La leyenda de la princesa Donají

Esta historia proviene de Zapotecas. Cuenta la historia de los reyes Cosijoeza y Coloyocaltzin de esta unión real nació Cosijopi, quien fue enviado a gobernar a la región del Istmo de Tehuantepec. Cosijopi tuvo una hija, la princesa Donají. Aquellos tiempos eran inestables debido a las guerras frecuentes entre los zapotecas, que se establecieron la capital política zapoteca, y los mixtecos, que se establecieron en Monte Albán.

Los mixtecos atacaron Zaachila y, tomaron a la princesa Donají como rehén de paz. Entonces los zapotecas contraatacaron Monte Albán. Los mixtecos rechazaron esta acción bélica porque ellos estaban exigiendo una tregua. Así que antes de huir decapitaron a la princesa Donají, quien luchó por su vida intentan huir. Tiempo después, dieron las pistas del lugar donde se encontraba el cuerpo (al margen derecho del río Atoyac), pero no la cabeza. Este secreto fue el motivo de la leyenda. Un pastorcillo que cuidaba sus animales en una zona ahora llamada San Agustín de las Juntas, estaba cortando un lirio silvestre desde la raíz. En ese momento vio una cabeza, que pertenecía a la princesa Donají.

Tiempo después, su cabeza fue sepultada en el templo de Cuilapan. Además, fue bautizada como Juana Cortés. A partir de ese momento, ha atraído muchos fieles católicos que van hasta ese lugar a visitarla. Esta historia fue representada en un acto central de una de las celebraciones más importantes y tradicionales de Oaxaca: Guelaguetza (2016).