La leyenda de los temblores

Según cuentan los ancianos, hace mucho tiempo vivía una serpiente larga, brillante y de muchos colores. En la punta de su cola tenía un cascabel y se arrastraba como todas las demás víboras. No obstante, más allá de su colorida piel escamosa, este animal tenía una característica que la hacía distinta de todas las demás: su cola era de agua, transparente y líquida. La serpiente entonces se arrastraba por la tierra haciendo sonar el cascabel al final de su cola cristalina, y a su paso dejaba siempre una alegría o un bien sobre la tierra hundida. Así atravesaba también los montes y los llanos, regando las plantas y dándoles de beber a los animales silvestres y a los seres humanos. Hasta que un día, las personas se pusieron a pelear entre sí; y entonces la serpiente se escabulló y no volvió a saberse de ella. Durante ese tiempo, la tierra se vio azotada por una sequía absoluta, donde nada podía prosperar y donde comenzaron a marchitarse los árboles y las flores.

Habiendo pasado mucho tiempo en el que los alimentos escaseaban y la vida sobre la tierra comenzaba a morir por la falta del líquido vital, las personas acordaron no pelear más. A partir de ese momento, la serpiente reapareció y con ella regresaron los ríos, las lagunas y los mares. Y las personas, las plantas y los animales pudieron saciar su sed tanto tiempo contenida

. No obstante, los humanos no aprendieron y volvieron a tener una gran discusión que culminó en otra pelea, una guerra. Esta duro varios años… Muchos años en los que la serpiente desapareció de nuevo. Pero esta no se fue del todo, sino que descendió a lo más profundo de la tierra. En algunas ocasiones, incluso se le puede ver cuando asoma su cabeza. Pero la prueba contundente de su existencia está en los terremotos. Estos ocurren cuando se asoma, moviendo su cola y arrastrándose entre las placas terrestres para poder ver que está haciendo la gente, provocando que todo se mueva. Y al ver que la pelea todavía continúa, decide regresar a la tierra y hacer que todo tiemble de nuevo.