Simbolismo de wiphala

Wiphala es el nombre que recibe la bandera de varias comunidades indígenas que viven alrededor de la cordillera de los Andes. La bandera consta de un cuadrado con un total de 49 cuadrados concéntricos. De esta manera, se forman doce diagonales desde la parte inferior izquierda hasta la parte superior derecha. Cada diagonal tiene un color de la siguiente manera: amarillo, naranja, rojo, violeta, azul, verde, blanco (en la mitad), amarillo, naranja, rojo, violeta, azul y verde. Debido a estos colores, la bandera en algunas ocasiones ha sido confundida con la bandera LGBT y con la bandera la ciudad de Cusco, en Perú.

Según anotan los expertos de estas comunidades, cada color de la wiphala significa lo siguiente:

  • Amarillo: que simboliza la fuerza y la energía de los andinos, la dualidad entre pacha-mama y pacha-kama, las leyes de la sociedad andina.
  • Naranja: que simboliza la preservación y la multiplicación de la especie humana, la salud, la educación, la juventud y el patrimonio andino.
  • Rojo: que simboliza la tierra, aka-pacha, la filosofía, el conocimiento y la cultura amawta.
  • Violeta: que simboliza la ideología y las diferentes formas de la política y la sociedad andina.
  • Azul: que simboliza el infinito, el cosmos y las estrellas, y los efectos que tienen estas sobre la tierra y los asuntos humanos.
  • Verde: que simboliza la economía y los productos de la comunidad andina. Representa también las riquezas de la tierra, como la flora, la fauna y los recursos hídricos.
  • Blanco: que simboliza el tiempo y la dialéctica, el desarrollo y la transformación que siempre está haciendo qullana marka sobre los Andes.

Esta bandera tiene su origen en la bandera del pueblo aimara, con una población de cuyo territorio se extiende desde Bolivia hasta Perú y Chile, donde viven alrededor de dos millones de personas. Esta bandera fue considera como símbolo nacional por Bolivia a partir de la Constitución de 2008. Su etimología se encuentra, probablemente, en los vocablos aimara wiphai, que se utiliza como exclamación en ceremonias y fiestas; y laphaqi, proveniente de la expresión lapx-lapx, que hace referencia al sonido del viento, al sonido que produce un objeto flexible cuando es ondeado por el viento. Ambos vocablos conforman el término wiphailapx, que se traduce como “la victoria que ondea el viento”, en referencia a una bandera. De ahí proviene wiphala, una forma más eufónica de wiphailapx

.

A pesar de que esta bandera se conoce como wiphala por la gran mayoría de las asociaciones indígenas y por gran parte del territorio latinoamericano, se le conoce con distintos nombres o escrituras en algunas regiones específicas. Por ejemplo, los kallawayas del departamento de la Paz, en Bolivia, la conocen como laphaqay; los pobladores del departamento de Potosí la conocen como laphala; las personas del departamento de Cochabamba la conocen como wiphayla; mientras que en ciertas regiones de Argentina y Ecuador la conocen y escriben como wipala.

Según lo señalan distintos estudios hechos al respecto, la wiphala es un símbolo posterior a la conquista española. Se sabe el empleo de los colores que tenían estas comunidades indígenas eran distintas al cromatismo que tiene la bandera, además de que este tipo de símbolos eran inexistentes. Las banderas, tal y como las conocemos hoy en día, tienen su origen en las dhwasha que usaban los carros de guerra de la india y en los emblemas que usaban las huestes romanas. De manera que, al igual que la chakana, también conocida como cruz andina, la wiphala es un símbolo rescatado y propio de la adaptación de estos pueblos a los momentos que vivieron en la conquista, cuando exigían sus derechos.

Por todo lo anterior, la wiphala se puede apreciar en un qiru (vaso indígena) que se encuentra en el Museo de Tiwanaku, en el departamento de La Paz; junto a un tejido koroma que se encuentran en la provincia de Antonio Quijarro, en Potosí; y pintada sobre la superficie de una roca en Wantirani, Qppakati, en la provincia de Mako Kapajk del departamento de la Paz. De las crónicas españolas que se escribieron sobre la conquista de Bolivia y del territorio aimara, sólo una, escrita por Cieza en 1553, señala que los guerreros llevaban una bandera al campo de batalla. Las demás mencionan el uso de emblemas en las fuerzas del Imperio Inca, pero este no tiene relación con la wiphala.

Daniel Collazos

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