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Egipcia

Keket

Keket

Tomado de Instagram

Keket (mitología egipcia)

diosa de las tinieblas y la oscuridad. Su representación era en forma de serpiente o mitad humana y mitad cabeza de serpiente. Su esposo fue Kek quien estaba representado con cabeza de rana; conocido como el portador de luz. La pareja personifica el caos en la oscuridad.

Keket era una de las deidades primordiales en Hermópolis, personificó la parte femenina de su esposo Kek. Además de representar la oscuridad, el amanecer, pues daban la bienvenida a la salida del sol.

Kek y Keket hacían parte de la Ogdóada, así se les llamaba a las ocho deidades de Hermópolis, conocidas como las almas de Thot, este grupo estaba conformado por tres parejas más conocidas como las divinidades primordiales:

Nun y Naunet simbolizaban el agua natural.

Amón y Amonet personificaban lo oculto.

Heh y Hehet encarnaban el espacio infinito.

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Neit

Mito de la diosa Neit

Los Angeles County Museum of Art [Public domain], via Wikimedia Commons

El mito de Neit

Neit, también conocida como Net o Neith, es la diosa de la caza, la guerra, el destino, el cosmos, los ríos, las madres, el agua y el parto dentro de la mitología egipcia, estrechamente relacionada con Atenea, diosa de la guerra, la sabiduría, el combate y la civilización en la cultura griega. Según contaba la tradición, esta diosa era la creadora del universo y de todas las cosas que lo conformaban, por lo cual gobernaba sobre todo lo existente. Además de esto, era la patrona de la ciudad de Sais, ubicada en el lado occidental del delta del Nilo. También fue una de las tres deidades tutelares de la ciudad de Latipolis (también conocía como Esna o Lunyt), al sur del río Nilo.

Esta diosa era usualmente representada con el símbolo de un escudo con dos flechas cruzadas encima. En varias representaciones escultóricas y gráficas, se la presenta con este símbolo sobre la cabeza junto con la Corona Roja del Bajo Egipto. Además, se la mostraba llevando en una mano el cetro uas o was (un largo bastón que finalizaba con la cabeza de un animal fantástico) y en la otra la cruz ansada anj, que simbolizaba la llave de la vida. Dado que en un comienzo se le adoraba como diosa de la caza y la guerra, distintos estudios señalan que su origen podría encontrarse en Libia, al oeste de Egipto, donde moraban los pueblos más combativos del Oriente Próximo. En representaciones posteriores, se le mostraba con un telar, para representar que era la diosa que tejía el mundo. También se le llegó a representar amamantando a un cocodrilo, por lo cual se le llegó a conocer como la “enfermera de los cocodrilos”.

Según dicta la cosmovisión egipcia, Neith, como diosa creadora, fue la madre de Ra, dios del sol, y Apofis, dios del caos y las fuerzas maléficas del Duat. Como diosa del agua, fue la madre Sobek el cocodrilo. Dada su asociación con el río Nilo, se dice que era esposa del Khnum, dios de la fuente del Nilo. Además, se decía que había sido la creadora de la perca, un gigantesco pez que habita en este río. La cosmovisión egipcia indicaba que Neit, como diosa del tejido, tejía el mundo todos los días en su telar. De esta manera, todas las cosas que tuvieran lugar en su corazón y en su mente, eran creadas por la técnica de sus manos y su hilo. Pese a que algunos autores la relacionan con Khnum, otros señalan que nunca se le conoció un esposo, por lo cual se creía que era una diosa virgen y madre a la vez. También se dice que intercedió entre Horus y Set, quienes estaban en guerra para saber quién se iba a quedar con el trono de Egipto. Neit entonces decidió que fuera Horus quien gobernara.

Según narra Heródoto, un explorador de la Antigua Grecia, los egipcios celebraban la Fiesta de las Lámparas en honor a esta diosa, en la cual lanzaban luces al aire durante toda la velada. Este mismo explorador e historiador griego señala que los ciudadanos de Sais identificaban a Neit con Atenea

. La misma asociación se puede encontrar en el diálogo Timeo de Platón. Por su parte, el egiptólogo y antropólogo inglés Sir Ernest Alfred Thompson Wallis Budge refiere que la huida que emprendieron José y María con el niño Jesús hacia Egipto, luego de que fueran visitados por los reyes magos, le otorga a María varias cualidades que eran propias de las diosas Isis y Neit, como la partenogénesis. Este autor agrega que dichas asociaciones son más abundantes en los evangelios apócrifos, lo cual señalaría un sincretismo entre el cristianismo incipiente y las tradiciones egipcias.

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Uróboros

Uróboros
Djehouty, CC BY-SA 4.0, vía Wikimedia Commons

Simbolismo del Uróboros

Uróboros, también conocido como uroboros u ouroboros, es una criatura fantástica cuyo registro data de al menos 3000 años. Esta criatura tenía la forma de una serpiente, un dragón o un reptil alargado que se comía su propia cola, formando la imagen de un círculo. El origen de la palabra proviene del griego ουροβóρος, formado por los vocablos οὐρά, que se traduce como “cola”, y βόρος, que se traduce como “que come”. De tal forma que ουροβóρος puede traducirse como “serpiente que se come la cola”.

uróboros

Iconos diseñados por Freepik desde www.flaticon.es

El uróboros, como símbolo, representa el infinito, lo cíclico, el orden, el todo, el universo y el tiempo. De esta manera, en diversas culturas antiguas se le tenía como una manifestación del eterno retorno, de lo cíclico que eran los fenóm enos naturales, como la sucesión los días, las estaciones, los vientos y las mareas

. Por ello en el mundo griego se le relacionaba con Sísifo, condenado a llevar de arriba abajo una gigantesca piedra a través de una colina. Como representación de la vida y el tiempo, y por tanto de la resurrección y la restauración, se pintaban en los sarcófagos para otorgarle la inmortalidad a los muertos. Ejemplo de ello es el jeroglífico encontrado en el sarcófago de la pirámide de Unis, que data del 2300 a. C. La imagen del uróboros, como una serpiente que se come su cola, se puede ver también en la mítica Jörmundgander, la monstruosa víbora hija de Loki que rodeaba a Midgard y que se enfrentaría a Thor en el Ragnarök, hiriéndolo fatalmente.

Después, el uróboros fue utilizado por los alquimistas como un símbolo de la unidad espiritual y material que tenía las cosas, pues estas no se destruían y creaban, sino que solamente cambiaban de forma

. De esta manera, el mundo estaba condenado a su propia destrucción y creación constante. Por tanto, era un símbolo del infinito. El registro más antiguo que se tiene con este significado se encuentra en los escritos realizados por Cleopatra la Alquimista sobre la Chrysopoeia (elaboración de oro), los cuales datan del siglo II d. C. Cleopatra puso bajo el símbolo la consigna de “todo es uno”. En otras representaciones, el uróboros es pintado en una mitad con un color oscuro y en la otra con un color claro, relacionándolo así con el devenir de los días y las noches y con el yin y el yang. Después de los alquimistas, el uróboros fue rescatado como símbolo por la masonería y otras escuelas ocultistas y filosóficas.

Curiosamente, el lagarto armadillo (Ouroborus cataphractus), perteneciente a la familia Cordylidae y originario de Sudáfrica, sujeta su cola entre la mandíbula y adopta la forma de un círculo cuando se siente amenazado

. Es probable entonces que las leyendas concernientes al uróboros tengan su origen en este animal. En Norteamérica, se han registrado casos de autofagia o autocanibalismo en la serpiente de Esculapio (Zamenis longissimus). Según se ha documentado, estas serpientes en situaciones de estrés tratan de alimentarse de sí mismas. En uno de los casos, la serpiente murió cuando ingirió las dos terceras partes de su cuerpo. Esta serpiente también pudo haber inspirado al uróboros, pues es propia del Mediterráneo.

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Égida

Simbolismo de la égida

Berthold Werner [Public domain], via Wikimedia Commons

Simbolismo de la égida

La égida es el nombre con el cual se conocía al escudo de Zeus o a la coraza hecha con piel de cabra que usaba Atenea. De tal manera que al hablar de égida se hablaba necesariamente de protección o de defensa. Así pues, la égida representaba la invulnerabilidad que poseían los dioses de la mitología griega, quienes no podía ser tocados por las armas de los mortales ni por las enfermedades que estos sufrían. Este símbolo luego fue adoptado por la cultura romana, pues los emperadores y los capitanes de las huestes comenzaron a utilizar un pequeño escudo en medio del pecho de su armadura con la forma de la cabeza de medusa. Esta tradición sobrevivió durante varios siglos y se expandió por distintas culturas, por lo que se le puede ver en las representaciones de Alejandro Magno.

El origen de la palabra égida, femenina en español por terminar en la vocal “a”, nos viene del latín aegis

, aegïdis, términos provenientes, a su vez, del griego aigís, aigidos (αἰγίς). En el mundo griego, αἰγίς se utilizaba para designar a la piel de cabra. Razón por la cual después pasó a denominar las armaduras y los escudos que se hacían con esta. Más tarde, se usó para designar el escudo de Zeus, el cual lo fabricó él mismo de la piel de Amaltea, la cabra que el dio de mamar mientras se escondía en el monte Ida, Creta, de su padre Urano, que se había comido a todos sus hijos para que ninguno lo destronara.

Según señala la tradición, Zeus formaba los truenos y los rayos al batir su égida en el aire. Probablemente por esta razón es que el término αἰγίς se usaban para designar también a las tormentas y las tempestades

. Se contaba también que su escudo tenía varias cabezas de serpiente bordeándolo y la cabeza de Medusa en el centro, con lo cual podría petrificar a sus enemigos si lo veían directamente. Se decía igualmente que, según dicta la tradición, Perseo recibió la orden de Atenea de matar a la Gorgona Medusa decapitándola. Este pudo infiltrarse en la cueva donde moraban las Gorgonas y, viéndola siempre a través del reflejo de su escudo, pudo cortarle la cabeza. Este poderoso talismán, que le sirvió durante el resto de sus aventuras para salir de distintos problemas, finalmente fue regalado a Zeus, padre de los dioses, por la protección que le había brindado.

Más allá del mundo griego, la égida también tiene su aparición dentro de la mitología egipcia. Esta se puede ver en una de las manos de Bastet o Bast, diosa felina del amor y la armonía y protectora de los templos y los hogares

. Por ello se pueden ver distintas representaciones de esta con un sistro en una mano y un escudo en la otra. Probablemente se debía que, como diosa de la protección, debía cuidar a las personas con su escudo. Este, en lugar de llevar la cabeza de medusa en el centro, llevaba la cabeza de una leona. Por todo lo anterior es que Paltón relacionó esta diosa con Atenea, quien también se representaba con un escudo.

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