Simbolismo del escorpión

El escorpión, también conocido como alacrán, es un orden de arácnidos pertenecientes al filo de los artrópodos. En la actualidad, se conocen más de 1.400 especies de este animal, las cuales llegan a medir desde los nueve hasta los veintiún centímetros. Los escorpiones se pueden encontrar en diversidad de ecosistemas, por lo que se pueden hallar en prácticamente todo el mundo, con la excepción de Nueva Zelanda y algunos países del norte, como Noruega, Dinamarca, los países bálticos, Países Bajos, Alemania, Reino Unido, Islandia y Rusia, entre otros. Por tanto, el escorpión está ligado a la cosmovisión de diferentes culturas alrededor del planeta.

Varias culturas africanas recomiendan que no se pronuncie el nombre del escorpión, pues hacerlo podría traer mala suerte. Lo mismo ocurre con la hiena. De esta manera, para hablar de estos animales, se alude a ellos señalándolos o refiriéndose a sus características como “el aplastado”. De forma similar, en Malí hay una oración que refiere que el alacrán es un animal negativo, aunque no hace parte ni de los demonios ni de los elementos del mundo físico. Esta misma leyenda que sus dos tenazas son cuernos que simbolizan la violencia y el odio, mientras que el aguijón de su cola es un estilete que representa la venganza.  Es, además, una criatura asociada a la noche y a la muerte, pues sólo sale durante el día para engendrar a sus hijos, que nace del cuerpo de su madre, quien termina muriendo.

Por las características propias de este artrópodo, era visto por algunas culturas del Mediterráneo como un espíritu nocturno y maligno, cuyo aguijón siempre listo para la violencia representaba al guerrero acorralado que todavía mantiene su espada firme. No obstante, en su aspecto diurno representa el sacrificio de las madres hacia sus hijos, pues, como ya se ha dicho ante, las crías destrozan el cuerpo de su progenitora y se alimenta de su cuerpo hasta que ya no queda nada.

Para los mayas, el alacrán era una manifestación del dios de la caza, pues tenía la astucia y las herramientas (tenazas y aguijón) del cazador. Dentro de la glíptica (grabado sobre piedra), se le mostraba como representación de la sangría (tratamiento médico) y la penitencia. Los dogon también lo veían como una criatura asociada a las operaciones quirúrgicas por sus pinzas, utilizadas en la ablación del clítoris. De esta manera, el dardo y la bolsa en la punta de la cola representaban el órgano, mientras que el veneno simbolizaba la sangre del paciente y el agua necesaria para el procedimiento. Por todo esto, representaba al aspecto masculino de la mujer.

Para las culturas del África subsahariana, el escorpión representaba al nacimiento de gemelos, pues esta criatura tiene ocho extremidades (las mismas que tiene dos bebés gemelos o siameses). En esa medida, el escorpión simboliza la repetición del parto de la mujer y el momento en el que el clítoris se transforma en alacrán después de esto. Para los egipcios, se trataba de un animal peligroso para el ser humano, aunque uno de los gobernantes anteriores a las dinastías era un escorpión (el rey alacrán). Este llegó a ser venerado como dios y su cuerpo con cabeza de Isis se puede encontrar en los cetros de varios faraones. También estaba estrechamente relacionado con la diosa Selket, patrona de distintos grupos de hechiceros y curanderos.

Dentro de la cosmovisión del mundo antiguo griego, el escorpión era el encargado de vengar a Artemisa (Diana para los romanos), la joven y virginal diosa de la caza y la astucia que casi es violada por Orión. Por esta ofensa, la diosa deja caer un escorpión sobre su pie, quien lo pica en su talón. Por el servició que le ofreció, la diosa lo asciende al cielo y lo transforma en la constelación de Escorpio, de donde proviene el signo zodiacal del mismo nombre. Por esta razón, la estrella Orión parece estar siempre huyendo de la constelación del escorpión.