La leyenda de la mujer Xtabay

Según cuenta el saber popular, dentro de un pueblo de Yucatán, en México, vivían dos mujeres: Xtabay, a la que apodaban Xkeban, que se traduce como “prostituta” o “mala mujer”; y Utz-Colel, que se traduce como “mujer buena y decente”. Así, mientras la primera se ofrecía a cuanto hombre viera en su camino, deseosa de entregar su cuerpo a la pasión; la segunda se mantenía casta y cuidaba de no tener relaciones con ningún hombre. No obstante, mientras Xkeban era bondadosa, humilde y ayuda a los más necesitados; Utz-Colel era orgullosa, fría y detestaba a los pobres.

Así, un buen día la gente se percató de que llevaban un buen tiempo sin ver a Xkeban, notando que, con su ausencia, se había esparcido un delicioso aroma por todo el pueblo. Al seguir el rastro de este olor, llegaron a la casa de Xtabay, donde encontraron su cuerpo sin vida. Enojada por la noticia, Utz-Colel afirmó que ese cuerpo indigno no podía desprender tal olor; y que, de ser así, su propio cuerpo olería mucho mejor cuando se muriera. Sin embargo, cuando Utz-Colel murió, emergió de su cadáver un olor nauseabundo que ahuyentó a todo aquel que quisiera acercarse. Luego de que ambas fueron enterradas, en la tumba de Xtabay nació una hermosa flor, humilde y silvestre, a la que llamaron Xtabentún; mientras que en la tumba de la otra nació un cactus lleno de espinas del cual nació una flor hermosa pero de olor desagradable.

De manera que, mientras la flor de Xtabay era usada para hacer licores porque su néctar era embriagante, como debió de ser su amor, la flor de Utz-Colel fue rechazada y nadie la visitaba. Tras enterarse de aquello, Utz-Colel pensó que la hermosa flor de la otra se debía a sus amoríos, y entregó finalmente su cuerpo a los malos espíritus, sin percatarse de que el olor y la belleza de la flor se debía la humildad y buen corazón de Xtabay. Como recompensa por sus amoríos, a Utz-Colel se le permite volver al mundo de los vivos de vez en cuando. Estas ocasiones las aprovecha para enamorar hombres y hacerlos sufrir con su horrible personalidad.