Heimdal, mitología nórdica

Dentro de la mitología nórdica, Heimdal era uno de los æsir (dioses) que vivía en Asgard. Este era venerado como el dios de la protección, pues su oído estaba tan desarrollado que podía escuchar cómo crecía la hierba. Por esta razón, los demás dioses lo designaron como el guardián de Asgard y el protector del Bifröst, el puente arcoíris que unía Asgard con Midgard, el mundo de los seres humanos. Según se cuenta, este era hijo de Odín y de nueve gigantas. Un día, mientras Odín paseaba cerca a la orilla del mar, descubrió nueve hermosas gigantas durmiendo en la arena blanca: Egia, Augeia, Ulfrun, Aurgiafa, Ala, Larnsaxa, Gjálp y Greip. El dios quedó inmediatamente enamorado de ellas, así que las desposó a todas y tuvo con ellas a Heimdal. Las gigantas alimentaron al bebé con sangre de jabalí, con la fuerza de la tierra, el calor del Sol y la humead el amor, con lo que la criatura creció con una fuerza desmedida. Por dicha razón, más que pronto se unió a su padre en Asgard.

Cuando Heimdal llegó a la morada de los dioses, descubrió el hermoso puente arcoíris, Bifröst, el cual acababa de ser construido por los æsir con fuego, agua y aire. No obstante, este puente también representaba un peligro, pues los gigantes podían cruzarlo y atacar a los dioses. De esta forma, se necesitaba que alguien fiel cuidara la entrada de este mundo.

Para dicha labor, los æsir no encontraron a nadie más apropiado que el recién llegado Heimdal, quien asumió dicha labor con gran alegría y responsabilidad. Para que estuviera atento de cualquier peligro, los dioses le otorgaron sentidos extraordinarios: un oído con el que podía escuchar cómo le crecía la lana en el lomo a las ovejas y una vista que podía distinguir las cosas a más de cien millas de distancia. Pese a toda la carga que tenía sobre él, Heimdal sólo necesitaba dormir una hora al día. Para proteger el puente también le dieron una espada y el cuerno Gjallarhorn, que debería sonar cuando los enemigos se acercaran.

En una ocasión, Heimdall escuchó un sonido extraño en lo profundo del palacio Folkvang, hogar de la diosa Freya. Al aguzar su vista de águila, descubrió que Loki había entrado transformándose en una mosca y estaba intentando llevarse el Brisingamen de Freya, un collar de oro que simbolizaba la armonía y la fertilidad. No obstante, esta diosa estaba dormida en una posición que impedía que se le saliera el collar. Entonces Loki se transformó en una pulga y le picó un costado, con lo cual la diosa cambió de postura sin despertarse. Ahora que el cierre del Brisingamen estaba a su alcance, Loki lo abrió y se lo llevó. Heimdall entonces abandonó la vigilancia del puente y comenzó a perseguir al ladrón. Cuando lo tuvo a su alcancen, desenvainó la espada que le habían regalado los dioses, pero Loki se transformó en una llama azul. Para contenerlo, Heimdall se convirtió rápidamente en una nube y comenzó a apagar a su contrincante con lluvia. Ante esto, Loki se transformó en un oso polar y comenzó a tomarse las gotas de lluvia. Luego Heimdall se transformó en un oso también y ambos comenzaron a pelear. Convertidos los dos en focas, Heimdall terminó derrotando a Loki y entregándole de vuelta el collar a Freya.

A Heimdal también se le conocen como el responsable de las clases sociales. Según se cuenta, bajo la forma de un tal Riger, Heimdal salió a caminar por la Tierra y llegó a la casa de dos campesinos muy pobres, Ai y Edda, ubicada en la costa. Tras pasar tres días con estos y enseñarles algunas cosas, Edda engendró a Thrall, un niño gordo de piel oscura. Este creció y resultó ser muy bueno para los trabajos pesados. Luego de ello, Riger se dirigió al interior, donde descubrió una granja muy fértil con abundantes cosechas. Aquí fue recibido por Afi y Amma, con quienes permaneció tres días. Amma después engendró a Karl, un niño robusto y de ojos azules. Este creció y resultó ser muy bueno para la agricultura. Después de estas dos visitas, Riger se dirigió a lo alto de una colina, donde descubrió un hermoso castillo. Aquí fue recibido por Fadir y Modir, con quienes pasó tres días. Modir al poco tiempo engendró a Jarl, un esbelto y precioso bebé. Este creció y resultó ser muy bueno para la caza, la lectura de runas y los ejercicios marciales.

Finalmente, Heimdal, según la tradición nórdica, será quien dé la señal de que el Ragnarök, la batalla del fin del mundo, ha iniciado. Una vez lo gigantes de fuego hayan destruido el puente Bifröst, Heimdal hará sonar el cuerno Gjallarhorn, con lo cual los dioses saldrán de Asgard, acompañados de los guerreros rescatados por las valquirias, y se enfrentarán a los hijos de Loki y los Jotun. Como los demás personajes principales de esta mitología, Heimdal tendrá un combate singular. Su oponente será Loki, y ninguno de los dos sobrevivirá a la pelea.

Daniel Collazos

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