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Mesoamérica

El feroz Tezcatlipoca

El mito de Tezcatlipoca

Dominio público

El mito del feroz Tezcatlipoca

Dentro de la mitología azteca, Tezcatlipoca es el vengativo dios de la ferocidad y la crueldad. Este bajó a la tierra, al país de Tula, tras deslizarse por una tela de araña. El rey de este lugar era Quetzalcóatl, quien le había enseñado a su pueblo todas las ciencias y saberes. Cuando llegó y vio a los habitantes de Tula, Tezcatlipoca les presagió que sufrirían terribles males en el futuro, como la erupción de un volcán cercano, y les señaló el cielo, en donde volaba dificultosamente un pájaro atravesado por una flecha. Después de esto, Tezcatlipoca se presentó en el palacio de Quetzalcóatl, quien lo recibió con gran hospitalidad. Así, este lo invitó un día a jugar a los bolos en el jardín del palacio. Aquí los observaba una gran multitud, entonces Tezcatlipoca se convirtió en un jaguar y espantó a las personas con su rugido.

Tras esto, con la intención de apoderarse del reino de Tula, se transformó en anciano y le dio una pócima al rey, la cual le dio ganas de irse del país. Después, Tezcatlipoca se convirtió en un bello mancebo vendedor de pimienta y se presentó desnudo en el mercado de Tula. La princesa lo vio así desde la ventana de su palacio y quedó enamorada de él. Como se trataba de un plebeyo sin categoría, la joven calló su amor y enfermó gravemente por la pasión. Al verla en tal estado, el rey hizo que los mejores médicos de su nación la atendieran. Estos descubrieron el amor y se lo comunicaron a Quetzalcóatl, quien mandó a llamar al mancebo, lo vistió según la costumbre tolteca y le ofreció la mano de la princesa. Tezcatlipoca se presentó así, vestido como tolteca, en la habitación de la princesa. Esta se vio curada de su nostalgia y corrió a abrazar a su amado. Poco tiempo después, se desposaron.

Pese al amor que ambos se tenían, las personas de Tula se indignaron al saber que la princesa se había desposado con un cualquiera, quien además era extranjero. Entonces una turba se reunió frente al palacio para exigirle al rey que hiciera algo. Quetzalcóatl, que en el fondo también estaba disgustado con su yerno, se reunión con los nobles y acordó que Tezcatlipoca tenía que ser enviado a la guerra contra la gente de Coatepec, donde seguramente perdería la vida. Fue enviado entonces bajo el nombre de Toveyo junto a un grupo de guerreros escuálidos, quienes estaban ahí más por castigo que por decisión propia. El ejército de Toveyo fue entonces contra Coatepec, quienes los rodearon y se lanzaron a liquidarlos. Esta noticia llegó al rey de Tul, quien celebró que su yerno hubiera muerto; pero al poco tiempo llegó la noticia de que Toveyo había triunfado y había derrotado al fiero ejército enemigo.

Luego de la batalla, Toveyo volvió a Tula y organizó una fiesta para celebrar su triunfo. Los invitados llegaron entonces al valle de Texcalapa, donde Toveyo se encontraba bailando y tocando su tambor mágico. Las personas comenzaron a bailar entonces aumentando el ritmo al son del tambor

. Toveyo fue aumentando la frecuencia de los golpes y las personas comenzaron a bailar cada vez más y más rápido, hasta que finalmente enloquecieron y comenzaron a pelear los unos con los otros, matándose entre sí sin poder dejar de bailar. Así, Toveyo fue conduciendo a los últimos a través de la llanura, llena de gritos y alaridos, hasta que llegaron bailando al borde de un abismo. Entonces fueron cayendo uno por uno, quedando convertidos en piedra. Las pocas personas que sobrevivieron, volvieron a Tula sin que pudieran recordar nada.

Luego de Quetzalcóatl se fuera del país, Tezcatlipoca cometió una masacre en el jardín del anterior rey. Así, mandó a un grupo de varios trabajadores para que laboraran ahí, y luego se dejó caer sobre estos en forma de Teguios, aplastando a varios y dejando enloquecidos a los que sobrevivieron. Después, se transformó en el hechicero Tlacavepan, temido por la gente de Tula. Así, se presentó en el mercado de la ciudad cuando más estaba concurrido, y mostró una pequeña muñeca que bailaba por sí misma. La gente se fue agolpando frente al espectáculo y comenzaron a aplastarse unos sobre otros, dejando varios cadáveres sobre el suelo. Después confesó que había sido él, Tlacavepan, el causante de aquellas muertes, por lo cual debía ser lapidado. Las personas entonces tomaron piedras y se las arrojaron, dejando el cadáver del brujo sobre el suelo. Este luego comenzó a descomponerse y liberar un gas venenoso que mató más personas. Luego, el cuerpo, todavía vivo, le dijo a la gente de Tul que mejor arrastraran su cuerpo a las afueras de la ciudad. Y así lo intentaron, pero el cuerpo estaba tan pesado que no pudieron. Por el contrario, halaron con tanta fuerza, que terminaron rompiéndose los huesos. Sin embargo, pudieron sacarlo mientras halaban la cuerda y cantaban una canción al mismo tiempo.

Poco tiempo después, cayó una lluvia de piedras sobre Tul que mató a más personas. Después, Tezcatlipoca se convirtió en bruja y volvió a Tul para vender banderitas. Cuando la gente tocaba estas, corrió por la ciudad y terminaba suicidándose al saltar de un abismo. Luego de todas estas desgracias, y tras perder los alimentos almacenados cuando se pudrieron, los últimos toltecas, débiles y hambrientos, pudieron percibir un olor a mazorca tostada. Siguiendo el olor, llegaron hasta donde estaba la bruja, quien los vio morir sin que alcanzaran a llegar al alimento. Así desapareció la nación tolteca.

Leyenda

Popol Vuh

¿Qué es el Popol Vuh?

Cuilomerto [CC BY-SA 3.0], via Wikimedia Commons

¿Qué es el Popol Vuh?

El Popol Vuh es una compilación de varios relatos míticos, históricos y legendarios de la comunidad k’iche, la población maya de Guatemala más numerosa de todas. Debido a la complejidad de su contenido, es considerado por los expertos como uno de los escritos más importantes sobre las culturas mesoamericanas prehispánicas. Por lo mismo, los mayas lo consideran como un libro sagrado. Este texto fue publicado en español entre 1701 y 1703 en la ciudad de Santo Tomás Chichicastenango, departamento de Quiché, Guatemala. La primera página del manuscrito se encuentra en la Bilioteca Newberry de Chicago, Estados Unidos.

Resumen

El Popol Vuh narra los siguientes sucesos:

Origen del mundo: en primer lugar, los dioses crean el mundo, con sus montañas y valles. Luego crean los animales, pero estos son incapaces de adorarlos. Entonces los condenan a que se coman unos a otros. Los dioses después crearon los hombres de barro, pero estos eran frágiles y no consiguieron levantarse ni adorarlos. Entonces crearon los seres humanos de madera, pero no tenían sentimientos, por lo cual decidieron convertirlos en monos. Más tarde, los gemelos Ixbalanqué y Hunahpú intentan matar a Vucub Caquix por su arrogancia, pero fracasan. Al intentarlo de nuevo, finalmente lo consiguen.

Historia de Hunahpú e Ixbalanqué: Los dioses Ixmukané e Ixpiyacoc tuvieron un par de hermanos. Luego Ixbakiyalo y Hun Hunahpú engendraron dos gemelos: Hunchouén y Hunbatz. Después los señores de Xibalbá asesinaron a los hermanos Vucub Hunahpú y Hun Hunahpú, colgando la cabeza de este último en la rama de un árbol. HunHunahpú e Ixquic tuvieron a un par de gemelos que más tarde se volverían héroes: Ixbalanqué e Hunahpú. Estos vivieron con su madre y Ixmukané, su abuela paterna, batallando con Hunchouén y Hunbatz. Luego estos últimos dos fueron transformados en monos. Con un poco de magia, Hunahpú e Ixbalanqué cortaron los árboles. Tras esto, los gemelos héroes se encontraron con una rata, la cual les contó la historia de sus ancestros. Después de esto, los señores de Xibalbá llaman a los gemelos desde el inframundo, retándolos a superar una serie de pruebas. Estos consiguen superar las pruebas, pero Hunahpú muere a manos de un murciélago. Por suerte, su hermano logra resucitarlo. Pese a esto, los dos terminan suicidándose en las llamas de una hoguera, siendo sus huesos llevados por el agua de un río. Poco después, los gemelos regresan a la vida y matan a los señores de Xibalbá.

Formación de los hombres de maíz: al comienzo, se crearon cuatro hombres de maíz: Balam Quitzé, el primero; Balam Akab, el segundo; Mahucutah, el tercero; e Iqui Balam, el cuarto. Después de esto, los dioses crearon las primeras cuatro mujeres. Entonces los hombres las desposaron y comenzaron a tener hijos con ellas, poblando la tierra.

El amanecer y Hacauitz: Venus aparece después de que nace el sol, causando mucha dicha para todos. Tras esto, los dioses se convierten en piedra y sólo queda libre Zaquicoxol. Mientras tanto, los cuatro varones k’iche se esconden en una montaña. Después Tohil, dios de los k’iche, ordena que se secuestren personas de otros pueblos para que le sean sacrificados. Las demás tribus, preocupadas por esta situación, mandan cuarto jóvenes muy hermosas para seduzcan a los k’iche y los lleven a la desgracia. Sin embargo, su plan es frustrado cuando las engañan con cuatro mantos mágicos. Entonces las demás tribus envían un ejército conjunto para derrotar a lo k’iche en lo alto de la montaña. Pero cuando están subiendo por esta, son derrotados por un sueño que les envía Tohil. Así los cuatro k’iche roban las armas de sus enemigos. Después de esto, los cuatro dan sus consejos y mueren uno por uno. Su territorio entonces heredado por sus hijos.

Relatos sobre migraciones: los hijos de los primeros k’iche vuelven a la ciudad de Tula, en donde Nacxit les entrega los símbolos de poder. Tras regresar al cerro Hacauitz, son recibidos con mucha alegría. Después, migran buscando un cerro donde puedan establecerse finalmente y erigir una ciudad. Así pasan por Chi Quix, donde el grupo se divide, y luego por Chi Chak, Humeta Ya, Qulba, Cauinal y después por Chi Ixmachi. Aquí comienza una guerra cuando los Ilocab engañan a los Istayul. Por ello, los primeros son esclavizados y el poder de los k’iche crece demasiado, causando terror a los pueblos vecinos. Así se forman los tres tinamit principales de la Confederación K’iche: Ahau Quiché, Cauiquib y Nihaib.

Fundación de Gumarcah y lista de generaciones: se funda la ciudad de Gumarcah en la actual Santa Cruz del Quiché, ubicada en el departamento de Quiché, Guatemala. Tras esto, se fundan las veinticuatro casas grandes, llegando a ser unidades de gran importancia social y política. Después se narran las conquistas que hicieron Gukumatz y Quikab, cuya naturaleza era prodigiosa. Luego los caueques k’iche anexionan varias tierras a su territorio al conquistar los pueblos vecinos. Estos comienzan a pagarles tributo. Después se nombran los diferentes casas grandes y chinamit que hubo en el territorio señalado, hasta la vida de Juan de Rojas, quien vivió la conquista española.

Personajes

Dentro del Popol Vuh se pueden encontrar los siguientes personajes:

  • Tepeu: dios creador del cielo.
  • Gucumatz: dios creador del cielo.
  • Hurakan: dios de las tormentas.
  • Balam Quitze: dios de las cosechas y los campos.
  • Balam-Agab: dios jaguar de la noche.
  • Mahcutah: uno de los hombres primigenios.
  • Iqui Balam: otro de los hombres primigenios.
  • Tojil: dios del fuego.
  • Hunanpú: uno de los hermanos gemelos ahpú.
  • Ixbalanque: otro de los hermanos gemelos ahpú.
  • Ixquic: madre de los gemelos ahpú.
  • Hunbatz: hijo de los ahpú.
  • Hunchouén: hermano del gemelo Ixbalanqué.
  • Vucub Caquix: dios de la Osa Mayor.
  • Zipacná: demonio con forma de caimán grande, hijo de Vucub Caquix.
  • Cabrakán: dios de los terremotos y las montañas.
  • Hun Camé: dios del inframundo.
  • Vucub Camé: demonio del inframundo en la tierra de Xibalbá.
  • Ixmukané: dios que le dio vida a los hombres de maíz.
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Maya

Huracán

El mito del dios Huracán

From Flickr

El dios huracán

Dentro de la mitología maya, Huracán era el dios de las tormentas, el viento y el fuego. El nombre de este se encuentra conformado por los vocablos mayas hun, que traduce “uno”, y racan, que traduce “pierna”. Por lo tanto, huracán se puede traducir como “el que tiene una sola pierna” o “pierna sola”, pues tenía un único pie en forma de cola de serpiente que terminaba con un pie con largas uñas como garras. Por esta razón, también era conocido como el dios cojo para los hablantes de la lengua quiché. Pese a esto, no era un dios ridículo ni menor, sino todo lo contrario: era una poderosa deidad que le gustaba traer destrucción al mundo por medio de tormentas.

Huracán también era conocido como “el corazón del cielo”. Este era representado con un ser antropomorfo con piel de serpiente, rasgos reptiloides y la cola de una serpiente. Además, portaba una enorme corona y una antorcha o un objeto humeante. En su honor, las grandes tormentas eran conocidas por los mayas como huracanes.; y en la actualidad se conocen así los ciclones tropicales. También fue uno de los trece dioses que tuvo participación en la creación del mundo y del hombre de maíz. Esto se puede encontrar relatado en El Popol Vuh

, el libro que cuenta el origen del mundo.

Según cuenta esta misma narración, Huracán vivía en lo alto del cielo, en medio de las nubes. Por esta razón, era el responsable de la lluvia y de otros fenómenos naturales relacionados con el clima. De esta forma, era el dios sobre el cual recaía la responsabilidad de castigar a los seres humanos por su desobediencia y malas acciones. Una vez, cuando los mayas no respetaron a los dioses y los hicieron enfurecer, los dioses le pidieron a Huracán que los castigara. Entonces lanzó una poderosa lluvia sobre la tierra, provocando inundaciones y malestar.

Este dios tenía tres manifestaciones:

  • Caculha Huracán: con la forma de un rayo con una sola pierna.
  • Raxa Caculhá: un rayo de gran belleza.
  • Chipi Caculhá: el rayo más pequeño de todos.
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Maya

Tonatiuh

Tonatiuhtéotl

From Wikipedia

El mito de Tonatiuh

Dentro de la mitología méxica y azteca, Tonatiuh, también conocido como Tonatiuhtéotl, era el dios del sol, la lluvia, el hogar y el patrón del cielo. Esto se debía a que fue el único dios en alumbrar exitosamente la tierra. Dentro del calendario azteca, Tonatiuh tenía por símbolo el oeste y el décimo noveno día del mes. En este calendario, conocido en la propia lengua como Tzolkin, los años tenían una duración de trece meses, los cuales representaban cada uno de los dioses del panteón de esta cultura. Cada mes estaba comprendido por 20 días, siendo el penúltimo, Quiáhuitl, el dedicado a Tonatiuh. Además, se decía que era el patrón del decimoctavo periodo de tonalpohualli, que iniciaba con el día ce ehécatl. Dada su importancia, se pueden encontrar representaciones de Tonatiuh en distintos códices prehispánicos, como el Códice Borgia y el Códice Telleriano-Remensis.

Según cuenta el mito cosmogónico mexica, luego de que los dioses habían creado la tierra, el agua, el fuego y Mictlán, el mundo de los muertos, se sentían insatisfechos porque el sol no iluminaba lo suficiente. Así que se reunieron para crear uno nuevo, para lo cual se necesitaba que uno de ellos se transformara en astro. Así, el primero en ofrecerse fue Tezcatlipoca, con lo que comenzó el primer ciclo. Poco después, Quetzalcóatl tuvo ganas de ser quien alumbrara el mundo, así que derribó a Tezcatlipoca de un golpe y lo sumergió en el agua para que se apagara. Luego de esto, Quetzalcóatl se convirtió en el segundo sol, iluminando todo cuanto existía. Furioso por la afrenta, Tezcatlipoca se transformó en jaguar y bajó de un zarpazo a Quetzalcóatl, quien lanzó vientos y tormentas sobre la tierra. Entonces la gente corrió a resguardarse y los dioses se transformaron en monos.

Después de esto, dado que ya se habían creado dos soles y dos generaciones de personas sin éxito, los dioses se sentían decepcionados con ellos mismos. Entonces, entre la desilusión general, Tláloc se ofreció para ser el tercer sol y dar inicio a una nueva era. Como los otros dioses aceptaron que fuera así, Tláloc ascendió al cielo y brilló sobre la tierra; pero como este era el dios de la lluvia, comenzó a caer de las nubes una lluvia de fuego que convirtió los ríos y los mares en llamas. La gente corrió de un lado a otro sin encontrar salvación, así que los dioses convirtieron a las personas en pájaros para que se refugiaran en el aire. Mientras tanto, los dioses se reunieron para encontrarle una solución a la situación. Entonces Quetzalcóatl sugirió que el nuevo sol fuera Chalchiuhtlicue, la diosa del agua, para que pudiera apagar el incendio del mundo. Así, el cuarto sol se posicionó en el cielo y comenzó a caer una lluvia que no tuvo fin. Los ríos y los lagos se desbordaron, y al poco tiempo se inundó el mundo. Entonces los dioses transformaron a las personas en peces, para que pudieran sobrevivir.

Luego de que se acabara toda la lluvia posible, el cielo se abalanzó sobre la tierra y Quetzalcóatl y Tezcatlipoca tuvieron que convertirse en árboles para poder sostenerlo. Mientras tanto, los demás dioses quedaron afligidos por su nuevo error, pues habían acabado con el ser humano. Entonces los dioses se reunieron para crear un quinto sol. Tecuciztécatl y Nanahuatzin se ofrecieron, aun sabiendo que tenían que lanzarse a una pira para ello. Así, Tecuiztécatl, que era un dios orgulloso de su valentía, se lanzó a la fogata y salió inmediatamente cuando sintió el dolor de las quemaduras. De ahí surgieron las manchas del jaguar. Luego, Nanahuatzin, que era un dios humilde y callado, se lanzó al fuego y permaneció en él hasta convertirse en el sol. Celoso del otro, Tecuciztécatl se lanzó también, convirtiéndose en el segundo sol. Sin embargo, poco después sería asesinado por un dios menor que le lanzó un conejo, por lo cual se convirtió su cadáver quedó flotando en el cielo en forma de luna (y por ello puede verse un conejo en este satélite de vez en cuando). Mientras tanto, Nanahuatzin, que había quedado como el único sol, cambió su nombre a Tonatiuh.

Después de esto, los animales se acercaron a la diosa Ixmukané y le entregaron un fruto que había engendrado la tierra, el cual tenía muchas propiedades. Tomándolo entre sus manos, la diosa creó el primer hombre de maíz, Qaholom. Este podía pensar, hablar y amar, por lo que tendría problema en adorar a los dioses. No obstante, dado que el hombre del maíz no sabía cómo rezar, le pidió ayuda a las diosas para que lo instruyeran. Estas le enseñaron cómo reverenciar a los dioses y le entregaron una mujer, Alom, la Gran Madre, con quien concibió muchos hijos, quienes habrían de poblar la tierra.

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