraso en su regreso a Ítaca. Su esposa era la ninfa Anfitrite, con quien tuvo a Bentesicime y Tritón. Al igual que su hermano tuvo numerosas amantes y fue padre de varios héroes; entre estos el más conocido es Teseo.
Ares
Ares, hijo de Zeus y Hera, es el dios de la guerra y la violencia, el protector del Olimpo y la personificación de la virilidad masculina. Es despreciado por la mayoría de los dioses olímpicos y sus símbolos son la serpiente, el perro, el buitre, el jabalí, la lanza y el escudo. Su amante preferida era la diosa Afrodita. Entre sus hijos (tuvo más de 60) se encontraban: Deimos, Eros, Harmonía, Meleagro, Hipólita, Óxilo, Melanipo y Eagro.
Hermes
Hermes, hijo de Zeus y la pléyade Maya, es el dios del comercio, el ingenio, la retórica y el guía de las almas al inframundo. Mensajero de los dioses, se lo representa con un casco alado, sandalias y un caduceo. En los mitos, es el inventor de la lira, el plectro y, la siringa, entre otros instrumentos. Entre sus hijos caben mencionarse: Pan, Hermafrodito, Céfalo, Dafnis y Orión.
Hefesto
Hefesto, hijo de Zeus y Hera, es el dios del fuego, la forja, los artesanos y los herreros. Era el herrero y artesano de los dioses y frecuentemente es representado cojo y desaliñado. Sus símbolos son el yunque, la forja, el burro, las tenazas y el hacha. Su esposa era la diosa Afrodita, aunque esta normalmente lo engañaba con Ares. Entre sus hijos se encontraban los mortales Cerción, Palemón, Pilio y Árdalos y el inmortal Erictonio (fruto de su asalto a Atenea).
Afrodita
Afrodita, hija de Cronos, es la diosa del amor, la belleza, la lujuria y el deseo. De su nombre proviene la palabra afrodisíaco. Fue forzada a casarse con Hefesto, a quien no amaba. Tuvo numerosos enamorados y entre sus favoritos estaba Ares. Es representada con una manzana, la abeja, el cisne, la rosa y el mirto. Aunque no tuvo descendencia con su esposo, fue madre de varios hijos; de estos los más famosos son: Deimos, Fobos, Eros, Eneas, Príapo y Hermafrodito.
Atenea
Nacida de la cabeza de Zeus, Atenea es la diosa de la sabiduría, la guerra estratégica, la artesanía y la defensa; es considerada la favorita de su padre. Es representada con el olivo y la lechuza y fue conocida por ser la consejera de varios guerreros (Perseo, Heracles, Odiseo). Diosa virgen, según la mitología, su hermano Hefesto intento violarla y fruto de esto nacería su único hijo Erictonio.
Apolo
Apolo, hijo de Zeus y Leto y gemelo de Artemisa, es el dios del sol, la luz, el conocimiento, el tiro con arco, la poesía, la música y la profecía
Artemisa
Artemisa, hija de Zeus y Leto y hermana gemela de Apolo, es la diosa de la caza, el tiro con arco, la virginidad y todos los animales. Sus símbolos más representativos son el arco y la flecha, el ciervo y la serpiente. Fue una de las pocas deidades vírgenes. Se dice asesino a Orión, porque este intento violarla, aunque existen otras versiones.
Démeter
Démeter, hija de Cronos y Rea, es la diosa de la agricultura, la naturaleza, la fertilidad y las estaciones del año. Sus símbolos son el trigo, la amapola y la antorcha. En su culto, se le imploraba para que hubiera buenas cosechas. Entre sus hijas, la más famosa es Perséfone.
Hestia
Primogénita de Cronos y Rea, Hestia es la diosa del hogar y la familia. Se cuenta, cedió su puesto en el concilio de dioses olímpicos a Dionisio. No participaba en ninguna guerra y juro mantenerse virgen.
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Hipocampo
Hipocampo
Dentro de la mitología griega, el Hipocampo era una criatura fantástica que tenía la mitad del cuerpo con la forma de un caballo y la otra mitad con la forma de un pez. Esta criatura, que fue retratada por el historiador griego Pausanias en su famosa Descripción de Grecia, vivía en las profundidades del océano y servía como emblema de Poseidón. De hecho, según refiere Homero en sus obras, el carro de este dios era tirado por hipocampos. En la actualidad, se cree que el hipocampo podría estar relacionado con los caballitos de mar (cuyo nombre científico es Hippocampus).
El término hipocampo proviene de los vocablos griegos ἱππόκαμπος, cuyo origen se encuentra en el vocablo ἵππος y que haría referencia a «caballo», y κάμπος, que se puede traducir como «monstruo marino»
Dado que en el mundo griego no estaba del todo claro el ciclo del agua, no es de extrañar que se pensara que el hipocampo era capaz de vivir tanto en agua salada como en agua dulce (algo que sólo pueden hacer unos cuantos organismos)
Además de ser el nombre de esta criatura mitológica, hipocampo también es una de las principales estructuras del cerebro de los mamíferos y de los seres humanos. Este nombre fue puesto debido a la semejanza que esta parte del cerebro tenía con los caballitos de mar
Egipcia
Uróboros
Simbolismo del Uróboros
Uróboros, también conocido como uroboros u ouroboros, es una criatura fantástica cuyo registro data de al menos 3000 años. Esta criatura tenía la forma de una serpiente, un dragón o un reptil alargado que se comía su propia cola, formando la imagen de un círculo. El origen de la palabra proviene del griego ουροβóρος, formado por los vocablos οὐρά, que se traduce como “cola”, y βόρος, que se traduce como “que come”. De tal forma que ουροβóρος puede traducirse como “serpiente que se come la cola”.
El uróboros, como símbolo, representa el infinito, lo cíclico, el orden, el todo, el universo y el tiempo. De esta manera, en diversas culturas antiguas se le tenía como una manifestación del eterno retorno, de lo cíclico que eran los fenóm enos naturales, como la sucesión los días, las estaciones, los vientos y las mareas
Después, el uróboros fue utilizado por los alquimistas como un símbolo de la unidad espiritual y material que tenía las cosas, pues estas no se destruían y creaban, sino que solamente cambiaban de forma
Curiosamente, el lagarto armadillo (Ouroborus cataphractus), perteneciente a la familia Cordylidae y originario de Sudáfrica, sujeta su cola entre la mandíbula y adopta la forma de un círculo cuando se siente amenazado