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Heracles

Mito de Heracles

Heracles, también conocido como Hércules dentro de la mitología romana, fue hijo de Zeus y Alcmena, así como bisnieto de Perseo. Este nació con el nombre de Alcides o Alceo, pero en su adultez recibió el nombre de Heracles de mano de Apolo, para designarlo como servidor de Hera. Este era conocido por ser un semidios con una fuerza descomunal, capaz de hacer lo que no podían diez hombres juntos. Aun así, pese a que debía ser el rey de Argólida (Micenas, Argos, Tirinto y Midea), pues un oráculo había dicho que el próximo varón que naciera en la casa de Perseo sería el rey del lugar; Hera no quiso que esto pasase, así que retrasó tres meses su nacimiento y adelantó dos meses el alumbramiento de Euristeo, quien también era parte de la casa de Perseo al ser hijo de Nícipe y Esténelo. Zeus se enojó al saber esto, pero no pudo hacer gran cosa. Así, Heracles creció lejos del trono y tuvo por esposa a Mégara, la hija mayor del rey de Tebas, Creonte. Con esta tuvo varios hijos, cuya cifra varía según la versión del relato. Pero, en un ataque de ira producido por Hera, Heracles asesinó a su esposa y a su descendencia, aislándose del mundo por el terrible crimen que había cometido.

En este exilio fue descubierto por su hermano Ificles, quien lo convenció de que visitara al oráculo de Delfos. Aceptando la recomendación, Heracles fue hasta el oráculo y este le pidió como penitencia por su crimen que debía realizar diez trabajos impuestos por Euristeo, la persona que más odiaba Heracles, y le profetizó además que, luego de estos, se volvería inmortal y pasaría a instalarse junto a los dioses. A pesar del resentimiento, Heracles aceptó su castigo y recibió los trabajos impuestos por el rey usurpador; quien le impuso dos trabajos más, siendo doce en total, pues Heracles iba acompañado de Yolao. Estos trabajos eran los siguientes:

Asesinar al León de Nemea y quedarse con su piel.

Asesinar a la Hidra de Lerna.

Atrapar a la Cierva de Cerinea.

Atrapar al Jabalí de Erimanto.

Limpiar en un solo día los establos de Augías.

Deshacerse de los Pájaros del Estínfalo.

Atrapar al Toro de Creta.

Robarle las yeguas devoradoras de hombres a Diomedes.

Robarle el cinturón mágico a la reina de las amazonas, Hipólita.

Robarle el ganado a Gerión.

Conseguir las manzanas doradas del jardín de las Hespérides.

Atrapar a Cerbero y sacarlo del inframundo.

Después y de forma paralela a estos trabajos, Heracles también asesinó a los gigantes Porfirión y Cicno, creó los juegos olímpicos, liberó a Prometeo, venció a los bébrices, visitó a Evandro, fundó Tarento, se educó con Autólico, fue argonauta, restauró el gobierno de Tindáreo en Esparte y asesinó Termero, al rey Amíntor, a Periclímeno, a Litierses y al rey Ematión

. Luego de enamorarse de Íole, hija de Éurito, rey de Ecalia, y no poder casarse con ella, Heracles participó en una competición de arco en donde se ganó el odio del rey. Tiempo después, asesinó Ífito, hijo del gobernante, lanzándolo desde lo alto de una muralla tras un altercado sobre unas yeguas robadas. Por este nuevo crimen, Heracles recibió como penitencia del Oráculo servir a Ónfale, reina de Lidia. Esta lo humilló a lo largo de tres años vistiéndolo de mujer mientras ella se vestía con la piel del león de Nemea. Aun así, luego de cumplido el plazo establecido, los dos se casaron y tuvieron por hijos a Lamo y Agelao.

Después de esto, se enamoró de Deyanira, con lo cual asesinó al dios-río Arqueloo, capaz de cambiar de forma. Ya junto a su nuevo amor, Heracles y Deyanira se disponía a visitar al hermano de esta, para lo cual debían pasar un profundo río. Un centauro llamado Neso se ofreció a llevarla, pero cuando estuvieron en la otra orilla, salió a galope secuestrándola. Heracles se enfureció y lo mató atravesándolo con una flecha envenenada.

Todavía moribundo, el centauro le entregó a Deyanira su sangre para que se la diera a Heracles cuando este ya no la quisiera. Y así fue cuando Heracles regresó por Íole. Deyanira le untó la túnica que iba a ponerse con la sangre del centauro, pero esta resultó ser un veneno. La túnica entonces se le pegó al cuerpo y comenzó a quemarlo. El dolor era tal que le pidió a su sobrino Yolao que lo matara para no sufrir más. Así que este encendió una pira y Heracles murió vistiendo la piel del León de Nemea. Cuando Deyanira descubrió lo que había hecho, se suicidó ahorcándose.
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