Ultratumba (mitología griega)

Ultratumba. Creencia de que las almas de los muertos no habitaban en la tumba, sino reunidas en un lugar situado muy profundamente debajo de la Tierra. Al principio se creía que las almas de los difuntos se quedaban cerca del cuerpo sepultado; por eso se depositaba en la tumba multitud de objetos relevantes y suntuosos, con objeto de que el desaparecido no echara en falta lo que tanto había apreciado en vida.

El infierno propiamente dicho es el Erebos, región de tinieblas surcada por los ríos del mundo subterráneo. También está el Aqueronte, que debe ser cruzado por las almas al entrar en el infierno. Un barquero llamado Caronte, es el encargado del pasaje. El otro río es el Corito, el río de las lamentaciones. También está el Leteo, de cuyas aguas beben los muertos, perdiendo el recuerdo de todos los sucesos de la existencia terrena. El Leteo es el río del olvido. Caso de haber quebrantado su juramento, habrían debido pasar este río, perdiendo así la inmortalidad. El perro tricéfalo Cerbero

monta la guardia en el Aqueronte.

Las almas de los muertos se creía que eran sombras sin cuerpo que vagaban por los infiernos sin voz ni conciencia de las cosas, llevando una existencia fantasmal y monótona. Según otras tradiciones conservan el rango que les correspondió en el mundo. Ahora bien, las almas de las personas virtuosas eran conducidas al Elíseo

, donde llevaban una existencia plácida en medio de un magnífico paisaje; las de los perversos, eran arrojadas al Tártaro, destinados a sufrir.

Muchos sufrieron después de sus vidas en Ultratumba. Por ejemplo: Sísifo, un legendario rey de Corinto, engañó a los propios dioses y a la muerte. Por eso estaba condenado en el infierno a empujar cuesta arriba una enorme peña eternamente. Ixión, fue atado en el infierno a una rueda que gira con él sin descanso por perseguir con su amor a la dios a Hera

. Un crimen similar cometió el rey de los lapitas Pirítoo, quien, a la muerte de su esposa, quiso raptar de su reino a la diosa Perséfone. Como castigo fue condenado estar sentado en una mesa con los manjares más deliciosos, pero una de las Erinias le impide alcanzar. También hay una roca en la parte superior que amenaza con aplastarlo. Las Danaidas, también fueron condenadas a echar agua en un tonel hasta llenarlo para toda la eternidad por asesinar a los hijos del rey Egiptos, quienes eran sus esposos.