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España

El collar de la encantada

Leyenda el Collar de la Encantada

Fuente Google

Leyenda el collar de la encantada, narración de Murcia, España.

Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo en la región de Murcia, vivió una joven condesa llamada Ordelina, la cual había estado comprometida desde pequeña con el noble Sigiberto, según el arreglo establecido por su padre. Este último falleció poco antes de que la boda fuera llevada a cabo, por lo que la joven sintiéndose libre decidió romper el compromiso y casarse con el rival del noble. La ceremonia fue celebrada en la víspera de San Juan, pocos días después de la muerte de su padre.

Cuando la pareja se preparaba para consumar su unión, apareció el espíritu del furioso padre de la joven, el cual reprochó su actuar, la traición a su voluntad y el poco tiempo que esperó para casarse. El espíritu arrancó el alma de la joven, dejando en brazos del esposo el cuerpo sin vida de la bella condesa. El alma de esta fue recluida junto a sus joyas y otras pertenencias en una caverna escondida detrás de un peñasco, en un lugar conocido como Benamor.

En este lugar es custodiada por un enorme guardián fantasmal, el cual solo le permite salir por unas horas en la noche de San Juan.

Durante muchos años esta fue vista la noche de San Juan, deambulando por los alrededores cubierta con hermosas joyas. Siempre desaparecía con los primeros rayos de luz; aunque esta nunca se mostró hostil, las personas no se acercaban a su refugio. En el siglo XV cerca de Benamor vivía una hermosa joven, la cual tenía numerosos pretendientes, a los que nunca tomaba en serio. Entre estos sobresalía don Pedro López de Villora, quien, cansado de los juegos de la mujer, pidió que esta definiera de una vez por todas sus intenciones. Esta pidió al caballero que le trajera el collar de perlas que llevaba la dama encantada de Benamor las noches de San Juan, como prueba de su amor.

El valiente guerrero, acudió la noche de San Juan al lugar donde era vista el alma de la dama encantada. Cuando esta salió, el guerrero observó que esta no llevaba la joya que necesitaba, por lo que decidió acercarse. Ante la dama, Don Pedro explicó el motivo por el cual necesita el collar, mientras esta le miraba entre divertida y sorprendida por la valentía del muchacho. Al finalizar su explicación la dama guio al muchacho hasta la cueva en la que vivía, entraron y bajaron unas escaleras que conducían a un gran salón.

Al llegar la dama golpeó suavemente una puerta, la cual abrió su guardián. Entró y comenzó a buscar la joya, mientras el guardan vigilaba al extraño visitante. La mujer sacó el collar de un cofre y lo colocó en las manos del joven, pero entonces el guardián susurró que nada de lo que se encontraba ahí podría volver al mundo de los vivos. Frustrado por la noticia el joven lanzó una estocada con su espada a lo que creía era el corazón de la figura, en ese momento lo envolvió una nube oscura que lo asfixió. Lo último que escuchó el valiente guerrero fue el llanto de la dama encantada.

En la mañana del día siguiente el cuerpo de Don Pedro fue encontrado por unos pastores, estos llevaron el cuerpo del joven al pueblo, donde fue visto por la caprichosa mujer. Esta sabiéndose culpable quedó muda de por vida. Según la leyenda la noche de San Juan puede verse a la dama encantada deambulando, pero ya nadie se le acerca, pues saben el destino que les espera si tratan de tomar sus tesoros.

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Los Amantes de Teruel

Diego Delso [CC BY-SA 3.0], via Wikimedia Commons

Leyenda de Los Amantes de Teruel

Leyenda española del siglo XIII. Es la historia de Isabel y Diego crecieron juntos en el Teruel. Ambos pertenecían a la nobleza de la ciudad. El padre de Isabel era Don Pedro de Segura, un rico comerciante. Y el de Diego, un importante noble de apellido Marcilla, habían perdido su gran hacienda por culpa de una plaga de langostas que asoló la comarca en el año de 1208. Los dos amigos empezaron a sentir amor.

Un día decidieron casarse. Pero a don Pedro de Segura no le agradó la idea en absoluto porque el estatus de Diego era inferior. Los dos enamorados quedaron desolados hasta que se les dio una oportunidad: Isabel esperaría durante cinco años a que Diego consiguiera dinero y honores. Con los cinco dedos de su mano derecha hicieron el juramento de esperar hasta el regreso de Diego. El joven se fue a luchar a las cruzadas. Durante cinco largos años Isabel esperó si tener ninguna noticia de la suerte de Diego. Cuentan que los soldados que regresaban de la batalla de Muret relataban que allí no quedaba nadie vivo. Por desgracias a oídos de Isabel llegó la noticia que Diego había caído en combate.

Viendo que ya se cumplían los cinco años acordados y no había noticias de Diego, su padre le instó a casarse con don Pedro de Azagra, poderoso señor de Albarracín. La ciudad entera se engalanó para celebrar unos grandes esponsales. Todo era jolgorio y alegría, pero Isabel no estaba feliz. Diego consiguió regresar a Teruel. Sano y salvo, con honores y riquezas y lo más importante la ilusión de reunirse con su amada Isabel. Cuando llegó a Teruel oyó el repicar de campanas, la música y se enteró que se celebraba el casamiento de Isabel de Segura con don Pedro de Azagra, señor de Albarracín. Diego creyó enloquecer de ira.

Pero se recompuso pues, en realidad, Isabel no había roto el acuerdo. El plazo ya había expirado. Decidió entonces ir en su busca y pedirle aquel beso que tanto había anhelado durante años. Se encaramó al balcón de la recién casada y la despertó para rogarle esta última prueba de amor. Pero Isabel no se sintió capaz de romper los votos que acababa de prometer y se lo negó. Diego, cayó muerto en ese mismo instante.

La extraña muerte conmocionó a toda la ciudad de tal manera que acudió en masa a los oficios por el alma de Diego. Isabel, desconsolada por haber perdido a su verdadero amor, se acercó al cuerpo sin vida de su amado y lo besó intensamente. Y en ese preciso instante, ella caía muerta sobre el difunto. Las familias decidieron darles sepultura juntos para que estuvieron junto para siempre.

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La campana de velilla de Ebro

ecelan [CC BY-SA 3.0], via Wikimedia Commons

Leyenda La campana de velilla de Ebro

Leyenda aragonesa. Esta campana conocida como la campana del Milagro llegó a la costa mediterránea cerca de la desembocadura del Ebro. Lo sorprendente es que llegó flotando sobre el mar como si de un ligero objeto se tratara. Además, llevaba consigo dos velas prendidas. Trataron de sacarla del agua, pero cuantas veces se acercaban a ella se hundía y emergía de nuevo. Se detuvo en Velilla; pero nuevamente se hundía cuando los hombres se acercaban con garfios para sacarla del agua. No obstante, se aproximaron dos doncellas y no hicieron más que poner sus manos sobre ella, en ese momento se elevó y llegó a la orilla. Cuando llegó a tierra la población empezó a rendirle culto.

La campana empezó a sonar sola, provocando la devoción y respeto de cuantos la veían sonar sin explicación. La invención de la campana fue atribuida a San Paulino de Nola. Pero, ella tocaba cuando una desgracia estaba cerca. En el año de 1435 volvió a tocar dos veces: la primera avisó de que la flota de Alfonso V el Magnánimo había sido derrotada en Ponza (Italia) y la segunda avisó que el rey había obtenido la libertad tras la batalla. Y en adelante, continuó repicando; anunció varios fallecimientos de personajes reales como el de la emperatriz Isabel de Portugal (1539) y del rey Manuel de Portugal (1578). Ahora bien, la última vez que las personas oyeron la campana fue el 12 de abril de 1686, tal vez presagiando el fin de la Casa de los Austrias en España.

Se decía que cuando la campana tocaba por sí sola, nadie podía aproximarse a ella; un osado canónigo lo intentó y recibió una sacudida tan fuerte que duró en cama varios meses. También, el campanero la hacía sonar para alejar las tormentas.

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La Armengola

Creator:Vicente Navarro [Public domain], via Wikimedia Commons

Leyenda de La Armengola

Leyenda española de principios del siglo XIII. Personaje ficticio de la historia de Orihuela, provincia de Alicante. La leyenda cuenta que La Armengola tenía por nombre Hermenegilda Eugenia y era la mujer de Pedro Armengol, de ahí su apodo. Una figura muy importante en Orihuela. Para ese momento la ciudad tenía mucha migración musulmana. En el castillo vivió el alcaide Benzaddon con su familia. La Armengola, era la nodriza de los hijos de Benzaddon. Un día, los mudéjares locales se reunieron con los del Reino de Murcia para asesinar a los cristianos residentes en la mozarabía del Arrabal Roig. Benzaddon le contó a la mujer sus planes para que fuera a refugiarse al castillo junto con su familia.

La Armengola como fiel cristiana decidió advertir al alcaide cristiano de la masacre que iba a cometer. Así pues, en la noche del 16 de julio disfrazó a dos jóvenes (Aruns y Ruidoms) de mujeres para que hicieran las veces de sus hijas. De este modo, entraron, y atacaron a todos los habitantes del castillo de Benzaddon. Lograron tomarse el castillo. El día siguiente se celebraba la fiesta de Santas Justas y Rufina, patronas de Orihuela, se colocaron dos luceros en el castillo en su honor, y también para avisar al pueblo oriolano de su libertad.

Jaime I de Aragón terminaría por echar a los musulmanes de Orihuela. Así que, el 17 de julio se conmemora la hazaña de esta mujer guerrera y de la Reconquista de Orihuela.

Influencia de La Armengola en Orihuela

Desde 1991 anualmente se elige a una mujer oriolana para representar la figura de La Armengola durante las Fiestas de Moros y Cristianos de Orihuela. Se han realizado varias adaptaciones teatrales y cinematográficas de esta historia. Por ejemplo: Armengola, la leyenda (2011).

En el campo de la pintura hay varios oleos sobre lienzo. Actualmente, uno expuesto en el Museo de las Fiestas de la Reconquista (Orihuela). En el cuadro, hay un primer plano La Armengola con el Estandarte del Oriol, muy representativo de la ciudad de Orihuela. En un segundo plano, podemos apreciar a las Santas Justa y Rufina, dos santas muy veneradas por los oriolanos.

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