El obelisco, también conocido como óbelo, es un pilar cuadrado que se erige con forma piramidal, siendo la base más ancha y la cima más estrecha. Los primeros registros de la construcción de pilares que se conocen pertenecen al antiguo Egipto, quienes los denominaban como tekhenu. Cuando estos fueron descubiertos por los griegos, concretamente por el explorador Heródoto, los llamaron obeliskos (ὀβελίσκος), diminutivo del término obelos (ὀβελός), que se podría traducir como “clavo” o “pilar”. Los primeros obeliscos fueron monumentos monolíticos. Es decir, hecho a partir de una sola piedra. En la edad moderna y contemporánea, se realizan a partir de varias piezas.
Los obeliscos egipcios tenían un importante papel espiritual, por lo cual se erigían frente a la puerta de los templos. Usualmente, los obeliscos tenían inscripciones jeroglíficas. Los egiptólogos han descubierto que estos obeliscos se realizaban en honor a Ra, el dios solar. Anteriormente, algunas personas creían que los obeliscos eran rayos de Atón (el disco solar) que habían sido petrificados; mientras que otras pensaban que el dios vivía dentro de los obeliscos. Así, simbolizaba la relación entre la tierra y el cielo, la ascensión y la firmeza. Por esto último y por su forma vertical y alargada, se tiene por un símbolo fálico.
Ejemplo de estos primeros obeliscos se pueden encontrar en el obelisco de Luxor y en el obelisco del faraón Senusret I. Varios años después, los romanos se interesaron por estas construcciones y se sabe que trasladaron al menos ocho a sus ciudades, como el obelisco Flaminio. En la actualidad, más de la mitad de los obeliscos egipcios que han sobrevivido hasta nuestros días se encuentra fuera de Egipto, como por ejemplo en Nueva York (aguja de Cleopatra o de Tutmosis III), Estambul (obelisco de Teodosio), Roma (Obeliscos de Letrán, Faminio, Montecitorio, Piazza della Minerva, etc.), Londres (gemelo de la aguja de Cleopatra o de Tutmosis III) y París (obelisco de Lúxor, construido por orden de Ramsés II).
En la edad moderna y contemporánea se han construido otros obeliscos, principalmente de carácter conmemorativo, celebrando victorias y la obra y la vida de determinadas personas. De esta manera, se han erigido obeliscos alrededor del mundo desde el siglo XVIII. Ejemplo de estas construcciones modernas se pueden ver en las ciudades de Buckinghamshire, Tenerife, Buenos Aires, Washington, Montevideo, Charlestown, Roma, Málaga, Bogotá, La Plata, Maracaibo, Santiago, Cartagena, Santo Domingo, Ciudad de Guatemala, Barcelona, Caracas, Barquisimeto, Cardona, Cadiz, San Jacinto, Ibarra, Zaragoza, Valledaupar, Puerto López, Actopan y Yacuiba, entre otras.
Los obeliscos más altos del mundo son:
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