¿Quién era Yum-Kimil?

Dentro de la mitología maya, Yum-Kimil, también conocido como Ah Cimih, Ah Puch, Hun Ahau o Kitzin, que se puede traducir como “el apestoso”, era el dios de la muerte y el rey del inframundo, Xibalbá. Según se cuenta, las personas que estaban próximas a morir contraían una enfermedad que las llevaba a Xibalbá, donde este dios las asesinaba. Este usualmente se era representado con una calavera en lugar de cabeza, los huesos de las costillas al desnudo y la columna vertebral también al descubierto o revestida con carne putrefacta. Debido a que este dios se encontraba en permanente descomposición, no es de extrañar que se le conociera por su olor. Además de esto, tenía cascabeles de cobre o de oro en el cabello, en fajas alrededor de las piernas y los brazos y en un collar que le rodeaba el cuello. Este dios era acompañado por un ave Moán, una lechuza y un perro, todos tres considerados como animales de mal agüero. Como contraparte de Itzamná, Yu-Kimil era uno de los dioses más importantes del panteón maya, pues es nombrado 88 veces en los tres manuscritos más estudiados de esta cultura. Para apaciguar la furia de este temido dios, los mayas solían hacer sacrificios de seres humanos y animales al compás de bailas y cantos. Si bien estas celebraciones se hacían con el propósito de alejar la muerte, también se le podían pedir favores, como pudiera valor para una guerra próxima.