Mito del dios de la lluvia olmeca

Es uno de los dioses más importantes en la antigua Mesoamérica, ya que tienen el poder de asegurar el crecimiento y la abundancia de los animales, los humanos y los seres vivos. Es probable que gran parte del ritual y mitología relacionados con los dioses de la lluvia datan del periodo Preclásico, cuando se generalizó por toda Mesoamérica el cultivo del maíz. Los olmecas, asentados en el sur del Golfo de México, fueron un grupo dominante.

Las deidades de la lluvia mesoamericanas suelen tener colmillos, esto se relaciona con el jaguar, criatura que habita en montañas y cuevas; lugar en donde se encuentran los dioses de la lluvia. La deidad de la lluvia olmeca tiene cuerpo de niño, se supone esto por su baja estatura, que suele presentarse en forma masculina y que prefiere estar en compañía de una pareja femenina. Muestra con frecuencia el ceño fruncido y ojos oblicuos que tienden a adelgazarse en los extremos tomando la forma de una L acostada. Aún hoy en día, en Zitlala y otras comunidades de la sierra de Guerrero, jóvenes ataviados de jaguar con cascos de cuero luchan a puñetazos sobre una montaña sagrada para llamar la lluvia.