Apolo (mitología griega)

Apolo. Dios de la belleza, la música, las artes plásticas, y la luz. Producto de un proceso sincrético fue asimilado con Helios, el dios del sol, del mismo modo que su hermana Artemisa fue identificada con Selene, la diosa de la luna. La hermana de Apolo fue Artemisa, ellos nacieron de la unión de Zeus y Leto. Pero, fue producto de la infidelidad. Así que, cuando Hera se enteró de la infidelidad de su esposo, amenazó con descargar su ira sobre la tierra que acogiera a Leto para dar a luz.

La joven inició entonces un largo peregrinaje por diversas regiones, pero en todas ellas, temerosos de despertar la cólera de Hera, rechazaban darle acogida. De este modo, Leto llegó a la isla errante de Delos, un lugar que cambiaba constantemente de posición en el mar y que, en consecuencia, podía escapar con más facilidad de la venganza de la reina de los dioses. Leto dio a luz a sus mellizos en la isla de Delos, todos los dioses salvo Hera, asistieron al parto, especialmente Ilitía, diosa del alumbramiento. Zeus puso fin al peregrinar eterno de la diosa y la fijó en el Océano, protegiéndola de las posibles represalias de la diosa Hera. Posteriormente, la isla de Delos fue el lugar de culto del dios Apolo.

Tras el nacimiento de los dos bebés, Hera cobró venganza, la diosa envió contra Leto a la monstruosa serpiente Pitón, guardiana del santuario profético de Delfos. Sin embargo, el joven Apolo, utilizado con el arco y las flechas que Hefesto había forjado para él, se enfrentó a Pitón y le venció. De este modo, Apolo se convirtió en la divinidad tutelar del oráculo de Delfos, asumiendo el carácter de dios profético. Luego, Hera hizo aún un nuevo intento para acabar con la vida de Leto, encargando al gigante Ticio su muerte. Una vez más Apolo con ayuda de Artemisa, derrotaron al gigante y lograron que Zeus le castigara encadenándolo al Tártaro.

Como dios de la música, Apolo se le representa con gran cantidad de instrumentos y se le supone el dominio de todos ellos, el instrumento más relacionado con Apolo es la lira. Este instrumento fue entregado a Apolo por el dios Hermes, que lo había construido al vaciar el caparazón de una tortuga y tensar sobre él los ligamentos de un buey recién sacrificado. Todo aquel que rivalizaba con él musicalmente perdía y también cuando no creían en su capacidad la ira de dios se presentaba. El rey Midas cuestionó la victoria de Apolo sobre el dios Pan, por lo que le crecieron dos orejas de burro en la cabeza. Más trágico aún resultó el destino del sátiro Marsias, que, orgulloso de su habilidad con el aulós, desafió a Apolo a un certamen musical. Aunque Marsias se demostró como un hábil flautista, Apolo lo venció. Como castigo por la insolencia demostrada al desafiar a un dios, Apolo colgó al sátiro de un árbol y le arrancó la piel.

Apolo no tuvo una consorte estable, sino que se complació en satisfacer sus deseos sexuales con una gran variedad de parejas esporádicas, tanto de sexo femenino como masculino. Una de las más representadas fue su relación con la ninfa Dafne. De esta relación se dice que se escogió el laurel como la planta que coronaba las sienes de poetas y músicos, debido a que Dafne, para huir del amor de Apolo, elevó una plegaria a la diosa Gea para que ésta la ayudara en su objetivo. En respuesta, Gea transformó a la ninfa en un árbol de laurel, de modo que ésta pudo escapar a los deseos sexuales de Apolo. El dios, sin embargo, continuó sintiendo una gran devoción por el árbol, y escogió el laurel como uno de sus símbolos.

El dios Apolo estuvo atraído por la belleza de Leucótoe, entonces se hizo pasar por su madre para ingresar a su habitación y, una vez allí, mantener relaciones sexuales con la joven. Pero, su hermana, Clitia, celosa ante las atenciones que Leucótoe recibía de un dios, contó la verdad a sus padres. Éste, enfurecido, ordenó que su hija fuera enterrada viva para purgar la vergüenza que había caído sobre la familia. Clitia, al descubrir que la muerte de su hermana no tuvo resultado pues Apolo no se fijó en ella, enfermó de pena y murió. Como castigo por lo que había hecho, el dios Apolo la convirtió en un girasol.

Por este motivo, esta planta está condenada a seguir eternamente el movimiento del sol, encarnación de Apolo-Helios.

De las relaciones homosexuales del dios Apolo tuvo especial relevancia su relación con el joven Jacinto; un hermoso espartano. Pero, mientras Jacinto estaba viendo unos juegos atléticos un disco lanzado accidentalmente por Céfiro le causó la muerte. Como castigo, Apolo transformó a Céfiro en un viento, mientras que a su amado Jacinto lo transformaba en una flor. Otro joven que recibió las atenciones sexuales de Apolo fue Cipariso. Apolo le entregó un pequeño ciervo blanco domesticado. Sin embargo, estando de caza, Cipariso clavó por accidente su lanza en el costado del pequeño ciervo, causándole la muerte. Desolado ante este hecho, Cipariso pidió a Apolo que le permitiera llorar la muerte del animal eternamente. El dios accedió a esta súplica, convirtiendo al joven en un ciprés. Las gotas de savia que corren por los troncos de los cipreses son las lágrimas del joven Cipariso.

Camila Diaz

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