Simbolismo de la corona de laurel

La corona de laurel, también conocida como diadema de laurel o lauréola, es, como su nombre lo indica, una corona circular hecha a partir de ramas u hojas de laurel. Esta corona se les entregaba en la antigüedad a los deportistas que ganaban los juegos olímpicos y a los poetas que creaban las mejores obras en los concursos literarios. De ahí proviene el término laureado, que significa “destacado por su excelencia”. De igual forma, de esta costumbre proviene también el dicho popular de “dormirse en los laureles”, que habla sobre aquellas personas que descuidan su trabajo o dejan de esforzarse por tener algún reconocimiento previo.

Después de que el uso fuera implantado en los juegos olímpicos y en los concursos literarios de la antigua Grecia, las coronas de laurel fueron entregadas en el Imperio Romano como una forma de agradecimiento y reconocimiento a los mejores soldados y comandantes del Ejército. Después, la corona fue utilizada por las personas más eminentes de la sociedad, como los emperadores. Por ello se asocia, más allá de la excelencia, con el poder. Y es que el propio Julio César llevaba una corona de laurel, aunque algunos historiadores y cronistas creían que era para ocultar su calvicie… De todas formas, la imagen del emperador coronado fue utilizada para las distintas representaciones que se hicieron de Julio César y sus sucesores.

Así pues, no es extraño encontrar monedas de la antigüedad con la imagen estampada del emperador del momento con una corona de laurel en la antigüedad.

Más allá del estatus que significaba llevar la corona de laurel, se creía que las personas que la utilizaban estaban exentas de ser castigadas por el rayo de Júpiter. La tradición del laurel probablemente fue tomada de los egipcios, quienes acostumbraban a llevar coronas de flores para adornar sus cabezas, las cuales eran conocidas como guirnaldas; o fue tomada de las tiaras mesopotámicas o asirias, quienes coronaban a sus reyes con conos largos llenos de todo tipo de adornos.

Después de que el uso de las coronas de laurel se extendiera entre los emperadores romanos y los gobernadores cercanos, en la época feudal y la Edad Media los reyes comenzaron a utilizar coronas de oro, cosa que hubiera sido de gran aversión en la antigüedad por la imagen de modestia que querían dar los gobernadores. Por esta razón, las coronas de los reyes tienen formas similares a las de las hojas de laurel. Poco después, las coronas se extendieron a los nobles, distinguiéndose cada una dependiendo de si se trataban de duques, marqueses, condes, vizcondes o barones.

Queriendo seguir la tradición de los antiguos, y buscando que su grandeza fuera semejante a la de Julio César, Napoleón Bonaparte le encargó al orfebre francés Martin-Guillaume Biennais que le hiciera una corona de laurel hecha de oro

. Este había sido la única persona que le dio crédito para que iniciara su mandato, razón por la cual recibió el honor de realizar esta extravagancia. En un comienzo, la corona era muy pesada y Napoleón se quejó de ello, por lo cual Biennais tuvo que quitarle seis hojas. Cuando su peso fue ideal, por fin fue utilizada en la coronación de Bonaparte el 2 de diciembre de 1804 en la Catedral de Notre Dame, donde le arrebató la corona al papa para ponérsela el mismo. En la actualidad, sobreviven dos hojas de esta corona, las cuales están avaluadas entre 100 mil y 150 mil euros.

El laurel es un arbusto de la familia laurácea proveniente del Mediterráneo. Este mide poco de menos de 10 metros de altura y se caracteriza por tener un olor suave y agradable. El laurel en el mundo antiguo, y todavía hoy en algunas regiones de España, era conocido como “el árbol de Apolo”. Esto se debe al siguiente mito: una vez, mientras Eros sostenía un arco y unas flechas, fue ridiculizado por Apolo. Este le dijo que tal arma era propia de los hombres, y que sus victorias nada tenían que ver con las victorias de un dios como él. Furioso por lo ocurrido, Eros se armó de una flecha de oro, capaz de incitar el amor, y una flecha de plomo, capaz de incitar el odio. Entonces disparó la flecha de oro al corazón de Apolo y la de plomo a Dafne. Así, mientras la deidad se enamoraba de la ninfa, esta lo repudiaba con toda su alma.

Desde su comienzo, la dríade había rechazado todo tipo de pretendientes con tal de dedicarse a la caza y la exploración rural. De tal forma que, cuando Apolo se acercó a ella, esta lo rechazó de todas las formas que pudo; hasta que tuve que correr ante el hostigamiento divino. Dafne, angustiada por verse superada en la carrera, pidió ayuda a su padre. Por lo que este la convirtió en un laurel. Poco a poco, sus brazos se convirtieron en ramas y sus cabellos en flores, mientras sus pies se adherían a la tierra y se transformaban en raíces. Apolo abrazó inútilmente el ser vegetal en el que se había convertido, pero su amor era tanto que decidió consagrar esa especie a su nombre, prometiendo que sería llevada en la cabeza de todos los héroes.

Daniel Collazos

Compartir
Publicado por
Daniel Collazos

Entradas recientes

Ríos, cárceles y demonios: la gran variedad de leyendas mexicanas

Leyendas mexicanas No cabe duda de la riqueza cultural de México, se puede ver reflejada… Leer más

4 años hace

Arsenio Lupin, el caballero ladrón

Arsenio Lupin Arsenio Lupin es un personaje de ficción creado por el escritor francés Maurice… Leer más

4 años hace

Nuevo Orden Mundial

Nuevo Orden Mundial El Nuevo Orden Mundial es una teoría de la conspiración que afirma… Leer más

4 años hace

Lucifer

Lucifer Lucifer, también conocido como Luzbel, Satanás o El Diablo, es en la tradición cristiana,… Leer más

4 años hace

Jesús

Jesús Jesús de Nazaret, Jesucristo, Cristo, o simplemente Jesús, es la figura central de todas… Leer más

4 años hace

Dioses olímpicos

Dioses olímpicos En la mitología griega, los dioses olímpicos eran las principales divinidades del panteón… Leer más

4 años hace