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Celta

El lago de la llanura 

Antramir [CC BY-SA 3.0], via Wikimedia Commons

Leyenda El lago de la llanura

La leyenda celta del lago de la llanura cuenta la historia de un amable y joven rey que al conocer la rutina de una trio de ninfas, decidió esperar y capturar a una de estas, la cual se convirtió en su esposa. Vivieron felices por largo tiempo alejados de la sociedad, pero un día este rompe la única condición puesta por la ninfa, provocando la ira del mágico ser.

Leyenda

Hace mucho tiempo en un gran castillo vivía un joven rey, quien era conocido por su amabilidad y perseverancia. Bajo el imponente castillo había una enorme cueva que daba paso a los mundos inferiores en los que habitaban poderosos seres mágicos; junto a la entrada de la cueva existía un gran manantial, del cual salían tres hermosas ninfas. Al descubrir que estas solo salían en las noches de luna, decidió quedarse a observarlas oculto tras la entrada de la cueva. Mientras estas bailaban a la luz de la luna esperó pacientemente en la entrada, en el momento que estas regresaron dejó pasar a dos de las hermosas ninfas, pero a la tercera, que era la más joven y hermosa la sujetó del brazo, llevándola fuera de la cueva; en ese instante las otras ninfas corrieron hacia el manantial desapareciendo rápidamente. La joven cautiva rogó para que este la dejara ir, pero sus suplicas no fueron escuchadas, entendiendo que este no la dejaría ir, aceptó casarse con él con una sola condición, mientras ella viviera con él no debía invitar a nadie al castillo

, esta condición fue aceptada por el joven rey.

Los dos vivieron varios años sin problema alguno, ya que el rey respeto la condición de la ninfa. No obstante, un día el rey decidió colocar su hermoso caballo de carreras en las carreras de Kood, por lo cual pidió permiso a su esposa para salir del castillo por corto tiempo, esta accedió y le recordó que no debía traer a ningún amigo a casa. El señor del castillo regresó solo esa noche con el premio que obtuvo su veloz caballo, en ese mismo momento pidió nuevamente a su esposa que le dejara asistir al evento nuevamente, ella accedió y le recordó su promesa. Al día siguiente el rey regresó solo, por lo cual salió nuevamente el día siguiente, pero en esta ocasión algunos de los amigos del rey le emborracharon, provocando que este les contara su secreto. Intrigados por la hermosa esposa le persuadieron para que este les llevara al castillo, el rey en estado de embriaguez aceptó sin considerar las consecuencias que esto tendría.

Cuando estos se acercaban al castillo, la ninfa pudo verlos, al notar que su esposo estaba rodeado por una gran cantidad de hombres, enfureció y decidió abandonarle en ese mismo instante

, salió por la puerta aturdiendo con su belleza a los hombres que acompañaban al rey, este al ver a su esposa, entendió lo que pasaba, corrió hacia esta para tratar de detenerle, pero en ese mismo momento del manantial empezó a brotar gran cantidad de agua, la cual en poco tiempo cubrió toda la llanura, al punto en que esta se convirtió en un lago. De esa manera el rey aprendió su lección y nunca volvió a seguir las recomendaciones inadecuadas de sus amigos.

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Cornucopia

Simbolismo de la cornucopia

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Simbolismo de la cornucopia

La cornucopia es un símbolo compuesto por un cuerno de cabra lleno de oro u alimentos. Este fue tomado como una representación de la abundancia y la prosperidad desde hace miles de años, aproximadamente desde el siglo V a. C. Por ello, se tiene un mito relacionado con Zeus que explica su origen dentro de la mitología griega; aunque su influencia se puede ver también en el mundo celta, donde representaba a Epona, la diosa que cuidaba de los jinetes, los viajeros y los animales de carga. Además, dentro de la mitología romana representaba a las diosas menores Fortuna, Abundancia, Ocasión, Liberalidad, Prudencia y Alegría.

Según cuenta el mito, Rea ocultó a su hijo en Creta y le dio a Cronos una piedra envuelta en un pañal (ónfalo), que fue devorada por este pensando que era un bebé real. En Creta, más precisamente en el monte Ida, Zeus, el verdadero niño, fue encontrado por la ninfa Amaltea y criado por esta junto con su cabra. La ninfa lo alimentó entonces con leche del animal y miel de abeja. Un día, uno de los cuernos de la cabra se rompió. Amaltea lo llenó con frutas y flores y luego se lo llevó a Zeus, quien lo subió al cielo y lo convirtió en la cornucopia, símbolo de prosperidad para los griegos.

La cabra, por su parte, también fue ascendida por Zeus hasta al cielo, donde se convirtió en la constelación de Capricornio (aunque en otras versiones se convirtió en la estrella Capella, la estrella más brillante de la constelación de Auriga). En otras versiones, es el mismo Zeus quien le rompe el cuerno a la cabra, y este pasa de mano en mano entre varios héroes debido a su gran valor. Según varios autores, Zeus tomó la piel de la cabra y la convirtió en su famosa égida. Luego de ello, regresó y salvó a sus hermanos, venciendo a Cronos con ayuda de los Cíclopes y los Hecatónquiros.

En una variante del mito, Heracles (Hércules) se enfrenta con el dios Aqueloo, quien era capaz de convertirse en cualquier cosa.  El enfrentamiento tuvo su origen porque ambos buscaban la mano de Deyanira. Al final, Heracles se impuso ante Aqueloo y le rompió un cuerno cuando este se convirtió en toro. El dios se rindió con la condición de que le devolviera el cuerno, y a cambio él le daría uno de la cabra Amaltea que no paraba de producir frutos. En algunas versiones, Heracles acepta y toma el cuerno de la cabra; en otras, se queda con el cuerno del dios y se lo entrega a las náyades, quienes lo llenan con flores y frutos.

En la actualidad, la imagen del cuerno ha sido reemplazada por cestas de mimbre con formas cónicas, como las utilizadas en el Día de Acción de Gracias. De esta forma se puede encontrar en el escudo de al menos cinco países latinoamericanos: Colombia, Panamá, Perú, Venezuela y Honduras; en los escudos de Mendoza (Argentina), Copiapó (Chile) y Cagayán de Oro (Filipinas); en el gran Sello del Estado de Carolina del Norte; y en los blasones de Kharkiv (Ucrania) y Huntingdonshire (Inglaterra).

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Celta

Trisquel

Significado del trisquel

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Simbolismo del trisquel

El trisquel, también conocido como triskel, trinacria o trikele, es un símbolo celta conformado por tres espirales cuyas líneas exteriores se unen formando una especie de hélice de aspas redondeadas. Los celtas fueron una cultura prerromana que se extendió desde las islas del Reino Unido y el Norte de Francia hasta la mayor parte de Europa, incluida Turquía, España, el sur de Alemania y varias regiones de Europa Central. Las espirales del trisquel usualmente están organizadas en forma de triángulo o pirámide, con dos espirales abajo y una arriba. Dado que este símbolo encarna la espiral y el número tres, sagrado para los celtas, se tiene por una manifestación del equilibrio, la armonía, el orden, el universo y la perfección.

De esta manera, el trisquel era utilizado exclusivamente por los druidas, los sacerdotes y profetas celtas que estaban imbuidos por awen

(término semejante al de “inspiración”). Esto se debe a que, según narran los escritos, el símbolo estaba dotado de poderes mágicos, por lo cual su uso debía ser responsable. Además de ser portado como amuleto por los druidas, este símbolo se puede encontrar en algunas ruinas que fueron, anteriormente, lugares rituales y ceremoniales. Se decía que el trisquel representaba los tres momentos del tiempo: el pasado, el presente y el futuro; y que representaba el comienzo y el fin, la corporeidad y el espíritu, el crecimiento, la evolución y el aprendizaje perpetuo.

Portado por los druidas, era utilizado para realizar sanaciones, pues acompañado de los rituales precisos, era capaz de curar la fiebre y las heridas de batalla

. Según señalaban los mismos druidas, la espiral de arriba representaba los sentidos, las sensaciones y las limitaciones y posibilidades del cuerpo; la segunda espiral simbolizaba la razón, la consciencia, el pensamiento y las ideas; mientras que la última espiral, conocida como triskilla, representaba el camino de aprendizaje que tenía el alma en el mundo de los dioses y de los espíritus.

A lo largo de la historia se han podido encontrar distintos trisqueles grabados en varios yacimientos arqueológicos. Así, se han descubierto en monedas de la época celta; en edificaciones de la ciudad de Ilíberis, en Granada, la cual prosperó antes de la emergencia de los romanos; y en forma de petroglifos, luego de que se desgastara la piedra con utensilios afilados y contundentes. La mayor parte de estos descubrimientos han tenido lugar, en cuanto a España se refiere, en el País Vasco, Galicia, Asturias y Cantabria.

Al parecer, los griegos asimilaron el trisquel celta y lo transformaron en triskelion (τρισκέλιον), aunque reemplazaron las espirales por piernas. Este símbolo se puede hallar en el escudo que tiene la Isla de Man, Reino Unido; y en el escudo de Sicilia, Italia, la cual tiene en el medio la cabeza de la medusa.

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Celta

Teutates

G.Garitan [CC BY-SA 3.0], via Wikimedia Commons

Mito de Teutates

Teutates Dios de la guerra y protector del pueblo de Galia, es considerado uno de los dioses más fuertes de la mitología celta. Es conocido por diversos nombres como Tutatis (pueblo), Albiorix (rey del mundo) y Caturix (rey de la batalla), los cuales hacen alusión a sus funciones como protector, defensor y deidad de la batalla. Suele ser asociado con el Dios latino, Júpiter y con Dios de la guerra romano, Marte, en relación a este último se cree que Teutates puede ser el nombre que los habitantes de Galia daban al Dios romano, sin embargo, esto no está corroborado. Esta deidad también fue considerada el Dios de la unidad de la tribu, ya que estaba encardo de mantener los lazos entre los hombres.

Teutates era uno de los miembros de la Triada de la Noche, conjunto de dioses conformado por el Dios de la naturaleza, Ésus y la deidad de las tormentas, Taranis. Estas deidades solían ser invocadas por los druidas de la noche, grupo de religiosos, sacerdotisas, brujos y poetas que vivían en lo profundo del bosque alejados de las tribus. Estos invocaban a las deidades por medio de ritos lunares en los que pedían poder, sabiduría y otros favores, asimismo, estos rituales eran una muestra de rendición ante la deidad.

Esta deidad predecesora del hombre fue una de las figuras más conocidas en el territorio de Galia, el cual lo vio cómo su deidad protectora. En este territorio se le rendía culto a la deidad por medio de una serie de ofrendas, entre la cuales solía incluirse los sacrificios humanos, era costumbre que tras la batalla el soldado quemara todo el botín de guerra junto a los prisioneros como agradecimiento por la victoria. Existían diversas razones por las cuales eran llevados a cabo estos sacrificios, en algunos casos era una muestra de agradecimiento por la protección de la deidad o por la victoria en la batalla; en otros casos se realizaba esta práctica como un intercambio, en el que una persona cerca de la muerte entregaba a otro para así extender su periodo de vida.

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