Leyenda de la Reina Quilama, narración de Salamanca, España.

Cuenta la leyenda que el último rey visigodo, Don Rodrigo y Florinda, hija del conde ceutí Don Julián se enamoraron con locura. Movidos por su amor huyeron juntos al empezar la invasión musulmana de la península ibérica hacia el año 711 d. C. La pareja buscó refugio en el Castillo Viejo de Valero, fortificación ubicada en la sierra de Francia. Este castillo contaba con múltiples pasadizos subterráneos con salidas a lo largo de la sierra, los cuales facilitaban la huida de los enamorados en caso de un ataque.

En el momento en el que Don Julián acompañado de los musulmanes llegaron al castillo, Rodrigo ocultó a su amada en una cueva de la sierra junto a su tesoro y huyó a Viseu (Portugal), donde falleció años más tarde. La joven Florinda falleció mientras esperaba por su amado en las entrañas de la sierra que ahora lleva su nombre

. Se cuenta que en la noche de San Juan pueden escucharse los gritos y lamentos de la joven procedentes de lo más profundo de su cueva. Algunos habitantes de la región afirman haber visto el espíritu de la joven en la orilla del río de Quilama, el cual está conectado con la cueva en la que mora la reina.

Muchos incautos se han acercado a la Cueva de Quilama (Cueva de la Mora), en busca del tesoro de Rodrigo, pero ninguno ha conseguido apoderarse de este. La mayoría de los que lo han intentado encontrar el tesoro, han perdido la cordura o han muerto. La trágica historia de Quilama ha sido representada en la escultura a la reina ubicada en San Miguel de Valero.