Ts’Ao Kuo-Chiu

Ts’Ao Kuo-Chiu o Cao Guojiu es una de las deidades pertenecientes al grupo de “los ocho inmortales”, dioses de la mitología china que tuvieron vidas terrenales y nacieron durante las dinastías Tang y Song. Durante su vida como mortal, Ts’Ao Kuo-Chiu perteneció a la familia real Cao y se desempeñó como miembro de la corte. Es considerado el guardián de los actores y suele ser representado como un hombre mayor de aspecto jovial y barba larga, vistiendo el traje que usaba en la corte real.

Vida terrenal de Ts’Ao Kuo-Chiu

Como miembro de la realeza, Ts’Ao Kuo-Chiu, llevaba una vida holgada y ocupaba un lugar privilegiado en la corte. Cierto día renunció a este y a su vida de lujos, tras enterarse del crimen cometido por su hermano.

Este habría asesinado a una persona, sin embargo, nadie se atrevía a denunciarlo pues era miembro de la realeza. Este hecho lo conmovió de tal manera que decidió dejar de lado su vida acomodada para vagar por el mundo.

Cuando se dirigía a pagar por su primer viaje, se encontró con un extraño que prometió pagar su boleto, si tiraba al río la barra de oro con la que pensaba pagar. Ts’Ao lo hizo y en ese instante aquel hombre reveló ante él que era Lu Tung-Pin, uno de los dioses inmortales. Desde ese momento Ts’Ao Kuo-Chiu, decidió incursionar en los principios del taoísmo, en los cuales profundizó el resto de su vida.

El ascenso a la inmortalidad

Cuenta la leyenda que un día mientras Ts’Ao Kuo-Chiu meditaba, dos ancianos se le acercaron y empezaron a interrogarlo, mencionando como pretexto que las personas de los alrededores comentaban que se dedicaba al cultivo, pero en sus tierras no había ninguna siembra. Ts’Ao contestó que se dedicaba al cultivo del taoísmo, a lo que los ancianos respondieron planteando otra pregunta. Estos le preguntaron: ¿Dónde se encuentra el Tao? Y este respondió que se encontraba en el cielo.

Poco satisfechos con su respuesta, preguntaron: ¿Dónde se encuentra el cielo?, a lo que este respondió señalando a su corazón. Tras esta corta charla, los dos ancianos se presentaron como dioses inmortales y dijeron: tu corazón es uno con el cielo y el cielo es uno con el Tao. Desde luego has llegado a un profundo conocimiento.

Luego compartieron con este los secretos de la perfecta armonía y lo persuadieron de unirse a los inmortales. Al unirse a estos, Ts’Ao Kuo-Chiu, dejó su vida como mortal y se convirtió en Dios.