Lobo

Lobo (símbolo)

El lobo es visto como un símbolo de lo salvaje, lo feroz y lo desenfrenado. No obstante, también tiene connotaciones benéficas en ciertas situaciones. Por ejemplo, para los griegos y para los nórdicos, era un símbolo de luz, pues podía ver en la oscuridad de la noche. Para estos últimos, los lobos eran devoradores de estrellas y de mundos, y significaban la renovación. Algunas culturas le daban entonces una interpretación como símbolo celeste. Así, los chinos creían que la estrella Sirius era un lobo que cuidaba del palacio celestial. En esta visión como animal protector, se destaca su ferocidad ante los intrusos. Por ello en Japón era invocado para cuidar las regiones de otros animales salvajes. Para los árabes, el lobo era un animal que perjudicaba el peregrinaje; mientras que para los hindúes era igualmente malo, pues representaba las deidades siniestras.

El carácter salvaje del lobo se ve de formas distintas dependiendo de su sexo: en el lobo macho, se ve un animal violento y relacionado con el pecado; en la loba hembra, se ve un animal inclinado al deseo sexual y la promiscuidad. No en vano, en algunas partes de Iberoamérica se utiliza la palabra “loba” para referirse a las mujeres devoradoras de hombres

. Debido a su ferocidad, lo lobo es visto como un animal guerrero, capaz de acabar con presas más grandes que él mediante la cooperación y la valentía. Por eso puede encontrarse en la tradición india, mongola y turca la relación entre héroes y lobos. No en vano es una loba, Luperca, quien amamanta a Rómulo y Remo, fundadores de Roma.

Dado que en el cristianismo se emparenta a los fieles con los corderos, sus depredadores naturales, los lobos, son vistos como animales infernales. Por esta razón, hay una fijación especial con su mandíbula, que aparenta la forma de una caverna, del inframundo

. Por ello se ve al lobo de Caperucita roja como una personificación de la tentación, de la desobediencia. Por lo mismo, en la Edad Media se emparentaba a los lobos con las brujas y los hechiceros. Por aquellas fechas, también nació el mito del licántropo, el hombre lobo, que vuelve a su estado salvaje durante la luna llena.