Mito de La captura de cerbero

Euristeo le encargó una última labor a Hércules, Los doce trabajos de Hércules, realmente compleja, pero lograrlo le aseguraría la inmortalidad. El reto era ir al mundo del más allá para cazar el perro de Hades, Cerbero, era quien cuidaba la puerta del Averno. Su objetivo era deshacerse del héroe para siempre. Hércules emprendió el viaje, primero fue a los Misterios Eleusianos, ceremonia secreta en honor de Deméter y Perséfone en la que expió pecados como la matanza de centauros.

Heracles descendió al mundo de los muertos en el cabo Tenaro; el punto más meridional del Peloponeso. Atenea y Hermes, guía de los muertos le acompañaron. El barquero Caronte llevó a Hércules a la laguna Estigia, acto por el que posteriormente Hades le castigaría. Al llegar al Averno, encontró las almas de Teseo, la repulsiva Medusa y Meleagro. Siguió su viaje por el mundo de la oscuridad y, degolló el ganado de Hades para que las almas pudiesen probar la sangre.

Hades se enfrentó al héroe en el Olimpo. Pero, cayó derrotado. Así que, Haracles logró capturar el Cerbero. Rápidamente, desató toda su fuerza y logró controlarlo con sus manos. Este suceso fue tan importante para la mitología griega que fue narrado para Ovidio de la siguiente manera:

movido por la furia, llenaba el aire con sus ladridos, derramando espuma por su boca que contaminaba los verdes campos. Sobre la espuma se sentaron y allí se alimentaron recibiendo poderes dañinos; inmediatamente después brotó una planta venenosa sobre el suelo pedregoso a la que los agricultores llamaron “acónito”.

Cuando Hércules llegó con Cerbero, lo único que hizo Euristeo fue esconderse por el miedo al ver al animal. Finalmente tuvo que liberar a Heracles y así pudo llevar a Cerbero de vuelta al Averno. El rey Euristeo se sintió furioso por el éxito que había tenido Heracles en una labor realmente monumental.