Los escarabajos, conocidos científicamente como coleópteros, son un orden de artrópodos que alberga a más de 375.000 especies distintas. Estas se pueden encontrar a lo largo de todo el mundo en distintos ecosistemas, principalmente desérticos y forestales. De todas las culturas, la interpretación simbólica más conocida que se tiene de este insecto proviene del antiguo Egipto, en donde el escarabajo pelotero (Scarabaeus sacer egipcio) representaba la resurrección, lo cíclico, el sol y el universo. Esto se debe a que este escarabajo lleva el estiércol de otros animales en forma de bola, empujándolo con sus patas traseras. Así, los egipcios creían que un escarabajo empujaba de igual forma al sol, determinando los días y las noches.
De esta manera, se adoptó el símbolo del escarabeo, un amuleto en forma de escarabajo pelotero al cual se le atribuían poderes mágicos capaces de traer el poder y vida. No en vano se encuentran escarabajos tallados en jade dentro de los sarcófagos encontrados en Egipto, pues se creía que el escarabajo estaba relacionado con la resurrección y el mundo del más allá. Así que, quien lo llevara encima, tenía la capacidad para volver de entre los muertos. De hecho, el jeroglífico utilizado para el escarabajo significaba “transformar” o “convertir”, dada su relación con el cambio y la resucitación. Además de esto, el amuleto del escarabajo era utilizado para ahuyentar los males, tanto visibles como invisibles.
Dentro de la tradición egipcia, el escarabajo era asociado al dios Kehpri, conocido como la deidad del “sol naciente”. Este usualmente era representado como un escarabajo con las alas extendidas y patas estiradas hacia arriba, lo cual simbolizaba el verbo kheper, que podría traducirse como “llegar a la vida al adquirir cierta forma”. Por eso las personas momificadas llevaban el escarabajo en el pecho, como una forma de señalar que Kehpri estaba con ellas en el más allá y que él cuidaría sus órganos de los males y la descomposición. El escarabajo entonces reemplazaba al mismo corazón, censurando y protegiendo al difunto para que no diera un testimonio contra sí mismo ante los jueces del inframundo.
Tanto en Egipto como en China, se tenía la creencia de que le escarabajo pelotero inseminaba la bola de estiércol que llevaba a rastras durante el día, de tal forma que, en la noche, emergía de ahí un nuevo escarabajo. Por ello las interpretaciones suelen recaer en la resurrección, aunque también en la ascensión divina, pues este insecto emerge desde la descomposición hacia el sol. De esta manera, los sabios chinos se preguntaban si las personas podrían engendrar en sus corazones la inmortalidad de la misma forma. De forma contraria, en el Libro de Chilam Balam, los mayas emparentan a los predicadores cristianos con escarabajos, por su bajeza y suciedad.
Dentro de la tradición irlandesa, el escarabajo también es visto como un animal negativo. De esta forma, el guerrero Dubhach Doel Tenga, quien tiene aparición en el ciclo de Ulster, es descrito como un caballero con la lengua como un escarabajo pelotero, pues tiene la capacidad de injuriar fácilmente a los demás
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