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Celta

Beowulf

Marshall, Logan, tr [Public domain], via Wikimedia Commons

Leyenda de Beowulf

Beowulf fue un mítico héroe nórdico y rey de Gauta, sobre el cual se escribió un largo poema épico, en el que se relata la lucha del guerrero contra tres poderosos enemigos, Grendel la bestia, la bruja madre de Grendel y un dragón. Tras sus primeras hazañas se convirtió en el rey de Gauta, territorio que gobernó felizmente por cincuenta años; al final de su vida enfrentó el abandonó de algunos de sus hombres y su pueblo, pero esto no afectó su carácter valiente, el cual le llevó a sacrificar su vida en su última batalla ante el dragón, al cual derrotó no sin antes ser herido de gravedad. El relato en el libro termina con los honores fúnebres realizados por los habitantes de Gauta; según los estudiosos el escrito data del siglo VII y los hechos narrados son del siglo V, sin embargo, algunos investigadores mencionan que este tiene más antigüedad, paso de generación en generación de manera oral y solo fue puesto en papel siglos más tarde. La primera impresión fue realizada en la primera mitad del siglo XIX.

Historia de Beowulf

El castillo del rey Hrothgar ubicado en la isla de Selandia, Dinamarca, era el centro de esplendidas y llamativas fiestas durante la noche. El ruido producido por la celebración era tan alto, que provocaba que el temible y poderoso Grendel despertara, este era una bestia que vivía en las ciénagas; al despertar el furioso Grendel arremetía contra los invitados del rey y su fiesta, matando y devorando a cuanto guerrero se cruzase en su camino. Las fiestas y los ataques de la bestia se prolongaron por doce años, sin que ningún guerrero pudiera acabar con Grendel

, situación que no solo preocupo al rey, sino a los habitantes del reino, que estaban siendo afectados por los constantes ataques de la bestia.  Con el tiempo las noticias sobre los ataques se difundieron por todas las tierras nórdicas, llegando a los oídos de un joven guerrero, Beowulf, este decidió ponerle fin al problema, partiendo desde su hogar con un grupo de catorce hombres hacia Heorot.

Su repentina aparición provocó sospechas, sin embargo, el desesperado rey Hrothgar, vio en este una oportunidad para terminar con la serie de ataques que aquejaban a su reino, por lo cual ofreció un banquete a Beowulf y sus hombres, posteriormente el rey se retiró, dejando la vigilancia de la sala a cargo de los hombres de Gauta; como era de esperarse esa misma noche apareció Grendel, bestia que violentamente derrumbó las puertas del salón y devoró a numerosos hombres, suceso que despertó la ira del joven, quien en ese momento comenzó a luchar cuerpo a cuerpo con Grendel, la lucha terminó cuando Beowulf arrancó el brazo de la bestia, dejándole gravemente herido

, este regresó al hogar de su madre en la ciénaga y allí falleció.

Tras la victoria del guerrero, el rey organizó un festín en su honor, asimismo, como premio le dio un collar y otras riquezas. Mientras se llevaba a cabo la celebración, apareció la madre de Grendel, una poderosa bruja la cual estaba furiosa por el asesinato de su querido hijo, mató a Esker, guerrero de Hrothgar y se marchó con el brazo que su hijo había perdido. Sin demoras, Beowulf y sus hombres siguieron a la bruja hasta su hogar, nadaron por un casi un día en las profundidades de un lago en el que nadaban numerosas bestias sobrenaturales, seguido se encuentran con la madre de Grendel, con la cual Beowulf se enfrascó una reñida lucha. Tras ser herido el guerrero consigue cortar la cabeza de la madre, poniendo fin a su vida; después cortó la cabeza de Grendel, cuyo cuerpo reposaba en la casa de su madre, con esta regresó al reino de Heorot.

Después de su victoria definitiva, Beowulf regresó a su tierra con grandes riquezas. Tras la muerte del rey de Gauta, Beowulf fue elegido como el nuevo gobernante, estuvo al mando del reino por cincuenta años, en los que sus habitantes prosperaron y vivieron felices, sin embargo, un día aparece un temible dragón, el cual comenzó a atacar el territorio de Gauta, devastando toda la región. Entendiendo que estaba cerca de su muerte, Beowulf se lanzó al combate junto a su fiel guerrero Wiglaf, los dos vencen a la bestia, no sin antes salir gravemente heridos. Al terminar el combate Beowulf, muere dejando un gran vacío en sus leales súbditos, estos rindieron homenaje al guerrero quemando su cuerpo junto al tesoro del dragón en una pira puesta en lo alto de una colina que tenía vista al mar.

Celta

Cornucopia

Simbolismo de la cornucopia

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Simbolismo de la cornucopia

La cornucopia es un símbolo compuesto por un cuerno de cabra lleno de oro u alimentos. Este fue tomado como una representación de la abundancia y la prosperidad desde hace miles de años, aproximadamente desde el siglo V a. C. Por ello, se tiene un mito relacionado con Zeus que explica su origen dentro de la mitología griega; aunque su influencia se puede ver también en el mundo celta, donde representaba a Epona, la diosa que cuidaba de los jinetes, los viajeros y los animales de carga. Además, dentro de la mitología romana representaba a las diosas menores Fortuna, Abundancia, Ocasión, Liberalidad, Prudencia y Alegría.

Según cuenta el mito, Rea ocultó a su hijo en Creta y le dio a Cronos una piedra envuelta en un pañal (ónfalo), que fue devorada por este pensando que era un bebé real. En Creta, más precisamente en el monte Ida, Zeus, el verdadero niño, fue encontrado por la ninfa Amaltea y criado por esta junto con su cabra. La ninfa lo alimentó entonces con leche del animal y miel de abeja. Un día, uno de los cuernos de la cabra se rompió. Amaltea lo llenó con frutas y flores y luego se lo llevó a Zeus, quien lo subió al cielo y lo convirtió en la cornucopia, símbolo de prosperidad para los griegos.

La cabra, por su parte, también fue ascendida por Zeus hasta al cielo, donde se convirtió en la constelación de Capricornio (aunque en otras versiones se convirtió en la estrella Capella, la estrella más brillante de la constelación de Auriga). En otras versiones, es el mismo Zeus quien le rompe el cuerno a la cabra, y este pasa de mano en mano entre varios héroes debido a su gran valor. Según varios autores, Zeus tomó la piel de la cabra y la convirtió en su famosa égida. Luego de ello, regresó y salvó a sus hermanos, venciendo a Cronos con ayuda de los Cíclopes y los Hecatónquiros.

En una variante del mito, Heracles (Hércules) se enfrenta con el dios Aqueloo, quien era capaz de convertirse en cualquier cosa.  El enfrentamiento tuvo su origen porque ambos buscaban la mano de Deyanira. Al final, Heracles se impuso ante Aqueloo y le rompió un cuerno cuando este se convirtió en toro. El dios se rindió con la condición de que le devolviera el cuerno, y a cambio él le daría uno de la cabra Amaltea que no paraba de producir frutos. En algunas versiones, Heracles acepta y toma el cuerno de la cabra; en otras, se queda con el cuerno del dios y se lo entrega a las náyades, quienes lo llenan con flores y frutos.

En la actualidad, la imagen del cuerno ha sido reemplazada por cestas de mimbre con formas cónicas, como las utilizadas en el Día de Acción de Gracias. De esta forma se puede encontrar en el escudo de al menos cinco países latinoamericanos: Colombia, Panamá, Perú, Venezuela y Honduras; en los escudos de Mendoza (Argentina), Copiapó (Chile) y Cagayán de Oro (Filipinas); en el gran Sello del Estado de Carolina del Norte; y en los blasones de Kharkiv (Ucrania) y Huntingdonshire (Inglaterra).

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Celta

Trisquel

Significado del trisquel

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Simbolismo del trisquel

El trisquel, también conocido como triskel, trinacria o trikele, es un símbolo celta conformado por tres espirales cuyas líneas exteriores se unen formando una especie de hélice de aspas redondeadas. Los celtas fueron una cultura prerromana que se extendió desde las islas del Reino Unido y el Norte de Francia hasta la mayor parte de Europa, incluida Turquía, España, el sur de Alemania y varias regiones de Europa Central. Las espirales del trisquel usualmente están organizadas en forma de triángulo o pirámide, con dos espirales abajo y una arriba. Dado que este símbolo encarna la espiral y el número tres, sagrado para los celtas, se tiene por una manifestación del equilibrio, la armonía, el orden, el universo y la perfección.

De esta manera, el trisquel era utilizado exclusivamente por los druidas, los sacerdotes y profetas celtas que estaban imbuidos por awen

(término semejante al de “inspiración”). Esto se debe a que, según narran los escritos, el símbolo estaba dotado de poderes mágicos, por lo cual su uso debía ser responsable. Además de ser portado como amuleto por los druidas, este símbolo se puede encontrar en algunas ruinas que fueron, anteriormente, lugares rituales y ceremoniales. Se decía que el trisquel representaba los tres momentos del tiempo: el pasado, el presente y el futuro; y que representaba el comienzo y el fin, la corporeidad y el espíritu, el crecimiento, la evolución y el aprendizaje perpetuo.

Portado por los druidas, era utilizado para realizar sanaciones, pues acompañado de los rituales precisos, era capaz de curar la fiebre y las heridas de batalla

. Según señalaban los mismos druidas, la espiral de arriba representaba los sentidos, las sensaciones y las limitaciones y posibilidades del cuerpo; la segunda espiral simbolizaba la razón, la consciencia, el pensamiento y las ideas; mientras que la última espiral, conocida como triskilla, representaba el camino de aprendizaje que tenía el alma en el mundo de los dioses y de los espíritus.

A lo largo de la historia se han podido encontrar distintos trisqueles grabados en varios yacimientos arqueológicos. Así, se han descubierto en monedas de la época celta; en edificaciones de la ciudad de Ilíberis, en Granada, la cual prosperó antes de la emergencia de los romanos; y en forma de petroglifos, luego de que se desgastara la piedra con utensilios afilados y contundentes. La mayor parte de estos descubrimientos han tenido lugar, en cuanto a España se refiere, en el País Vasco, Galicia, Asturias y Cantabria.

Al parecer, los griegos asimilaron el trisquel celta y lo transformaron en triskelion (τρισκέλιον), aunque reemplazaron las espirales por piernas. Este símbolo se puede hallar en el escudo que tiene la Isla de Man, Reino Unido; y en el escudo de Sicilia, Italia, la cual tiene en el medio la cabeza de la medusa.

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Celta

Teutates

G.Garitan [CC BY-SA 3.0], via Wikimedia Commons

Mito de Teutates

Teutates Dios de la guerra y protector del pueblo de Galia, es considerado uno de los dioses más fuertes de la mitología celta. Es conocido por diversos nombres como Tutatis (pueblo), Albiorix (rey del mundo) y Caturix (rey de la batalla), los cuales hacen alusión a sus funciones como protector, defensor y deidad de la batalla. Suele ser asociado con el Dios latino, Júpiter y con Dios de la guerra romano, Marte, en relación a este último se cree que Teutates puede ser el nombre que los habitantes de Galia daban al Dios romano, sin embargo, esto no está corroborado. Esta deidad también fue considerada el Dios de la unidad de la tribu, ya que estaba encardo de mantener los lazos entre los hombres.

Teutates era uno de los miembros de la Triada de la Noche, conjunto de dioses conformado por el Dios de la naturaleza, Ésus y la deidad de las tormentas, Taranis. Estas deidades solían ser invocadas por los druidas de la noche, grupo de religiosos, sacerdotisas, brujos y poetas que vivían en lo profundo del bosque alejados de las tribus. Estos invocaban a las deidades por medio de ritos lunares en los que pedían poder, sabiduría y otros favores, asimismo, estos rituales eran una muestra de rendición ante la deidad.

Esta deidad predecesora del hombre fue una de las figuras más conocidas en el territorio de Galia, el cual lo vio cómo su deidad protectora. En este territorio se le rendía culto a la deidad por medio de una serie de ofrendas, entre la cuales solía incluirse los sacrificios humanos, era costumbre que tras la batalla el soldado quemara todo el botín de guerra junto a los prisioneros como agradecimiento por la victoria. Existían diversas razones por las cuales eran llevados a cabo estos sacrificios, en algunos casos era una muestra de agradecimiento por la protección de la deidad o por la victoria en la batalla; en otros casos se realizaba esta práctica como un intercambio, en el que una persona cerca de la muerte entregaba a otro para así extender su periodo de vida.

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