Simbolismo del cactus

El cactus es un símbolo que se relaciona con las personas. Estos se recubren de espinas para impedir que los animales se acerquen, de la misma forma que una persona puede buscar la forma de ahuyentar a los demás. Pese a esto, muchos cactus exhiben con el tiempo hermosas flores, simbolizando así la belleza que puede estar oculta en una persona a la cual no es fácil conocer o tratar. Según reza el Feng Shui, los cactus atraen el reconocimiento y el éxito laboral, razón por la cual se puede encontrar en oficinas y lugares de trabajo. Además de este significado inmaterial, se cree que absorben la radiación de los monitores.

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Dado que son plantas que necesitan de muchos cuidados (salvo la sobrehidratación y los hongos), son excelentes regalos para aquellas personas que quieren comenzar en el mundo de la floristería o que buscan una planta pero no saben cómo cuidarla. Este regalo es traducido en algunas culturas como un símbolo de fortaleza interior y paz, por lo cual se regala a aquellas personas que están pasando por un momento difícil en sus vidas. No está de más recordar que los cactus deben ser regados al menos una vez cada veinticinco o treinta días, pues pueden secarse como cualquier otra mata.

En los pueblos originarios de la provincia argentina de Catamarca, el cactus es un símbolo de amor. Esto se debe al mito de Munaylla, que traduce “hermosa”, la hija del cacique huasán. En aquella época, los huasanes estaban en guerra contra los mallis. Muna ylla estaba en contra de este enfrentamiento, así que trataba de buscar la paz entre ambas tribus

. Un día, mientras su pueblo realizaba una negociación, la muchacha conoció a Pumahima, cuyo nombre traduce “valiente”. La joven se enamoró entonces de este, que además era hijo del jefe de los mallis. Y juntos escaparon para poder realizar su amor. Así, se escondieron durante el día en cuevas y caminaron durante la noche lo que más pudieron, pero al quinto día escucharon los pasos de sus perseguidores. El hombre les pidió a los dioses para que no los encontrara, y estos los convirtieron en un enorme cactus. Los perseguidores entonces siguieron de largo, sin sospechar que el cactus era a quienes buscaban. Cuando llegó la primavera, del cactus brotó una hermosa flor, Munaylla. Y desde entonces, el cactus ostenta sus espinas para proteger a su amada.
Daniel Collazos

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