Mito de Huehuetéotl-Xiuhtecuhtli

Dios del fuego de la mitología azteca. Su figura fue encontrada en asentamientos muy antiguos como Cuicuilco y Monte Albán en México y se sabe que su culto se dio en las primeras civilizaciones mesoamericanas. En esta civilización había tres niveles en el universo: el celeste, el terrestre y el inframundo. En tal sentido, Huehuetéotl-Xiuhtecuhtli habitaba en el nivel terrestre; de donde partían los cuatro rumbos del universo, o cuatro puntos cardinales. Huehueteotl no sólo era el dios del fuego sino además el abuelo de los hombres y el dueño del tiempo.

Este dios también en la naturaleza se asocia con el calendario, que los aztecas llamaban Huehue-téotl, o “el Dios Viejo”. O también era conocido como “el Señor del año”. La representación era un anciano sedente cargando un brasero en su cabeza para encender el fuego. En este brasero aparece la cruz que se repite en las figuras de los sacerdotes de este dios. Cuando terminaba un siglo azteca (cada 52 años) se celebraban rituales en honor de Huehueteotl-Xiuhtecuhtli para evitar que los dioses abandonaran a los mortales. Se realizaban sacrificios humanos. Una de las ceremonias más llamativas e importantes era la ceremonia del fuego nuevo en la cual se encendía fuego sobre el pecho del sacrificado.

Xiuhtecuhtli tenía una contraparte femenina llamada Xiutecihuatl (Señora del año), y ambos eran personificaciones de los padres de los dioses y de la humanidad. Se pueden ver representaciones de este antiguo dios del fuego en relieves y estatuillas de carácter litúrgico; sin duda una de las figuras divinas más representativas del arte precolombino.