La leyenda de El Mayab, la tierra del faisán y del venado (leyenda maya)

Según cuentan los antiguos mayas, hace muchos años Itzamná, único y verdadero dios creador, decidió crear la tierra, un lugar hermoso y lleno de vida donde todo el mundo quisiera vivir. Así, creó El Mayab, también conocida como la tierra de los elegidos. En esta, construyó caminos rodeados de hermosas flores, creó cenotes con aguas diáfanas que reflejaban la luz del sol y fabricó cuevas profundas y misteriosas. Luego de esto, les otorgó la tierra a los mayas y eligió a tres animales para que habitaran El Mayab: el venado, el faisán y la serpiente de cascabel. Mientras los mayas tuvieron una vida llena de felicidad en la que erigieron ciudades de piedras y enormes palacios; los tres animales elegidos no cesaban andar por todo El Mayab, uno corriendo, el otro volando y el otro arrastrándose. Desde el cielo, el faisán emitía un grito tan fuerte, que podía ser escuchado en toda la tierra; el venado corría tan rápido como el mismo viento; y la serpiente se arrastraba moviendo su cascabel, produciendo una hermosa melodía a su paso.

Durante algún tiempo, la vida se desarrolló de esta manera, hasta que los adivinos mayas, conocidos como Chilam, descubrieron que el futuro sería triste. Así que reunieron a los demás habitantes de la tierra para contarles lo que habían visto: unos hombres venidos de tierras lejanas invadirían sus territorios y acabarían con todo a su paso, pues traerían armas con las que ninguno de ellos podría competir. De tal manera que El Mayab se perdería para siempre. Sabiendo esto, el faisán optó por esconderse en lo más profundo de la selva y no volver a volar para que no lo descubrieran sus enemigos; el venado lloró tanto al saber su destino, que sus ojos quedaron húmedos para el resto de la eternidad; y la serpiente cascabel se puso furiosa, olvidando la hermosa música de su cascabel y transformándola en un ritmo hipnótico que utiliza antes de atacar, pues estaba deseosa de enfrentarse con los extranjeros.

Así, pasó algún tiempo hasta que finalmente llegaron los extraños a El Mayab, tal y como habían pronosticado los Chilam. Estos conquistaron rápidamente la tierra, acabando con todo aquel que se les opusiera. Aun así, los Chilam alcanzaron a pronosticar que los tres animales elegidos por Itzamná tenían una misión muy importante todavía. Según dijeron, mientras las ceibas siguieran en pie y las cuevas de El Mayab siguieran abiertas, todavía habría esperanza para todos de recuperar la tierra. Para ello, los mayas tendrán que organizarse y salir a luchar cuando lleguen las tres señales: el vuelo del faisán, que atravesará todo El Mayab; el salto del venado, con el cual abarcará toda la tierra; y la música del cascabel de la serpiente, que podrá escucharse en todos los lugares del mundo. Eso fue lo que anunciaron los Chilam, aunque el día todavía no ha llegado. Mientras tanto, cada animal se está preparando para el día señalado.