Dentro de la mitología griega, Egeo fue el noveno rey ateniense, siendo hijo de Pilia y Pandión II, y hermano de Palas, Lico y Niso. Egeo nació en la ciudad de Megara, istmo de Corinto, donde se había refugiado su padre luego de que los hijos de Metión le hubieran robado el trono; aunque otras versiones afirman que era hijo de un habitante de Megara, pudiendo ser Femio o Esciro, y que luego fue adoptado por Pandión. Tras la muerte de este último, Egeo atacó Atenas, pudiendo recuperar su trono y repartiendo el territorio en cuatro dominios con sus hermanos. No obstante, este los expulsó para poder gobernar sobre todo el Ática.
Habiendo conseguido tal poder, Egeo se casó con Mélite y luego con Calcíope, pero ninguna de estas le dio un hijo, así que las despreció. Entonces, Egeo llegó al oráculo preocupado porque no tenía descendencia. Este le había dicho que no abriera su odre hasta que volviera a Atenas, cosa que no entendió muy bien el rey ateniense
Cuando Egeo se dio cuenta de que había estado con Etra, le dijo que mantuviera en secreto que era hijo suyo, pues sus sobrinos podrían buscar conflicto por ello. Entonces enterró sus sandalias y su espada bajo una piedra, señalando que, cuando Teseo fuera lo suficientemente grande y fuerte para levantarla, podría volver a Atenas. Y así fue. Cuando Teseo tuvo dieciséis años, levantó la piedra, tomó la espada de su padre y regresó a Atenas sin revelar su identidad. Mientras tanto, Egeo se había casado con Medea y había tenido a Medo, quien buscaba heredar el trono. Como esta mujer se dio cuenta de quién era Teseo, lo acusó de traición y fue condenado a luchar contra el toro de Maratón. No obstante, el guerrero venció al toro, por lo que se hizo un banquete en su honor, en donde le esperaba una copa envenenada. Estando ahí, reveló su verdadera identidad mostrando la espada de su padre. Entonces Egeo lo salvó de tomar el veneno y expulsó a Medea y a Medo de su reino.
Por aquella época, Atenas había sido derrotada en la guerra que sostenía con Creta, por lo que esta ciudad le impuso como compensación, previa sugerencia del oráculo de Delfos, que a lo largo de varios años fueran introducidos siete adolescentes femeninas y siete varones en el laberinto para que sirvieran de alimento al Minotauro, hijo de Pasífae y el Toro de Creta. Fue así como en la tercera ocasión de este sacrificio, llegó Teseo al territorio de Minos, quien se había ofrecido a vencer al Minotauro. Luego de que su hijo, Teseo, regresó a Atenas pasando por la isla de Naxos. Este volvió tras derrotar al Minotauro de Creta con ayuda de Ariadna y Dédalo, y luego de escapar del laberinto donde estaba encerrado con ayuda de un hilo. Como su barco venía con velas negras en lugar de blancas, pues Teseo se había olvidado de cambiarlas, su padre se suicidó lanzándose al mar creyendo que estaba muerto. Por esta razón se conoce este mar como el mar Egeo.
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