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Anfisbena

Simbolismo de Anfisbena

La anfisbena, de las palabras griega ἀμφίσβαινα y latina amphisbaena, formada por los vocablos amfis, que traduce “ambos lados”, y bainein, que traduce “ir”, es una criatura fantástica con el cuerpo similar a un dragón, el cual tiene una cabeza de serpiente en la cola. Según cuenta la mitología griega, anfisbena nació a partir de la sangre que derramó Medusa cuando Perseo la decapitó y llevó su cabeza a través del desierto libio. Así, los soldados de Catón encontraron este monstruo junto a varias serpientes mientras marchaban sobre la arena. De esta manera, cuando los soldados caían muertos en este desierto, la anfisbena se alimentaba de sus cuerpos. Criaturas similares se pueden encontrar en la mitología africana y mesoamericana.

Esta criatura ha sido mencionada en las crónicas de Plinio el Viejo, Lucano, Thomas Browne e Isidoro de Sevilla. También fue inmortalizada en la literatura de Jorge Luis Borges, Nicandro, Henri Régnier, Alexander Pope, Lord Alfred Tennyson. Dado que las descripciones de Plinio el Viejo tienen lugar en el Oriente Medio, lo más probable es que la Anfisbena tenga su inspiración en la boa de arena india, la cual se enrolla y levanta la cola como si fuera la cabeza cuando se siente amenazada. De ahí su nombre en hindi, do-muha, que traduce “dos cabezas”. No obstante, en la Edad Media se le representaba usualmente con dos patas y en algunas ocasiones con alas, a la manera de un dragón.

En otras representaciones posteriores, se le muestra incluso con plumas, cuernos en la cabeza y orejas pequeñas y redondas a los costados. Los cuernos eran largos y se curvaban hacia arriba formando una pequeña espiral. Según se creía, esta criatura tenía la capacidad para juntarse y regenerarse si era cortada en dos; poseía colmillos venenosos en ambas cabezas; podía moverse velozmente formando un aro con su cuerpo; sus cabezas eran independientes; y, a diferencia de las demás serpientes, tenía sangre caliente, por lo cual no se veía afectada por el frío.

Según se creía, las mujeres embarazadas que llevaban una anfisbena alrededor de su cuello o collares o pulseras con la forma de esta criatura, tenían embarazos saludables y seguros

. Llevar una anfisbena muerta entre las ropas podían curar la artritis y las enfermedades relacionadas con la piel. Si se portaba su piel, se podían prevenir y curar los sabañones. Para tratar los resfriados también se recomendaba llevar piel de esta criatura o un cadáver de la misma. Además, los leñadores creían que clavar la piel de una anfisbena en un árbol que iba a ser talado facilitaba su trabajo.
Daniel Collazos

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