Mito de Psique

Dentro de la mitología griega, Psique era la más hermosa de las hijas del rey de Anatolia, y es tomada muchas veces como la personificación del alma. Según se cuenta, Afrodita sintió envidia de su belleza, así que envió a su hijo, Eros, para que le lanzara una de sus flechas mágicas con el fin de que se enamorara de un hombre malvado y horrible. Sin embargo, cuando Eros vio a la joven, se enamoró perdidamente de esta. Así que lanzó la flecha al mar y se llevó a Psique volando hasta su palacio. Para que Afrodita no se diera cuenta, Eros visitaba todas las noches a Psique sin revelarle su identidad. Por ello, cuando sus hermanas le preguntaron a Psique acerca de su amante, esta no pudo darles ninguna información. Entonces le aconsejaron que, durante la noche, encendiera una lámpara para ver el rostro de su amor. Y así lo hizo, con tan mala suerte que una gota de aceite le cayó en la cara a Eros. Este entonces se fue furioso y decepcionado.

Luego de aquello, Psique le rogó a Afrodita que le dejara recuperar el amor de Eros, pero esta todavía estaba furiosa. Así que le encargó cuatro trabajos supremamente difíciles para un mortal. El último consistía en visitar el Hades y pedirle a Perséfone un poco de belleza, que debería ser entregada a Eros, quien se había deteriorado por el desamor. Psique entonces intentó suicidarse para llegar al inframundo, pero, en el último momento, una voz le dijo cómo llegar sin perder la vida.

De esta forma, Psique descendió al inframundo, tranquilizó a Cerbero con un pastel de cebada, pagó a Caronte para que la transportara y obtuvo la belleza de Perséfone, la cual guardó celosamente en una caja dorada que le había sido entregada por Afrodita. Luego de hacer el viaje de vuelta, no pudo resistir la tentación y abrió la caja, de la cual brotó sólo un sueño estigio que le borró los recuerdos. No obstante, Eros la había seguido a lo largo de su travesía y decidió perdonarla. Juntos ascendieron nuevamente al Olimpo y los dos amantes se casaron con la aprobación de Afrodita y los demás dioses. De dicha relación nació Hedoné, una deidad femenina que representaba el deseo sexual dentro de la mitología griega.