Dentro de la mitología griega, Augías fue uno de los reyes de Élide, hijo de Nausidame y Helios; aunque otras versiones aseguran que era hijo de Poseidón, Eurícide o Eleo. De todas maneras, tenía por hijos a Felio, Agameda, Éurito, Agástenes y Epicaste. Los territorios de este gobernante eran famosos por tener el mayor número de ganado de la región, pues las reses habían sido bendecidas por los dioses para que no sufrieran ninguna enfermedad y eran protegidas por 12 toros regalados por Helios. Así, ni las epidemias ni los depredadores habían frenado la multiplicación de estos animales. Sabiendo esto y que los establos donde vivía este ganado nunca habían sido limpiados, Euristeo le encargo a Heracles que los limpiara en un solo día. Esta misión tenía, a diferencia de las otras, humillarle con la limpieza de aquel lugar tan inmundo. Aun así, Augías le prometió a Heracles que, de cumplir con su trabajo, le daría una parte de las reses. Así que, viendo lo imposible que era llevar a cabo la limpieza en el tiempo estipulado, Heracles desvió el río Peneo y el río Alfeo para que lavaran toda la suciedad. De esta forma, los establos quedaron limpios en menos de un día.
No obstante, Augías no quiso pagar lo acordado, pues alegó que los establos no habían sido limpiados por Heracles sino por los ríos. Esta discusión fue llevada a una especie de juicio, en donde Fileo, hijo de Augías, declaró a favor de Heracles. Esto supuso el destierro de ambos, pese a que los jueces le dieron la razón. Entonces el hijo de Zeus se fue de Élide y creó alianzas por toda Grecia para acabar con Augías. Tras reunir suficientes hombres y lanzarse a la batalla, Heracles no sólo fue incapaz de vencer a los moliones, sino que perdió a su hermano Ificles en el conflicto. Así que esperó y, luego de tres años, aprovechó que sus contrincantes estaban realizando festividades en honor a Poseidón para asesinar a Éurito y a los moliones. Sin sus mejores hombres, Augías perdió la guerra y fue asesinado, siendo sucedido en el trono por Fileo. En conmemoración a esta victoria, Heracles fundó los juegos olímpicos.
Heracles, hijo de Zeus y Alcmena, tenía que ser el rey de Argólida (Micenas, Argos, Tirinto y Midea), pues un oráculo había dicho que el próximo varón que naciera en la casa de Perseo sería el rey del lugar. No obstante, Hera no quiso que esto pasase, así que retrasó tres meses el nacimiento de Heracles y adelantó dos meses el alumbramiento de Euristeo, quien también era parte de la casa de Perseo al ser hijo de Nícipe y Esténelo. Zeus se enojó al saber esto, pero no pudo hacer gran cosa. Así, Heracles creció lejos del trono y tuvo por esposa a Mégara, la hija mayor del rey de Tebas, Creonte. Con esta tuvo varios hijos, cuya cifra varía según la versión del relato. Pero, en un ataque de ira producido por Hera, Heracles asesinó a su esposa y a su descendencia, aislándose del mundo por el terrible crimen que había cometido.
En este exilio fue descubierto por su hermano Ificles, quien lo convenció de que visitara al oráculo de Delfos. Aceptando la recomendación, Heracles fue hasta el oráculo y este le pidió como penitencia por su crimen que debía realizar diez trabajos impuestos por Euristeo, la persona que más odiaba Heracles, y le profetizó además que, luego de estos, se volvería inmortal y pasaría a instalarse junto a los dioses. A pesar del resentimiento, Heracles aceptó su castigo y recibió los trabajos impuestos por el rey usurpador; quien le impuso dos trabajos más, siendo doce en total, pues Heracles iba acompañado de Yolao. El quinto de estos trabajos consistía en limpiar los establos de Augías.
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