Dentro de la mitología nórdica, Loki era un ser mitológico al que se le acusaba como el responsable de todo fraude. Este ser vivía junto a los dioses en Asgard, y el mismo Odín lo consideraba como su hermano, hasta que este asesinó a uno de sus hijos. Loki era hijo de los gigantes Laufey y Farbauti, y tenía como hermanos a Helblindi y Býleistr. Como hijos, Loki engendró con la giganta Angrboda a Fenrir, un feroz lobo gigante; Jörmundgander, una monstruosa serpiente marina; y Hela, la diosa de los muertos; y con la diosa Sygn engendró a Narfi y Váli. Loki es uno de los personajes más curiosos de la mitología nórdica, pues tiene una relación bastante ambigua en relación con los dioses: en algunos relatos los ayuda y en otros los enfrenta. Como una explicación para dicho fenómeno, puede decirse que estaba más interesado en engañar o jugarle una broma a aquel que se le cruzara en el camino, sin importar su origen.
Según se cuenta, Loki una vez le cortó la cabellera a Sif, la esposa de Thor. Este se puso furioso por ello, así que Loki decidió calmar su cólera. Para ello, se dirigió a la forja de los hijos de Ivaldi, un grupo de enanos artesanos y forjadores. Estos crearon tres maravillas: la cabellera de Sif, de nuevo; el barco Skíðblaðnir y la lanza Gungnir. Loki tomó estos objetos y los regaló en Asgard: a Sif le devolvió la cabellera, a Frey le dio el barco y a Odín le dio la lanza. Impresionado por la maestría de los hijos de Ivaldi, Loki aseguró que ningún enano podría realizar algo semenajte. No obstante, en el lugar estaban los enanos Brok y Eitri, quienes apostaron la cabeza de Loki a que podían hacer tres maravillas de igual valor. Loki aceptó.
Ubicados en su forja, Brok se dedicó a maniobrar el fuelle mientras Sindri puso sobre la fragua una piel de cerdo. Loki, que tenía la capacidad de convertirse en cualquier cosa, se transformó en un insecto y se posó sobre la mano de Brok y lo picó, pero este no dejó de hacer su trabajo. Al cabo de un tiempo, Sindri sacó de la fragua a Gullinbursti, un cerdo con pelaje de oro. Para su segundo trabajo, Sindri puso oro sobre la fragua mientras Brok seguía soplando con el fuelleo. Loki esta vez lo picó en el cuello con mayor intensidad, pero el enano no cesó. Así crearon el anillo Draupnir. Para su último trabajo, Sindri puso hierro en la fragua y le pidió a su hermano que siguiera soplando. Pero esta vez Loki lo picó en los párpados y el enano quedó ciego por un instante debido a la sangre. Durante este instante, dejó de soplar con el fuelle, así que la empuñadura del tercer objeto quedó corta, el cual era el martillo Mjölnir. Los enanos entonces volvieron con los dioses y le entregaron a Thor el martillo, a Odín el anillo y a Frey el cerdo. Los tres deliberaron y llegaron a la conclusión de que el martillo era el mejor de los seis regalos, pues podía proteger a Asgard del ataque de los gigantes. Por esta razón, Loki se vio obligado a cumplir su apuesta; pero este, al ver que los enanos se abalanzaban sobre él, les dijo que les había prometido la cabeza y no su cuello. Los enanos entonces le cosieron los labios para que no pudiera engañar a nadie más
No obstante, Loki pudo recuperar su habla tras sacarse los hilos con los que se le había cosido la boca. Luego de esto, Loki ayudó al jotun Þjazi para que pudiera secuestrar a la diosa Iðunn y sus manzanas, las cuales le devolvían la juventud a los dioses, pues estos no eran inmortales. Sin el poder rejuvenecedor de las manzanas, los dioses de Asgard comenzaron a envejecer y a perder sus facultades. Preocupados por la situación, obligaron a Loki para que rescatara a Iðunn y a sus manzanas. Así, este se convirtió en ave y usó la capa de plumas de halcón de Freyja para traer a Iðunn de vuelta en forma de nuez, para facilitar el viaje. No obstante, este hecho no pasó desapercibido por el jotun, quien se transformó en un águila y se lanzó a perseguirlos por los aires. Ya estando en Asgard, los dioses crearon una fogata y le quemaron las alas al águila, con lo que Iðunn quedó a salvo.
Pese a que las anteriores jugarretas le fueron perdonadas por los dioses, hubo una que lo condenó a un cautiverio casi eterno, del que sólo podría liberarse con la llegada del Ragnarök. Según la tradición, el dios Balder, hijo de Odín, vivía en Breidablik y gozaba del respeto y la admiración de sus semejantes debido a su sabiduría y belleza. No obstante, durante un tiempo comenzó a soñar cosas oscuras. Al comentarle esto a su madre, Frigg, ella supo que su hijo estaba próximo a morir. Preocupado por la situación, Odín cabalgó con Sleipnir hasta Hel, el inframundo nórdico. Aquí, luego de evitar al perro guardián Garm, despertó a la reina de este mundo, Hela, y le preguntó por el significado de los sueños de su hijo. Ansiosa por estar muerta nuevamente, Hela se limitó a entregar una respuesta ambigua que dejó al dios con la misma incertidumbre con la que había llegado.
Al cabo de un tiempo, los sueños se hicieron más intensos y llegaron a extenderse a lo largo de varias noches. Esto cambió el humor de Balder, haciéndolo un ser deprimido y aislado, cuando antes era festivo y sociable. Esto hizo que la preocupación se extendiera de Odín al resto de los dioses, quienes se reunieron en el Gladsheim e hicieron una lista con todos los posibles asesinos de Balder. Terminada la lista, Frigg visitó los nueve mundos para hacerle prometer a todos los que allí estaban escritos que no fueran a matar a su hijo. Todos prometieron no hacerlo, salvo el muérdago, ya porque era demasiado joven o ya porque no representaba ninguna amenaza. Pese a estas precauciones, los dioses se habían olvidado de alguien: de Loki, quien estaba resentido con ellos porque habían raptado a sus hijos, Fenrir, Jörmundgander y Hela, con tal de que no le hicieran daño a nadie.
De esta forma, Loki se lanzó por los nueve mundos en busca de alguien que no hubiera prometido asesinar a Balder. Dado que no consiguió respuestas de esta forma, decidió disfrazarse de anciana, pues tenía la habilidad de adoptar cualquier forma, y preguntarle a la misma Frigg. Luego de interrogarla durante bastante tiempo, al fin supo que la única cosa que podía matar al hijo de esta era el muérdago. Así que Loki creó una flecha con esta planta y esperó el momento indicado. Sabiéndose invulnerable, Balder hizo que todos los dioses le arrojaran cosas para probar que nada podía matarlo. Entonces Loki le dio la flecha a Höðr, el hermano ciego de Balder, e hizo que este le disparara. La flecha le atravesó el pecho a Balder y este murió en el acto. Sin poder tomar venganza debido a que era un lugar santo, los dioses a incendiar el cuerpo sin vida de Balder. Más tarde, Hermod viajó hasta el Helheim para preguntarle a Hela cómo podría resucitar al dios. Esta le dijo que sólo sería posible si todas las cosas del mundo lloraban por él. Y así ocurrió, salvo por una giganta llamada Thok que no quiso llorar.
Al poco tiempo, se descubrió que la giganta Thok era en realidad Loki disfrazado, por lo que los dioses decidieron buscarlo y capturarlo para vengar la muerte de Balder. Sabiendo que lo buscaban, Loki construyó una casa en lo alto de una colina. Esta construcción tenía cuatro puertas que le permitían ver hacia los cuatro puntos cardinales en todo momento. Cuando se sentía en peligro, Loki se transformaba en salmón y se lanzaba a las aguas de la cascada Fránangr. Un día, cuando los dioses llegaron a la casa, Loki quemó una red que había en el lugar y se transformó en salmón para escapar por el agua. Los dioses encontraron las cenizas y decidieron hacer una nueva red. Teniéndola lista, salieron a la cacería y le lanzaron la red cuando lo vieron, pero este logró saltarse la malla. En un segundo intento, los dioses tiraron la red y Loki volvió a saltarla; pero esta vez Thor lo agarró de la cola. Como venganza por la muerte de Balder, transformaron a Váli, hijo de Loki, en un lobo feroz que se comió a su otro hijo, Narfi. Con las entrañas de este construyeron tres piedras a las cuales encadenaron a Loki. Encima de su cabeza, dejaron que una serpiente goteara eternamente su veneno; aunque Sigyn, la esposa del prisionero, para impedir que el veneno le cayera en la cara, ponía un cuenco de madera y luego lo vaciaba en la tierra. Pero cada vez que desocupaba el cuenco, debía apartarlo de la ruta del veneno para lanzarlo lejos, así que las gotas le caían en la cara a Loki durante esto. El dolor era tal, que este se retorcía y provocaba los temblores de la tierra.
Según se cuenta, Loki logrará liberarse al fin de las cadenas el día del Ragnarök, la batalla del fin del mundo. Una vez libre, se dirigirá a Vigrid junto con su hija Hela y los habitantes del inframundo, Helheim, destruyendo a su paso el puente Bifröst. A Vigrid también se dirigirán sus otros hijos, el lobo Fenrir y la serpiente Jörmundgander, y junto a los gigantes de fuego se enfrentarán a los dioses de Asgard. Al igual que los principales protagonistas de esta guerra, Loki tendrá una pelea singular con Heimdall, uno de los hijos de Odín, y ambos terminarán matándose mutuamente.
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