Mexica
Huitzilopochtli
Mito de Huitzilopochtli
Habitaba una mujer en Coatepec de nombre Coatlicue. Tenía 400 hijos Surianos. Coatlicue cumplía una penitencia, tenía a su cargo el barrer la Montaña de la Serpiente. En una ocasión barría, y sobre ella bajó un plumaje fino. Ella empezó a colocarlos en sus senos y en ese momento quedó embarazada. Sus hijos estaban deshonrados por esta situación. Y su hermana Coyolxauhqui les dijo:
«Hermanos, ella nos ha deshonrado
hemos de matar a nuestra madre,
la perversa que se encuentra ya encinta.
¿Quien le hizo lo que lleva en el seno?
Cuando supo esto Coatlicue,
mucho se espantó,
mucho se entristeció.
Su hijo Huitzilopochtli, le confrontaba, le decía:
«No temas,
yo sé lo que tengo que hacer”.
Habiendo oído Coatlicue
las palabras de su hijo,
mucho se consoló,
se calmó su corazón,
se sintió tranquila.
Mientras tanto, los 400 Surianos, acordaron darle muerte a su madre, porque ella los había infamado. Y Coyolxauhqui multiplicaba el sentimiento de ira. Pero uno llamado Cuahuitlíac era falso en sus palabras. Así, se convirtió en el informante de Huitzilopochtli. Y Huitzilopochtli le respondía:
«Ten cuidado, está vigilante,
tío mío, bien sé lo que tengo que hacer».
Los 400 Surianos seguían dispuestos, y eran guiados por Coyolxauhqui. Usaron brazaletes, campanas, flechas y otros objetos. Cuahuitlícac subió en seguida a la montaña, para hablar desde allí a Huitzilopochtli, le dijo:
«Ya vienen.»
Huitzilopochtli le respondió:
«Mira bien por dónde vienen.»
Dijo entonces Cuahuitlícac:
-«Vienen ya por Tzompantitlan.»
Y una vez más le dijo Huitzilopochtli:
-«¿Por dónde vienen ya?»
Cuahuitlícac le respondió:
«Vienen ya por Coaxalpan.»
Y de nuevo Huitzilopochtli preguntó a Cuahutlícac:
-«Mira bien por dónde vienen.»
En seguida le contestó Cuahuitlícac:
-«Vienen ya por la cuesta de la montaña.»
Y todavía una vez más le dijo Huitzilopochtli:
-«Mira bien por dónde vienen.»
Entonces le dijo Cuahuitlícac:
«Ya están en la cumbre, ya llegan,
los viene guiando Coyolxahuqui.»
En ese momento nació Huitzilopochtli, y rápidamente se armó con plumas de águila, sus dardos, su lanzadardos azul, lanzadardos de turquesa y orejeras. Y uno de sus pies, el izquierdo, era enjuto, llevaba una sandalia cubierta de plumas. Y sus extremidades estaban pintadas de azul. Tochancalqui
puso fuego a la serpiente e hirió a Coyolxauqui, le cortó la cabeza, está quedó en la ladera de la montaña de la serpiente. Su cuerpo rodó hecho pedazos y se diseminó por varias partes. Al final, Huitzilopochtli los acosó, los ahuyentó, los destrozó, los aniquiló, y los anonadó. Sólo unos cuantos pudieron escapar de las manos de Huitzilopochtli.
Cogió sus atavíos, sus adornos, su anecúyotl, se los puso, se los apropió, e hizo de ellos sus propias insignias. Desde ese momento, y por su forma de concepción es venerado por los mexicas; le hacían sacrificios, lo honraban y servían. Se le realizaba el culto en Coatepec, la montaña de la serpiente.
Maya
Tonatiuh
El mito de Tonatiuh
Dentro de la mitología méxica y azteca, Tonatiuh, también conocido como Tonatiuhtéotl, era el dios del sol, la lluvia, el hogar y el patrón del cielo. Esto se debía a que fue el único dios en alumbrar exitosamente la tierra. Dentro del calendario azteca, Tonatiuh tenía por símbolo el oeste y el décimo noveno día del mes. En este calendario, conocido en la propia lengua como Tzolkin, los años tenían una duración de trece meses, los cuales representaban cada uno de los dioses del panteón de esta cultura. Cada mes estaba comprendido por 20 días, siendo el penúltimo, Quiáhuitl, el dedicado a Tonatiuh. Además, se decía que era el patrón del decimoctavo periodo de tonalpohualli, que iniciaba con el día ce ehécatl. Dada su importancia, se pueden encontrar representaciones de Tonatiuh en distintos códices prehispánicos, como el Códice Borgia y el Códice Telleriano-Remensis.
Según cuenta el mito cosmogónico mexica, luego de que los dioses habían creado la tierra, el agua, el fuego y Mictlán, el mundo de los muertos, se sentían insatisfechos porque el sol no iluminaba lo suficiente. Así que se reunieron para crear uno nuevo, para lo cual se necesitaba que uno de ellos se transformara en astro. Así, el primero en ofrecerse fue Tezcatlipoca, con lo que comenzó el primer ciclo. Poco después, Quetzalcóatl tuvo ganas de ser quien alumbrara el mundo, así que derribó a Tezcatlipoca de un golpe y lo sumergió en el agua para que se apagara. Luego de esto, Quetzalcóatl se convirtió en el segundo sol, iluminando todo cuanto existía. Furioso por la afrenta, Tezcatlipoca se transformó en jaguar y bajó de un zarpazo a Quetzalcóatl, quien lanzó vientos y tormentas sobre la tierra. Entonces la gente corrió a resguardarse y los dioses se transformaron en monos.
Después de esto, dado que ya se habían creado dos soles y dos generaciones de personas sin éxito, los dioses se sentían decepcionados con ellos mismos. Entonces, entre la desilusión general, Tláloc se ofreció para ser el tercer sol y dar inicio a una nueva era. Como los otros dioses aceptaron que fuera así, Tláloc ascendió al cielo y brilló sobre la tierra; pero como este era el dios de la lluvia, comenzó a caer de las nubes una lluvia de fuego que convirtió los ríos y los mares en llamas. La gente corrió de un lado a otro sin encontrar salvación, así que los dioses convirtieron a las personas en pájaros para que se refugiaran en el aire. Mientras tanto, los dioses se reunieron para encontrarle una solución a la situación. Entonces Quetzalcóatl sugirió que el nuevo sol fuera Chalchiuhtlicue, la diosa del agua, para que pudiera apagar el incendio del mundo. Así, el cuarto sol se posicionó en el cielo y comenzó a caer una lluvia que no tuvo fin. Los ríos y los lagos se desbordaron, y al poco tiempo se inundó el mundo. Entonces los dioses transformaron a las personas en peces, para que pudieran sobrevivir.
Luego de que se acabara toda la lluvia posible, el cielo se abalanzó sobre la tierra y Quetzalcóatl y Tezcatlipoca tuvieron que convertirse en árboles para poder sostenerlo. Mientras tanto, los demás dioses quedaron afligidos por su nuevo error, pues habían acabado con el ser humano. Entonces los dioses se reunieron para crear un quinto sol. Tecuciztécatl y Nanahuatzin se ofrecieron, aun sabiendo que tenían que lanzarse a una pira para ello. Así, Tecuiztécatl, que era un dios orgulloso de su valentía, se lanzó a la fogata y salió inmediatamente cuando sintió el dolor de las quemaduras. De ahí surgieron las manchas del jaguar. Luego, Nanahuatzin, que era un dios humilde y callado, se lanzó al fuego y permaneció en él hasta convertirse en el sol. Celoso del otro, Tecuciztécatl se lanzó también, convirtiéndose en el segundo sol. Sin embargo, poco después sería asesinado por un dios menor que le lanzó un conejo, por lo cual se convirtió su cadáver quedó flotando en el cielo en forma de luna (y por ello puede verse un conejo en este satélite de vez en cuando). Mientras tanto, Nanahuatzin, que había quedado como el único sol, cambió su nombre a Tonatiuh.
Después de esto, los animales se acercaron a la diosa Ixmukané y le entregaron un fruto que había engendrado la tierra, el cual tenía muchas propiedades. Tomándolo entre sus manos, la diosa creó el primer hombre de maíz, Qaholom. Este podía pensar, hablar y amar, por lo que tendría problema en adorar a los dioses. No obstante, dado que el hombre del maíz no sabía cómo rezar, le pidió ayuda a las diosas para que lo instruyeran. Estas le enseñaron cómo reverenciar a los dioses y le entregaron una mujer, Alom, la Gran Madre, con quien concibió muchos hijos, quienes habrían de poblar la tierra.
Azteca
Meztli e Ixchel
Mito de Meztli
Dentro de la mitología mexica, Meztli, también conocido como Metzi o Metzti, es la diosa de la luna. El nombre de esta deidad traducía literalmente “luna” o “luna negra”. En esta cultura, al igual que otras culturas propias de Mesoamérica, los dioses nacían a partir de los elementos de la naturaleza. Así, el dios principal representaba al Sol y la diosa principal o diosa secundaria representaba la Luna. Así, para los mexicas el dios principal era masculino, pero se convirtió en femenino al transformarse en la Luna. Dado que esta civilización ya conocía el efecto de la gravedad de nuestro satélite sobre las mareas, quisieron representar dicha relación en el símbolo de esta diosa: una serpiente que lleva el agua del cielo en su estómago. Aunque en el Códice Borgia se puede ver representada como una serpiente que tiene un conejo en su vientre.
Además de todo esto, se creía que era diosa con un gran poder sobre el mundo, pues era capaz de controlar las mareas y distintos desastres naturales relacionados con el agua. Aun así, no se le tenía por una diosa cruel, sino por una diosa bondadosa, pues era la patrona del embarazo y se decía que fue la inventora del tejido. La relación entre embarazo y agua se puede encontrar en los fluidos corporales de la madre que mantienen al bebé con vida. Por esto se hablaba de Meztli como una madre y por ello su símbolo, la serpiente con agua, se puede interpretar como una víbora embarazada. De todas maneras, en su apariencia antropomórfica se le representaba con una falda que tenía bordados varios huesos cruzados. Esto señalaba la mortalidad que podía causar.
Mito de Ixchel
Dentro de la mitología maya, Ixchel era la diosa del amor, del agua, la luna, el tejido, la gestación y la medicina. Esta era la consorte del dios solar y se le representaba siempre como una anciana que tenía una vasija llena de agua entre las manos, la cual vaciaba a veces
El templo más importante de esta diosa se encontraba —y todavía sigue en pie— en la isla Cuzamil, hoy Cozumel, en la provincia maya de Ecab, en Yucatán.
Maya
Mixcóatl
El mito de Mixcóatl
Dentro de la mitología mexica, Mixcóatl es el dios de la guerra, las tempestades y la cacería. Su nombre está conformado por los vocablos náhuatl mixtli, que se puede traducir como “nube”, y coatl, que se puede traducir como “grupo” o “serpiente”. De todas maneras, en esta misma lengua la palabra mixcoātl traducía “tormenta”. En otras regiones, este dios era conocido bajo otro nombre. Así, en Tlaxcala y Huexotzinco se le conocía como “Camaxtle”, y en Michoacán se le conocía como “Taras”. Los antiguos mexicas pensaban, mirando hacia el cielo, que la Vía Láctea era un símbolo de este dios; aunque también pensaban que representaba a Iztac-Mixcóatl, un dios celeste semejante a Ometéotl. Aparte de dios, Mixcóatl también fue un guerrero legendario, quien tuvo por hijo a Cē Ācatl Topiltzin Quetzalcóātl y quien guio a los chīchīmēcas hasta la región de Tula (Hidalgo en la actualidad) alrededor del siglo X.
El origen de Mixcóatl está en el origen mismo del universo, dentro de la cosmovisión mexica. En el principio, los dioses creadores, Tonacatecutli, dios del sustento, y Cihuacoatl, diosa de la fertilidad y de las parteras, tuvieron cuatro hijos: Tezcatlipoca Rojo (Tlatlauhqui-tezcatlipoca), Tezcatlipoca Negro (Yayauhqui-tezcatlipoca), Tezcatlipoca Blanco (Iztauhqui-tezcatlipoca, también conocido como Quetzalcóatl) y Tezcatlipoca Azul (Xoxoauhqui-tezcatlipoca, también conocido como Huitzilopochtli). Así, Mixcóatl era la parte roja de Tezcatlipoca Rojo, dios de los guerreros, los hechiceros y los gobernantes. Cuando este último se convirtió en Mixcóatl, creó un incendió al hacer girar el cielo sobre su eje, con lo cual les otorgó el fuego a los seres humanos. Además, después también creó fuego al chocar dos pedernales sobre hierbas secas.
Para los mexicas, este dios era el padre del dios Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, también personaje legendario tolteca y deidad más importante de la cultura mesoamericana, pues descubrió el maíz y lo trajo a los seres humanos. Gracias a este, las personas pudieron alimentarse mejor y desarrollar ciudades y sociedades más complejas. Además de este dios, fue el padre de cuatrocientos hijos más, los cuales eran conocidos colectivamente como Centzon Huitznahua, los cuales fueron devorados por Huitzilopochtli cuando intentaban, junto a su hermana Coyolxauhqui, asesinar a su madre, Coatlicue, quien estaba en embarazo. De tal forma que antes de recibir el golpe mortal, Huitzilopochtli nació armado y defendió a su progenitora. Al igual que en otras culturas los mexicas acostumbraban a hacer sacrificios para venerar o tener contento a algún dios en específico. Para honrar a Mixcóatl, era necesario sacrificar conejos, serpientes y pájaros.