El mito de Xochiquétzal (mitología mexica)

Dentro de la mitología mexica, Xochiquétzal, también conocida como Zochiquezalli, Xoquiquetzal o Ichpochtli, es la diosa del amor, las flores, la belleza, las artes y el placer sexual y amoroso. Su nombre, en náhuatl Xōchiquetzalli, está compuesto por los vocablos xṓchitl, que se puede traducir como “flor”, y quétzalli, que se puede traducir como “precioso”, “bello” o “hermoso”. Por lo que su nombre podría traducirse como “flor hermosa” o “flor preciosa”. Dado que hay otro dios con las mismas facultades, Centéotl, muchas veces se refiere a Xochiquétzal como su madre o su esposa. Por su parte, esta diosa habría nacido de los cabellos de la diosa maternal. Las flores de cempasúchil se tenían como símbolo de esta deidad, por lo cual se utilizaban en las labores de parte, la cosecha, la danza, el canto, las manualidades y como amuleto para evitar el peligro y tener belleza y sensualidad. En cuanto a matrimonio, estuvo casada con Tlálox, Ixotecuhtli, Piltzintecuhtli, Tezcatlipoca y Centéotl.

Aun así, la versión más extendida de Xochiquétzal es la siguiente. Según cuentan los sabios, en un comienzo Xochiquétzal era esposa de Piltzintecuhtli, hijo de los primeros seres humanos: Oxomoco y Cipactónal.

Con este tuvo por hijo a Cintéotl, el dios del maíz; Xochipilli, dios de la flora; y Nanauatzin, quien se sacrificó en el fogón divino para poder transformarse en el quinto sol e iluminar el mundo, trayendo consigo el orden del que gozamos actualmente. No obstante, tal y como se decía arriba, tuvo distintos esposos y amantes. Al comienzo, vivía en el cerro de la serpiente, un paraíso ubicado dentro del primer cielo, Tlaocan, en lo alto del Cerro de la Malinche. En este hogar, Xochiquétzal se la pasaba deleitándose con los más exquisitos alimentos y paseándose por los ríos, fuentes y campos del lugar. En esta región había un árbol lleno de flores, las cuales podían hacer dichoso a aquel que las alcanzara. Como esta diosa era servida por otras deidades y mujeres, ningún hombre podía verla. Aun así, se divertía viendo las funciones que le preparaban sus payasos, bufones, jorobados y enanos.