Leyenda de la Encantada, narración de Rojales, España.

La historia de la joven encantada es uno de los relatos más conocidos en España, de este existen diferentes variantes locales, las cuales conservan ciertas características en común. En general todos hablan sobre una joven que solo aparece en la Noche de San Juan, peinándose en la orilla de un río o lago, esperando ser liberada de su encierro por el hombre indicado.

Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo existió una princesa árabe, la cual se enamoró de un príncipe cristiano, esto provocó la ira de su padre el sultán, quien la maldijo condenándola a vivir encerrada en un castillo. Este estaba ubicado dentro del monte del Cabezo Soler, al lado del río Segura, en la ruta que lleva a Guardamar. Desde entonces la joven ha vivido en el castillo, del cual solo se le ve salir la noche de San Juan.

Esa noche la Encantada baja hasta el río, donde se sienta a peinar su largo cabello negro, esperando que un caballero la libere de su encantamiento. Si bien muchos lo han intentado, ninguno ha conseguido sacarla de su encierro. Según los relatos todos los que lo han intentado han muerto de horrible manera; tras su muerte los cuerpos han sido encontrados en el camino con la lengua afuera. Para poder liberar a la princesa, el hombre debe llevarla en brazos hasta al río, ya que esta pedirá que se le acerque para así poder lavar sus cansados pies.

En el trayecto hasta el río la persona que carga a la princesa, siente que esta es cada vez más pesada y de la nada empiezan a aparecer monstruos que van en su encuentro. Sin poder llegar al río el pobre caballero cae al suelo sin fuerzas, soltando a la princesa. Tras el fallido intento la princesa regresa a su castillo, del cual saldrá el próximo año en la Noche de San Juan.

Los habitantes de Rojales conmovidos por el trágico destino de la Encantada, se reúnen la noche de San Juan para pedir por la liberación de la joven. Ese día saltan hogueras de fuego, por medio de las cuales buscan conseguir la liberación de la princesa y calmar el miedo de la joven tras siglos de condena.