Mesoamérica
Chalchiuhtlicue
Mito de Chalchiuhtlicue
Dentro del mito de los cinco soles, Chalchiuhtlicue era la diosa del amor, las tormentas, los lagos, los mares, la navegación y la belleza. En su forma de agua, se le conoce como acuecueyoticihuatl. Esta diosa era esposa de Tláloc, representación de la lluvia, y con él engendró a Tecciztécatl y crio a Tlalocan. No obstante, las versiones sobre esta difieren: en unas es hermana de Tláloc y no su esposa; en otras es esposa de Xiuhtecuhtli, dios del calor y el fuego; en otras más, se le relaciona con Matlálcueitl, diosa de la lluvia.
Según cuenta la mitología mexica, el universo ha tenido cinco ciclos distintos, cada uno con un sol. En el primero, las personas fueron devoradas por jaguares; en el segundo, todo fue destruido por el viento y las personas fueron convertidas en monos; en el tercero, todo fue destruido por el fuego y las personas fueron convertidas en pavos; en el cuarto, todo fue destruido por el agua y las personas fueron convertidas en peces; y en el quinto es en el ciclo en el cual nos encontramos.
Así, Chalchiuhtlicue se erigió como la diosa principal del cuarto ciclo, el cual se extendió a lo largo de 676 años. En aquel tiempo, el cielo estaba conformado por agua; pero un buen día, esta agua comenzó a caer en la tierra en forma de diluvio. La lluvia fue tan fuerte y tan extensa, que el agua comenzó a acumularse en los valles y los ríos y los mares se desbordaron, inundando y destruyendo todo a su paso. Para poder sobrevivir, las personas que en ese entonces poblaban el mundo, primero fueron a las montañas y a los picos más altos de la tierra; pero estos también fueron cubiertos por agua. De manera que las personas tuvieron que convertirse en peces para poder sobrevivir.
Leyenda
Popol Vuh
¿Qué es el Popol Vuh?
El Popol Vuh es una compilación de varios relatos míticos, históricos y legendarios de la comunidad k’iche, la población maya de Guatemala más numerosa de todas. Debido a la complejidad de su contenido, es considerado por los expertos como uno de los escritos más importantes sobre las culturas mesoamericanas prehispánicas. Por lo mismo, los mayas lo consideran como un libro sagrado. Este texto fue publicado en español entre 1701 y 1703 en la ciudad de Santo Tomás Chichicastenango, departamento de Quiché, Guatemala. La primera página del manuscrito se encuentra en la Bilioteca Newberry de Chicago, Estados Unidos.
Resumen
El Popol Vuh narra los siguientes sucesos:
Origen del mundo: en primer lugar, los dioses crean el mundo, con sus montañas y valles. Luego crean los animales, pero estos son incapaces de adorarlos. Entonces los condenan a que se coman unos a otros. Los dioses después crearon los hombres de barro, pero estos eran frágiles y no consiguieron levantarse ni adorarlos. Entonces crearon los seres humanos de madera, pero no tenían sentimientos, por lo cual decidieron convertirlos en monos. Más tarde, los gemelos Ixbalanqué y Hunahpú intentan matar a Vucub Caquix por su arrogancia, pero fracasan. Al intentarlo de nuevo, finalmente lo consiguen.
Historia de Hunahpú e Ixbalanqué: Los dioses Ixmukané e Ixpiyacoc tuvieron un par de hermanos. Luego Ixbakiyalo y Hun Hunahpú engendraron dos gemelos: Hunchouén y Hunbatz. Después los señores de Xibalbá asesinaron a los hermanos Vucub Hunahpú y Hun Hunahpú, colgando la cabeza de este último en la rama de un árbol. HunHunahpú e Ixquic tuvieron a un par de gemelos que más tarde se volverían héroes: Ixbalanqué e Hunahpú. Estos vivieron con su madre y Ixmukané, su abuela paterna, batallando con Hunchouén y Hunbatz. Luego estos últimos dos fueron transformados en monos. Con un poco de magia, Hunahpú e Ixbalanqué cortaron los árboles. Tras esto, los gemelos héroes se encontraron con una rata, la cual les contó la historia de sus ancestros. Después de esto, los señores de Xibalbá llaman a los gemelos desde el inframundo, retándolos a superar una serie de pruebas. Estos consiguen superar las pruebas, pero Hunahpú muere a manos de un murciélago. Por suerte, su hermano logra resucitarlo. Pese a esto, los dos terminan suicidándose en las llamas de una hoguera, siendo sus huesos llevados por el agua de un río. Poco después, los gemelos regresan a la vida y matan a los señores de Xibalbá.
Formación de los hombres de maíz: al comienzo, se crearon cuatro hombres de maíz: Balam Quitzé, el primero; Balam Akab, el segundo; Mahucutah, el tercero; e Iqui Balam, el cuarto. Después de esto, los dioses crearon las primeras cuatro mujeres. Entonces los hombres las desposaron y comenzaron a tener hijos con ellas, poblando la tierra.
El amanecer y Hacauitz: Venus aparece después de que nace el sol, causando mucha dicha para todos. Tras esto, los dioses se convierten en piedra y sólo queda libre Zaquicoxol. Mientras tanto, los cuatro varones k’iche se esconden en una montaña. Después Tohil, dios de los k’iche, ordena que se secuestren personas de otros pueblos para que le sean sacrificados. Las demás tribus, preocupadas por esta situación, mandan cuarto jóvenes muy hermosas para seduzcan a los k’iche y los lleven a la desgracia. Sin embargo, su plan es frustrado cuando las engañan con cuatro mantos mágicos. Entonces las demás tribus envían un ejército conjunto para derrotar a lo k’iche en lo alto de la montaña. Pero cuando están subiendo por esta, son derrotados por un sueño que les envía Tohil. Así los cuatro k’iche roban las armas de sus enemigos. Después de esto, los cuatro dan sus consejos y mueren uno por uno. Su territorio entonces heredado por sus hijos.
Relatos sobre migraciones: los hijos de los primeros k’iche vuelven a la ciudad de Tula, en donde Nacxit les entrega los símbolos de poder. Tras regresar al cerro Hacauitz, son recibidos con mucha alegría. Después, migran buscando un cerro donde puedan establecerse finalmente y erigir una ciudad. Así pasan por Chi Quix, donde el grupo se divide, y luego por Chi Chak, Humeta Ya, Qulba, Cauinal y después por Chi Ixmachi. Aquí comienza una guerra cuando los Ilocab engañan a los Istayul. Por ello, los primeros son esclavizados y el poder de los k’iche crece demasiado, causando terror a los pueblos vecinos. Así se forman los tres tinamit principales de la Confederación K’iche: Ahau Quiché, Cauiquib y Nihaib.
Fundación de Gumarcah y lista de generaciones: se funda la ciudad de Gumarcah en la actual Santa Cruz del Quiché, ubicada en el departamento de Quiché, Guatemala. Tras esto, se fundan las veinticuatro casas grandes, llegando a ser unidades de gran importancia social y política. Después se narran las conquistas que hicieron Gukumatz y Quikab, cuya naturaleza era prodigiosa. Luego los caueques k’iche anexionan varias tierras a su territorio al conquistar los pueblos vecinos. Estos comienzan a pagarles tributo. Después se nombran los diferentes casas grandes y chinamit que hubo en el territorio señalado, hasta la vida de Juan de Rojas, quien vivió la conquista española.
Personajes
Dentro del Popol Vuh se pueden encontrar los siguientes personajes:
- Tepeu: dios creador del cielo.
- Gucumatz: dios creador del cielo.
- Hurakan: dios de las tormentas.
- Balam Quitze: dios de las cosechas y los campos.
- Balam-Agab: dios jaguar de la noche.
- Mahcutah: uno de los hombres primigenios.
- Iqui Balam: otro de los hombres primigenios.
- Tojil: dios del fuego.
- Hunanpú: uno de los hermanos gemelos ahpú.
- Ixbalanque: otro de los hermanos gemelos ahpú.
- Ixquic: madre de los gemelos ahpú.
- Hunbatz: hijo de los ahpú.
- Hunchouén: hermano del gemelo Ixbalanqué.
- Vucub Caquix: dios de la Osa Mayor.
- Zipacná: demonio con forma de caimán grande, hijo de Vucub Caquix.
- Cabrakán: dios de los terremotos y las montañas.
- Hun Camé: dios del inframundo.
- Vucub Camé: demonio del inframundo en la tierra de Xibalbá.
- Ixmukané: dios que le dio vida a los hombres de maíz.
Maya
Huracán
El dios huracán
Dentro de la mitología maya, Huracán era el dios de las tormentas, el viento y el fuego. El nombre de este se encuentra conformado por los vocablos mayas hun, que traduce “uno”, y racan, que traduce “pierna”. Por lo tanto, huracán se puede traducir como “el que tiene una sola pierna” o “pierna sola”, pues tenía un único pie en forma de cola de serpiente que terminaba con un pie con largas uñas como garras. Por esta razón, también era conocido como el dios cojo para los hablantes de la lengua quiché. Pese a esto, no era un dios ridículo ni menor, sino todo lo contrario: era una poderosa deidad que le gustaba traer destrucción al mundo por medio de tormentas.
Huracán también era conocido como “el corazón del cielo”. Este era representado con un ser antropomorfo con piel de serpiente, rasgos reptiloides y la cola de una serpiente. Además, portaba una enorme corona y una antorcha o un objeto humeante. En su honor, las grandes tormentas eran conocidas por los mayas como huracanes.; y en la actualidad se conocen así los ciclones tropicales. También fue uno de los trece dioses que tuvo participación en la creación del mundo y del hombre de maíz. Esto se puede encontrar relatado en El Popol Vuh
Según cuenta esta misma narración, Huracán vivía en lo alto del cielo, en medio de las nubes. Por esta razón, era el responsable de la lluvia y de otros fenómenos naturales relacionados con el clima. De esta forma, era el dios sobre el cual recaía la responsabilidad de castigar a los seres humanos por su desobediencia y malas acciones. Una vez, cuando los mayas no respetaron a los dioses y los hicieron enfurecer, los dioses le pidieron a Huracán que los castigara. Entonces lanzó una poderosa lluvia sobre la tierra, provocando inundaciones y malestar.
Este dios tenía tres manifestaciones:
- Caculha Huracán: con la forma de un rayo con una sola pierna.
- Raxa Caculhá: un rayo de gran belleza.
- Chipi Caculhá: el rayo más pequeño de todos.
Maya
Tonatiuh
El mito de Tonatiuh
Dentro de la mitología méxica y azteca, Tonatiuh, también conocido como Tonatiuhtéotl, era el dios del sol, la lluvia, el hogar y el patrón del cielo. Esto se debía a que fue el único dios en alumbrar exitosamente la tierra. Dentro del calendario azteca, Tonatiuh tenía por símbolo el oeste y el décimo noveno día del mes. En este calendario, conocido en la propia lengua como Tzolkin, los años tenían una duración de trece meses, los cuales representaban cada uno de los dioses del panteón de esta cultura. Cada mes estaba comprendido por 20 días, siendo el penúltimo, Quiáhuitl, el dedicado a Tonatiuh. Además, se decía que era el patrón del decimoctavo periodo de tonalpohualli, que iniciaba con el día ce ehécatl. Dada su importancia, se pueden encontrar representaciones de Tonatiuh en distintos códices prehispánicos, como el Códice Borgia y el Códice Telleriano-Remensis.
Según cuenta el mito cosmogónico mexica, luego de que los dioses habían creado la tierra, el agua, el fuego y Mictlán, el mundo de los muertos, se sentían insatisfechos porque el sol no iluminaba lo suficiente. Así que se reunieron para crear uno nuevo, para lo cual se necesitaba que uno de ellos se transformara en astro. Así, el primero en ofrecerse fue Tezcatlipoca, con lo que comenzó el primer ciclo. Poco después, Quetzalcóatl tuvo ganas de ser quien alumbrara el mundo, así que derribó a Tezcatlipoca de un golpe y lo sumergió en el agua para que se apagara. Luego de esto, Quetzalcóatl se convirtió en el segundo sol, iluminando todo cuanto existía. Furioso por la afrenta, Tezcatlipoca se transformó en jaguar y bajó de un zarpazo a Quetzalcóatl, quien lanzó vientos y tormentas sobre la tierra. Entonces la gente corrió a resguardarse y los dioses se transformaron en monos.
Después de esto, dado que ya se habían creado dos soles y dos generaciones de personas sin éxito, los dioses se sentían decepcionados con ellos mismos. Entonces, entre la desilusión general, Tláloc se ofreció para ser el tercer sol y dar inicio a una nueva era. Como los otros dioses aceptaron que fuera así, Tláloc ascendió al cielo y brilló sobre la tierra; pero como este era el dios de la lluvia, comenzó a caer de las nubes una lluvia de fuego que convirtió los ríos y los mares en llamas. La gente corrió de un lado a otro sin encontrar salvación, así que los dioses convirtieron a las personas en pájaros para que se refugiaran en el aire. Mientras tanto, los dioses se reunieron para encontrarle una solución a la situación. Entonces Quetzalcóatl sugirió que el nuevo sol fuera Chalchiuhtlicue, la diosa del agua, para que pudiera apagar el incendio del mundo. Así, el cuarto sol se posicionó en el cielo y comenzó a caer una lluvia que no tuvo fin. Los ríos y los lagos se desbordaron, y al poco tiempo se inundó el mundo. Entonces los dioses transformaron a las personas en peces, para que pudieran sobrevivir.
Luego de que se acabara toda la lluvia posible, el cielo se abalanzó sobre la tierra y Quetzalcóatl y Tezcatlipoca tuvieron que convertirse en árboles para poder sostenerlo. Mientras tanto, los demás dioses quedaron afligidos por su nuevo error, pues habían acabado con el ser humano. Entonces los dioses se reunieron para crear un quinto sol. Tecuciztécatl y Nanahuatzin se ofrecieron, aun sabiendo que tenían que lanzarse a una pira para ello. Así, Tecuiztécatl, que era un dios orgulloso de su valentía, se lanzó a la fogata y salió inmediatamente cuando sintió el dolor de las quemaduras. De ahí surgieron las manchas del jaguar. Luego, Nanahuatzin, que era un dios humilde y callado, se lanzó al fuego y permaneció en él hasta convertirse en el sol. Celoso del otro, Tecuciztécatl se lanzó también, convirtiéndose en el segundo sol. Sin embargo, poco después sería asesinado por un dios menor que le lanzó un conejo, por lo cual se convirtió su cadáver quedó flotando en el cielo en forma de luna (y por ello puede verse un conejo en este satélite de vez en cuando). Mientras tanto, Nanahuatzin, que había quedado como el único sol, cambió su nombre a Tonatiuh.
Después de esto, los animales se acercaron a la diosa Ixmukané y le entregaron un fruto que había engendrado la tierra, el cual tenía muchas propiedades. Tomándolo entre sus manos, la diosa creó el primer hombre de maíz, Qaholom. Este podía pensar, hablar y amar, por lo que tendría problema en adorar a los dioses. No obstante, dado que el hombre del maíz no sabía cómo rezar, le pidió ayuda a las diosas para que lo instruyeran. Estas le enseñaron cómo reverenciar a los dioses y le entregaron una mujer, Alom, la Gran Madre, con quien concibió muchos hijos, quienes habrían de poblar la tierra.