Escila

Escila, mitología griega

Dentro de la mitología griega, Escila era una monstruosa criatura marina engendrada por Hécate y Apolo, aunque en otras versiones era hija de Forcis y Ceto. Su nombre proviene de que habitaba en la isla de Sicilia, donde devoraba a los marineros que pasaban por un estrecho marítimo (el estrecho de Mesina, probablemente) junto al también monstruo marino Caribdis. En un comienzo, Escila fue una hermosa ninfa, amante de Glauco. No obstante, Circe, una poderosa hechicera que habitaba en una isla remota, también estaba enamorada de él. Para deshacerse de su rival, un día vertió una pócima mágica en el estanque donde Escila solía bañarse. Al entrar en contacto con el agua, la ninfa se transformó en un monstruo marino con torso de mujer y cola de pez, teniendo seis cabezas de perro en su cintura.

Se decía que con una flecha podía llegarse a cualquiera de los lados del estrecho donde habitaban estos monstruos, por lo que los marineros evitaban pasar muy cerca de Escila (el estrecho) o de Carbidis (el remolino). De ahí se hizo común el dicho “entre Escila y Caribidis”, para hablar de situaciones en las que se está atrapado entre dos grandes peligros. Mientras buscaban el Vellocino de oro, Jasón y los argonautas lograron escapar tanto de Caribdis como de Escila gracias a la guía de Tetis, la nereida madre de Aquiles. En cambio, según cuenta Homero en la Odisea, Odiseo no fue capaz de sortear impune a los dos monstruos

. Cuando estuvo en la isla de Circe junto con sus hombres, esta le recomendó que navegara más cerca de Escila que de Caribdis, pues el primero podría devorarse a seis hombres y el segundo a toda su tripulación, incluido su barco. Así, a pesar de que pudo escapar de ambos monstruos y seguir su camino, tuvo que sacrificar a seis de sus hombres a Escila.