Ancla (símbolo)

El ancla, también conocida como áncora, es un símbolo que ha sido utilizado ampliamente en la iconografía de los pueblos navegantes, principalmente del Mar Mediterráneo. Dado que este objeto se utilizaba para detener las embarcaciones y que no fueran arrastradas por las olas, representaba la firmeza, la fidelidad, la tranquilidad, la solidez, la salvación y la esperanza. De igual forma, representaba su significado más obvio, la navegación marítima. Por ello era usual que muchos marineros se la tatuaran en los brazos o en alguna parte del cuerpo, para mostrar su profesión y forma de vida. El símbolo también ha sido utilizado por el cristianismo como una forma de representar que Cristo evita que el espíritu naufrague. A partir de esto, los poetas místicos unieron el ancla a la cruz en un solo símbolo, el cual significaba que la voluntad humana estaba fija a la cruz de Cristo, a su gracia.

En la cultura griega y romana, no sólo simbolizaba la esperanza y la vida en el mar, sino también el conflicto existente entre la tierra y el agua. Por esta razón, aparecía en varias monedas como representación de Neptuno (Poseidón). De igual forma, simbolizaba la estabilidad y la compostura que debían tener las personas frente a sus sentimientos y sensaciones

. En una moneda emitida por el emperador César Augusto, aparecía junto al delfín. Así, mientras el ancla significaba la serenidad y la necesidad de ralentizar las cosas; el animal significaba la necesidad de avanzar con rapidez. El lema de este emperador era, por tanto, «apresúrate con lentitud», que responde a la idea de avanzar, pero con cautela todo el tiempo. Esta idea luego sería retomada por otros emperadores, como Tito y Domiciano.

Pasada la época grecorromana, el cristianismo se instauró en buena parte de Europa. En muchas representaciones de esta época (paleocristianas), se puede ver en el ya mencionado símbolo del ancla-cruz o junto a varios peces

. Este uso comenzó con una cita de la Epístola a los hebreos que reza lo siguiente: «(…) asiéndonos a la esperanza propuesta, que nosotros tenemos como segura y sólida ancla de nuestra alma» (Hebreos 6:18-19). Por esta razón, el símbolo fue utilizado por varios Padres de la Iglesia, como san Juan Crisóstomo o san Agustín.
Daniel Collazos

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Tags: AReligión

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