Dentro de la mitología griega, Atalanta era una hermosa mujer que poseía grandes habilidades para la caza y los deportes. Según se cuenta, su padre la abandonó en el monte Partenio porque sólo quería hijos varones. Atalanta fue cuidada entonces por una osa hasta que unos cazadores la descubrieron y la criaron. Ya joven, Atalanta era una hermosa mujer, mas decidió no casarse y consagrarse a Artemisa, diosa de la cacería, a quien admiraba profundamente. Por esta razón, vivió en un bosque largo tiempo, creando la fuente de Atalanta en Cifanta al golpear una roca con su jabalina y asesinando a dos centauros, Hileo y Reco, que quisieron violarla pero que cayeron bajo la furia de sus flechas.
Atalanta también participó en la captura del jabalí de Calidón. En un primer momento, los otros cazadores no quisieron participar al lado de una mujer, pero Meleagro, quien comandaba la cacería, los obligó a ir. Según se cuenta, as flechas de Atalanta llegaron a impactar al animal antes que las de cualquier otra persona, y facilitaron el golpe final que le dio Meleagro a la bestia. Este, reconociendo la labor de la cazadora, le entregó la piel del jabalí; pero esta le fue arrebatada por los tíos de Meleagro. Este entonces los mató y le devolvió la piel a Atalanta. Luego, Atalanta se embarcó junto con Jasón y los argonautas para buscar el vellocino de oro; aunque otras versiones dicen que Jasón no le permitió ir porque crearía disputas entre sus hombres.
Poco después, Atalanta visitó al oráculo de Delfos. Este le dijo que, una vez se casara, sería convertida en un animal. Por esta razón, Atalanta lanzó un desafió a todo aquel que quisiera participar: cualquier hombre que la venciera en una carrera, sería su esposo; pero si fallaba, iba a ser asesinado por ella. Así se presentaron y fallaron varios hombres, a pesar de la ventaja que la cazadora les daba. Sin embargo, así fue hasta que llegó Hipómenes, conocido en otras versiones como Melanión. Este iba equipado con unas manzanas doradas que le había regalado Afrodita (en algunas versiones, son las manzanas del jardín de las Hespérides). Cada que Atalanta estaba a punto de alcanzarlo, este lanzaba una manzana al suelo y la cazadora se veía obligada a recogerla porque era demasiado hermosa. Así, Hipómenes ganó la carrera y ambos se casaron, teniendo por hijo a Partenopeo. La pareja vivió entonces muy feliz cazando en medio de los bosques y queriéndose entre la naturaleza, pero un día se amaron en un santuario dedicado a Cibeles. Esta diosa enfureció y los convirtió a ambos en leones, impidiéndoles amarse entre sí y siendo atados a su propio carro.
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