El diez es un número natural que se representa con las cifras 10. Este número compuesto cuenta con los factores 1, 2 y 5, cuya suma da 8, por lo cual se denomina al diez como un número defectivo. Más allá de sus propiedades matemáticas, el diez es un número de gran valor simbólico para diferentes culturas. Este se puede encontrar en el número de los dedos de las manos, en los dedos de los pies, en los diez mandamientos, las diez plagas que envió Dios sobre Egipto, los diez mártires judíos, las diez encarnaciones de Vishnu en la tierra (Dasaavathar), los diez gurús del sijismo, los diez tallos celestiales de la astrología china, etc.
Para los pitagóricos, el número diez era considerado como Tetraktys, una cifra de un gran valor simbólico. Esto se debía a que era el producto de la suma de los primeros cuatro números (1+2+3+4)
La Tetraktys se representaba con un triángulo de diez puntos en forma de una pirámide con cuatro pisos que tienen, respectivamente, un punto, dos puntos, tres puntos y cuatro puntos. El primer piso, que contiene un punto, representa lo divino, la unidad, el todo y el origen de todas las cosas; el segundo piso, que contiene dos puntos, representa los opuestos complementarios: lo femenino y lo masculino, la luz y la oscuridad, el falo y el huevo, el arriba y el abajo, el yin y el yang, etc.; el tercer piso, que contiene tres puntos, representa los tres niveles del universo (el cielo, la tierra y el infierno) y los tres niveles de la existencia humana (corporal, intelectual y espiritual); finalmente, la base, que tiene cuatro puntos, representa los cuatro puntos cardinales del espacio, los cuatro elementos y las cuatro estaciones.
Dentro del pensamiento chino, la totalidad de las cosas está representado por el número cinco (los cuatro puntos cardinales más el centro y los cinco elementos Wu Xing: madera, fuego, tierra, metal y agua). Por esta razón, el número diez representa la dualidad de todo lo que existe. Ejemplo de ello se encuentra en las manos, cuyos diez dedos están repartidos de a cinco en cada una. Esto también se observa en los tallos celestes, que se encuentran repartidos en dos regiones. Así, pues, el número diez es una manifestación del yin y el yang, de dos caras de la misma moneda. En el sentido de la dualidad, el diez representa la vida y la muerte, la renovación de la que hablaban los pitagóricos. Por esta razón, el diez es un número nefasto para los bambara, pues supone la muerte, el tránsito hacia el más allá.
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