Mito de Circe

Dentro de la mitología griega, Circe era una poderosa hechicera que vivía en la isla de Eea, hermana de Eetes y Pasífae e hija de la oceánida Perseis y el titán Helios, representación del Sol. Esta mujer acostumbraba a transformar a sus huéspedes y enemigos en animales utilizando pociones mágicas, dejándolos en los alrededores de la mansión que poseía en medio del bosque. Según cuenta Homero en la Odisea, Odiseo y sus guerreros llegaron a la isla cuando regresaban casa, después de haber triunfado en la Guerra de Troya. Mientras Odiseo se quedó en su embarcación con la mitad de sus hombres, la otra mitad llegó hasta la casa de Circe. Esta les preparó un enorme banquete y luego los convirtió en cerdos, salvo a Euríloco que logró escapar. Este corrió de vuelta a la nave e informó a Odiseo de lo ocurrido.

Odiseo partió solo hasta la casa de Circe, siendo interceptado en el camino por Hermes, quien le entregó una planta que evitaba los encantamientos. Cuando Circe vio que no podía convertir a Odiseo en animal, les devolvió la humanidad a sus hombres y terminó enamorándose de él. Los guerreros pasaron así un año en la isla, durante el cual Circe tendría con Odiseo a Agrio, Latino y Telégono (aunque en muchas versiones sólo tienen a este último).

Pasado dicho tiempo, Circe ayudó a los griegos a continuar con su destino, señalándoles que sólo tenían dos caminos: pasar por las rocas errantes o por Escila y el remolino de Caribdis. Cuando Telégono fue mayor, Circe le encargó que viajara a Ítaca y buscara a su padre, pero este terminaría matándolo accidentalmente. Luego de entregarle su cuerpo a Penélope, terminaría casándose con ella y Circe terminaría casándose con Telémaco.