Dentro de la mitología griega, Orestes era el único hijo varón del rey de Micenas, Agamenón, y su esposa, Clitemnestra. Según se cuenta, luego de que este rey volviera de la Guerra de Troya, fue asesinado bien por su propia esposa, bien por el amante de esta, Egisto. Así, Orestes fue salvado de ser asesinado también ya fuera por su niñera, Arsínoe, o por su hermana, Electra. Así, se crio en Fanote, en el monte Parnaso, bajo la tutela del rey Estrofio. Estando aquí, Orestes trabó amistad con el hijo del monarca, Pílades, quien lo acompañaría en muchas de sus dificultades. Al cumplir veinte años, el oráculo de Delfos envió a Orestes de vuelta a su hogar, en Micenas. Aquí se encontró con su hermana Electra delante de la tumba de su padre, Agamenón. Luego de rendir honores, ambos comenzaron a planear la venganza de su progenitor, que había sido ordenada por Apolo. Así, Orestes se escabulló dentro del palacio y asesinó primero a Egisto y luego a Clitemnestra, su propia madre. Por esta razón, las Erinias comenzaron a atormentarlo, pues estos monstruos eran los encargados de castigar los crímenes familiares.
Al borde de la locura, Orestes llegó a un templo dedicado a Apolo en Delfos; pero el dios, a pesar de haberlo mandado a cometer el crimen, no pudo salvarlo de las Erinias. Orestes llegó entonces a la Acrópolis de Atenas, donde fue recibido por Atenea. Esta realizó un juicio en el Areópago frente a doce jueces áticos para decidir su destino. Mientras las Erinias reclamaban que fuera declarado como culpable, otros tomaron en cuentan que el guerrero sólo estaba siguiendo las órdenes de Apolo y que debía la vengar la muerte de su padre. De esta forma, el número de votos a favor y en contra quedaron en empate, por lo que fue Atenea quien tuvo que decidir. Esta consideró a Orestes y lo declaró como inocente; mientras las Erinias fueron convertidas en las Euménides.
No obstante, en la versión de Eurípides, Apolo le aconsejó que, para deshacerse de las Erinias, fuera a Táurica y agarrara la estatua de Artemisa que había caído desde los cielos y la llevara a Atenas. Así, Orestes llegó a la isla junto a su amigo Pílades, hijo de Estrofio; pero fueron hechos prisioneros por los tauros, quienes acostumbraban a sacrificar a los extranjeros. La sacerdotisa que debía realizar el sacrificio no era nada más ni nada menos que Ifigenia, su hermana, quien tardó un momento en reconocerlo. Después de ello, la sacerdotisa y los dos foráneos escaparon de la isla y se instalaron en Micenas, donde Orestes ascendió al trono al matar a Aletes, hijo de Egisto. Mientras tanto, Micenas expandió su territorio al anexar a Argos y a Laconia, e Ifigenia se llevó la estatua al templo de Artemisa en Braurón, Ática, en donde se quedó como sacerdotisa.
Orestes, que había sido prometido a su prima Hermíone, hija de Menelao
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