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Li T’eih-kuai

Li T’eih-kuai

Li T’eih-kuai o Li Tieguai es uno de los dioses pertenecientes al grupo de «los ocho inmortales», deidades de la mitología china que nacieron y tuvieron vidas terrenales durante las dinastías Tang y Song. Al igual que los otros dioses inmortales, Li T’eih-kuai dedicó su vida terrenal al estudio y la práctica de los principios del taoísmo. Una vez alcanzó la perfección moral y la armonía espiritual accedió a la vida eterna convirtiéndose en una deidad. Suele ser presentado como una deidad benevolente de apariencia desaliñada.

Li T’eih-kuai es representado como un anciano cojo de aspecto tosco con la cara sucia, barba desaliñada y el cabello sucio, recogido con una banda de color dorado que hace alusión a su inmortalidad. Camina haciendo uso de una muleta y lleva en sus manos una calabaza, obsequiada por su maestro, Laozi.

Vida de Li T’eih-kuai

Según cuenta la leyenda, Li T’eih-kuai vivió como ermitaño en la provincia de Hebei, siguiendo los principios del taoísmo enseñados por su maestro Laozi, también conocido como Lao-Tse, creador del taoísmo. Guiado por Laozi, Li enfrentó diversas pruebas y desafíos, al mismo tiempo que meditaba y se alejaba del mundo, renunciado a la banalidades y trivialidades del mundo. Vigiló su cuerpo y espíritu con férrea disciplina y alcanzó la perfección moral y el balance espiritual que buscan sus adeptos.

Ascenso a la inmortalidad

Se dice que, al lograr la perfección moral, Li T’eih-kuai fue convocado por Laozi al monte Hua, una de las cinco montañas sagradas, por lo que Li tuvo que dejar su cuerpo físico al cuidado de una de sus seguidoras. Le explicó que su viaje seria anímico y que, si no llegaba en siete días podía quemar el cuerpo. En el sexto día, la madre de la pupila enfermó de gravedad y ésta tuvo que ir a visitarla.

Antes de partir incineró el cuerpo de su maestro, ya que este suponía una carga para ella; en otras versiones se menciona que esta incineró el cuerpo, al notar que este no tenía signos vitales. Cuando Li quiso regresar a su cuerpo encontró una pila de cenizas, por lo que se vio obligado a buscar otro cuerpo. El único cuerpo que encontró fue el de un mendigo que había muerto de hambre, este estaba cojo, tenía el pelo desaliñado y la cara sucia.

Tras unirse al cuerpo del mendigo, Li recibió de su maestro la muleta, su banda dorada y la calabaza que usa para curar a los enfermos. También se dice que Li, descubrió el secreto de la inmortalidad en un pergamino guardado en una caja de jade en su cueva. Tras abrirla, la cueva se iluminó y Li desapareció sin dejar su cuerpo, de esa manera se unió al grupo de los inmortales.

Leydy Montoya

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Leydy Montoya
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