El mito de Las Moiras (mitología griega)

Las Moiras. Son la personificación del Destino. Hijas de Zeus y Temis. Con el paso de los años se convirtió en una divinidad femenina. Su carácter es totalmente impersonal e inflexible como la concepción que se tenía del Destino. Se conocen las tres Moiras: Átropo, Cloto y Láquesis. Su función es controlar la vida de cada mortal, durante toda su existencia, con ayuda de un hilo que la primera hilaba, la segunda enrollaba, y la tercera cortaba cuando llegaba el final de esa existencia.

Las Moiras también impiden que un mortal siga con vida, cuando su destino ya es morir. Por ende, libran batallas con otros dioses. En Roma, equivalen a las Parcas, con la diferencia de que una preside el nacimiento, otra el matrimonio y la otra la muerte. La manera de representar a estas criaturas era temible: feas ancianas, vestidas con ropajes negros, deformes y lisiadas.

Se cuenta que las Moiras decidieron que era el momento de la muerte del rey Admeto. Y este huyó de la muerte acudiendo a Apolo. El dios bajó al Inframundo y allí, mediante engaños y subterfugios, emborrachó a las tres hermanas con el fin de que desistiera de tan cruel idea. Pero su victoria no fue completa. Para que Admeto viviera, alguien debía ocupar su lugar. Fue su esposa Alcestes quien morir por él. Pero, al ver a su esposa muerta, Admeto perdió por completo las ganas de vivir, cayendo en una profunda tristeza que le impedía gobernar. Por una afortunada casualidad, Hércules se encontraba de paso en la ciudad de Feras, se enteró de la trágica historia y decidió intervenir. Se dirigió a la tumba de Alcestes y luchó contra Tánatos.