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Ixbalanqué
Ixbalanqué (mitología maya)
Ixbalanqué. En el Popol Vuh se dice que Ixbalanqué, quienes eran gemelos, lograron lograron vencer el mal, y por ello, fueron elevados a la categoría de dioses, fueron reconocidos como los dioses del tiempo. En el momento que ingresan como dioses a la religión, ellos piden a su padre, Hun-Hunahpú, ser venerados por la generación de relevo.
Ixbalanqué y su hermano Hunahpú podían convertirse en dioses mayas buenos o malos y si era necesario se tenía que sacrificar a uno de ellos para evitar problemas. En el texto sagrado de la mitología maya se dice que vencieron a los señores de xibalbá también conocidos como “los señores de la muerte” a quienes logran quitarle los poderes oscuros que poseían.
Esa gran hazaña hizo que la cultura maya se vistiera de júbilo. Por ello, ninguno de los hermanos tuvo que ser sacrificado. Ahora bien, Ixbalanqué fue nombrado el Dios del sol y en el caso de Hunahpú fue nombrado como el Dios de la luna.
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Ehécatl
Ehécatl (mitología maya)
Ehécatl. Dios del viento, tenía un enorme poder para controlar la acción del viento a lo largo de la tierra. Además, es considerado uno de los principales creadores del mundo. Tambien fue llamado Ehécatl-Quetzalcoatl. Ehécatl fue el responsable de soplar y darle movimiento al quinto sol y a la luna.
Ehécatl es el responsable de anunciar el inicio y el fin de la lluvia. Se enamoró de una hermosa joven mortal llamada Mayáhuel y el amor que sentía por ella fue el motivo para dotar a la humanidad de la capacidad de amar. Ehécatl era representado físicamente a través de una figura robusta que llevaba una máscara roja puntiaguda con un cráneo enorme y una boca alargada de la cual provenía sus vientos.
Según la creencia maya este dios vivía en grandes cuevas con forma circulares para que tuviera menos resistencia al viento, ayudando a la circulación del mismo. El culto que se le mantuvo fue muy importante.
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Xaman Ek
Xaman Ek (mitología maya)
Xaman Ek. Dios de la estrella polar, es la referencia cardinal del norte. Es una de las deidades más populares entre los dioses mayas. Sirvió como punto de referencia para los mayas porque permanece inmóvil en el cielo. Xaman Ek le proporcionó el mayor apoyo a su pueblo. Debido a esto los viajeros y/o mercaderes mayas tomaban como guía la estrella polar, pues la estrella permanecería en el firmamento para guiarles en las noches.
Xaman Ek era el dios de la benevolencia y las noches porque orientaba a los indefensos que se encontraban viajando en las noches, los mercaderes mayas le rendían culto y le brindaban ofrendas, pues era su único acompañante mientras se encontraban en el camino. La estrella polar representaba un símbolo de firmeza, para obtener fuerzas en momentos de debilidad; bastaba con observar el firmamento.
Se le ve con Ixchel, armado de jabalinas y de lanzas. Aparece con un fardo de mercancías sobre la espalda, y en algún lugar se le muestra con la cabeza de Xamán Ek, dios de la estrella polar, «guía de las mercaderes». Ek Chuah era también el patrono del cacao
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Pawahtún
Pawahtún (mitología maya)
Pawahtún. Dios cargador del cosmos. En otras palabras, Pawahtún era encargado de sostener tanto el firmamento como la superficie de los suelos. En la mitología maya se cree que sujetaba cada una de las esquinas del universo, de ahí que en un solo dios hubiera cuatro de los mismo. Se creía también que Pawahtún vivía tanto en el cielo, como en la tierra y el inframundo.
Esta deidad se representaba como un hombre anciano sentado, con los brazos arriba sosteniendo el cosmos. Otra de sus representaciones era el de un anciano que salía de una concha de caracol y de igual forma sostenía al cosmos con uno de sus brazos y en su cabeza le crecía una flor de loto. Otra de sus representaciones era un hombre con un caparazón de tortuga en la espalda. Se le relacionó con los Bacabob, incluso afirman que se trata de la misma entidad. Los bacabob eran cuatro hermanos que se encontraban ubicados en las esquinas del cosmos y eran ellos los que lo mantenían en su lugar.
Además de sostener el cosmos, Pawahtún presidió los últimos cinco días del calendario solar o “wayeb” mejor conocido como los “días nefastos”, ya que estos días representaban el fin de un ciclo, esta deidad comenzó a recibir veneración y encargados favores de sanación. Los pobladores le consultaban sobre las temporadas de cosechas o el clima. También era conocido como protector de los escribas quienes documentaban todos los sucesos relevantes.