Enio

Enio, mitología griega

Dentro de la mitología griega, Enio era una diosa de la guerra, la sed de sangre, la conquista y la destrucción que usualmente se asociaba con el dios Ares, ya fuera como su amante, su esposa, su compañera, su hermana o su madre. Esta era conocida con el epíteto de “la destructora de ciudades”, en alusión a su gran fuerza destructora; y muchas veces era emparentada con Eris, diosa de la discordia, ya que ambas cumplían roles semejantes. Esta por lo general era representada junto a Fobos y a Deimos, por lo que era, para muchos autores, hermana de Apolo y, por tanto, hija de Hera y Zeus.

Junto con Fobos, Deimos y Eris, Enio infundió terror en la Guerra de Troya, siendo representada en el escudo que llevaba Aquiles. De igual forma, se creía que era la responsable de la destrucción de las ciudades, por lo que era un diosa bastante temida y venerada en tiempos de guerra

. De igual forma, participó en la guerra de los Siete contra Tebas y en la guerra que Dionisio emprendió contra los indios; pero no participó en la guerra que tuvo Zeus con Tifón, pues prefirió apoyar ambos bandos para disfrutar mejor de la pelea.

Dentro de la mitología romana, Enio tenía su equivalente con la diosa Belona, quien tenía un mayor protagonismo. Los rituales en honor a esta diosa se celebraban en Orcómeno y Tebas en el marco de unas festividades dedicadas a los dioses olímpicos.

También se le incluía dentro de las tres Grayas, deidades preolímpicas usualmente como ancianas tuertas que compartían un solo ojo. Esto puede corroborarse en la Teogonía de Hesíodo. Según la tradición, en el templo dedicado a Ares, en Atenas, se había erigido una estatua de Enio.