Mesopotámica
Ninazu
Ninazu
Dentro de la mitología sumeria, Ninazu era el dios secundario del inframundo en el reino de Ereškigal. Se le conoce como mayordomo del inframundo, pues era el encargado de realizar los favores de otros dioses. Su nombre Nin –azu puede traducirse como Señor sanador, aunque no se le atribuyen poderes curativos, salvo en algunas ocasiones que curaba mordeduras de serpientes con hechizos. Su nombre también puede ser interpretado como Señor vertedor de agua.
Sus padres fueron el dios del cielo, Enlil y la señora de los cielos Ninlil, sin embargo, en algunas ocasiones se menciona a Ereškigal y Gugalana como sus padres. La esposa de Ninazu era la diosa Ningirida, aunque en ciertas ocasiones se atribuye este rol a Ereshkigal, diosa del inframundo. Entre sus descendientes más destacados esta Ningishida o Ningizzida, dios con cuerpo de serpiente y cabeza humana, conocido como el Señor del árbol de la vida. Ninazu tenía como símbolo al dragón serpiente Mušḫuššu.
Esta deidad del inframundo era el patrón de las ciudades sumerias Enegi y Ešnunna.
Culto
Los sumerios le rendían culto a Ninazu, el sexto mes del año por medio de ofrendas, las cuales eran llevadas a sus templos. Estas ofrendas eran entregadas esperando que el dios los recompensara con una buena cosecha. Sus templos principales se encontraban en Enegi y Ešnunna.
Mesopotámica
Lilith
Lilith
Lilit o Lilith es un personaje de la mitología mesopotámica y el folclore judío. Según la tradición judía, fue la primera mujer y acompañante de Adán, pero tras negarse a yacer debajo de él, dejó el Paraíso. Alejada de Dios y el primer hombre, Lilit se convirtió en un demonio roba niños y en la encarnación de la belleza maligna ligada a lo femenino. Es también considerada la madre del adulterio.
Origen mesopotámico
Más allá de la tradición hebrea (judía), el mito de Lilith parece tener su origen en la antigua Mesopotamia, pues según algunos estudios, existía entonces un grupo de demonios femeninos que, derivados de una criatura conocida como Lilitú, tenían características similares a la de la famosa figura mitológica: eran mitad divinas, mitad humanas, usaban su belleza y erotismo como armas; y la noche era su hábitat.
Esta tradición habría pasado con el tiempo a la cultura judía por medio de los semíticos que habitaron en Babilonia.
Adoptada por la tradición judía
Los judíos adaptaron entonces a la criatura maligna hasta que esta quedó vinculada posiblemente a la palabra “Laila”, que significaría noche. Ya en la tradición judía, Lilitú perdió varias de sus cualidades, adquiriendo una personalidad incluso más compleja. Su presencia se hizo frecuente en el folclore demonológico y los textos judíos, incluyendo el Génesis.
Lilith, la primera mujer de Adán
Según estos, el fragmento de Génesis en que Dios habla sobre la creación del hombre: «y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó; varón y hembra los creó», es el origen de Lilith, quien naciera igual que Adán y no como Eva, de su costilla. Estas dudas, hablan de dos mujeres en el Paraíso, la una creada del polvo a semejanza de Dios y la otra, nacida de la costilla del primer hombre, ya no como su igual sino como complemento.
Los diferentes rabinos han planteado que, o bien Adán fue creado andrógino, o como se cree en base al fragmento, hubo una mujer antes que Eva. Esta era rebelde y lujuriosa y termino abandonando el paraíso, tras revelarse contra Adán y su dominio.
En otros textos, se menciona que Lilith nació de la inmundicia y sedimento y no del polvo puro, es por esto que termino convertida en demonio y engendrando a otras criaturas malignas. Estas se dedicaban a atacar a las mujeres embarazadas y a robar niños de sus cunas, para luego matarlos.
Iguales
«¿Por qué he de yacer debajo de ti? Yo también fui hecha con polvo y, por tanto, soy tu igual»
En este respecto, existe otra interpretación, la cual es quizás la mas aceptada. En esta, Lilith nacía igual que Adán, del polvo puro y a semejanza de Dios. Sin embargo, se rebeló contra los designios de Dios y mostró un gran carácter. Al parecer Lilith se resistió a yacer debajo de Adán, quien termino forzándola. Ofendida, ésta pronunció el nombre de Dios en vano para luego abandonar el Edén dirigiéndose al Mar Rojo.
Esta versión de Lilith con su marcado carácter y libertad sexual, es al parecer una representación de las mujeres de Canaán, quienes eran criticadas por los hebreos por sus prácticas y libertades. Lilith se convirtió entonces en la encarnación de lo maligno ligado a lo femenino, el mal ejemplo que precedió a la obediente Eva.
De mujer a demonio
Después de abandonar el Edén, Lilith se estableció en el Mar Rojo, región que se caracterizaba según la mitología, por ser el lugar de innumerables demonios. Allí engendró nuevas criaturas, lo que no gustó al Creador. Este envió un grupo de ángeles para exigir su regreso, pero Lilith se negó arguyendo que debía cuidar a los recién nacidos hasta el octavo día si era hombre, y hasta el vigésimo si era niña.
Dios finalmente permitió que viviera, aunque como castigo hizo que cientos de sus hijos murieran cada día. Es por esto que, desde entonces, Lilith se propuso matar a los hijos de Adán y de todas las madres, como venganza.
La figura de Lilith, esta también posiblemente influenciada por el mito griego de la Lamia, quien, tras matar a sus propios hijos a causa de un engaño de Hera, sintió envidia por las otras mujeres y se dedicó a cazar y devorar a sus hijos, en forma de bestia.
Mesopotámica
Oannes
Oannes, mitología mesopotámica
Dentro de la mitología de las culturas de la Antigua Mesopotamia, más estrictamente en la sumeria, la babilonia y la caldea, Oannes, también conocido como Uanna, era una criatura con rango de semidiós que tenía la mitad del cuerpo con forma de pez y la otra mitad con forma de ser humano. Esta criatura era uno de los siete espíritus sabios (Apkallu), siendo creado por Enki, el señor de la tierra. De hecho, es mencionado como el primero de estos seres con el epíteto de “quien terminó los planes para el cielo y la tierra”. Se consideraba que había creado la civilización de Babilonia y las leyes, y que podía encontrarse en el golfo Pérsico, donde no tenía problema en hablar con las personas e instruirlas en distintos temas, como arquitectura, letras, matemáticas, buenos modales, etc.
Según se cuenta, existían siete Apkallu porque Mesopotamia era gobernada por siete reyes, así que cada uno funcionaba como un consejero personal de cada monarca. E incluso se pensaba que estos tenían relaciones maritales entre sí, pues, después del diluvio, aparecieron varios seres que eran mitad Apkallu y mitad persona.
Mesopotámica
Pasittu
Pasittu
Dentro de la mitología mesopotámica, Pasittu fue el demonio encargado de controlar el crecimiento de la población humana. Pasittu fue nombrado en el poema acadio, Atrahasis, en el que se relata como las deidades Enki y Nintu, deciden controlar el número de nacimientos humanos por medio de un demonio, el cual sería el encargado de arrebatar a los bebés de un tercio de las mujeres embarazadas.
Esta medida tomada por los dioses era menos drástica que las propuestas y tácticas del dios Enlil, quien enfadado por lo ruidosos que eran los humanos, intentó acabar con la humanidad en tres ocasiones. En el último de estos intentos, Enlil envió un gran diluvio, del cual se salvaron pocos humanos con la intervención de su medio hermano Enki. Cuando terminó el ataque de Enlil, los dioses crearon más humanos y al demonio encargado de mantener el control de la población, Pasittu.