Mito de Hipólito

Dentro de la mitología griega, Hipólito era el hijo de Teseo y una amazona, quien bien pudo ser Hipólita, Antíope o Melanipa. Este fue fruto de la expedición que realizó Heracles para arrebatarle el cinturón a la reina de las amazonas, en la que viajaba Teseo. Cuando Hipólito ya había crecido, este adoraba a Artemisa, patrona de sus actividades favoritas, y despreciaba a Afrodita, razón por la que esta hizo que Fedra se enamorara de él. Así, una tarde en que Teseo no estaba, Fedra se ofreció a Hipólito, mas este la rechazó. Entonces la mujer se ahorcó culpándolo de haberla violado. Al volver, Teseo creyó la mentira y pidió a Poseidón un castigo para su hijo. De esta forma, Hipólito fue embestido por un toro —o asustado por un monstruo marino— mientras conducía su carruaje, siendo aplastado por sus propios caballos. En algunas versiones, Hipólito queda agonizante y alcanza a reconciliarse con su padre luego de que Artemisa les revelara que todo fue culpa de Afrodita. Conmovida por el joven, Artemisa hizo que Asclepio lo reviviera y lo llevó a su santuario en Aricia, donde pasó a ser su compañero Virbio.