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La flor de lilo-va

Leyenda la flor de lilo-va, narración de España.

La flor de lilo- va es un relato español tradicional centrado en el amor filial. Este nos cuenta la historia de un padre enfermo y la búsqueda de la cura por parte de sus tres hijos. En el medio de la búsqueda uno de los hijos pierde la vida a manos de sus codiciosos hermanos.

Leyenda

Hace mucho tiempo existió un padre adinerado, el cual vivía junto a sus tres queridos hijos. Un día el padre se quedó ciego sin ningún motivo aparente, recurrió a su médico e hizo todo lo que este le aconsejo, pero nada funcionó. Desesperado por recuperar su vista, visitó a numerosos médicos, pero nada de lo que estos hacían funcionaba. Cierto día mientras estaba en la puerta de su casa apenado por su perdida, se le acercó una viejecita. Esta le dijo de manera amable: si quieres recuperar la visión, tendrás que lavar tus ojos con el agua de la flor de lilo-va. Tras escucharla el esperanzado hombre preguntó: ¿Dónde puede encontrarse esa flor?  Y la anciana contestó: puedes encontrarla por todo el mundo.

Después de su encuentro con la anciana, el hombre llamó a sus tres hijos y les contó todo lo que esta le había mencionado.  Describió la flor que necesitaba tal y como la anciana se la había descrito, para luego añadir: El que traiga la flor le daré la mayor parte de la herencia

. Al escuchar a su padre los dos hermanos mayores quedaron impresionados y movidos por la codicia empezaron los preparativos para la búsqueda de la misteriosa flor. A diferencia de sus hermanos mayores, el hijo menor del hombre estaba motivado por el amor hacia su padre, se despidió con un beso y salió a buscar la flor inmediatamente.

Durante el viaje el menor de los hermanos enfrentó numerosas dificultades, tuvo que pedir limosna, dormir en despoblados y aguantar el dolor de la caminata. Todo el sacrificio del pequeño valió la pena, pues pudo encontrar la misteriosa flor de lilo-va. Al encontrarla el pequeño no dejaba de pensar en los feliz que su padre estaría al saber que tenía la cura, sin embargo, en el camino de regreso este tropezó con sus hermanos, los cuales apenas salían en la búsqueda de la flor. Al ver al pequeño los dos quedaron impresionados y dijeron: Pero ¿ya estás de vuelta? ¿Has encontrado la flor?, a lo que este respondió que sí.

Los dos hermanos pidieron que se las diera, pero este se negó, ya que quería entregar personalmente la flor a su querido padre. Al ver que este no les daría la flor decidieron quitársela por la fuerza, sin embargo, el pequeño resistió, mientras les decía que no le importaba la herencia, el solo quería entregar la flor a su padre. Incluso les dijo que les cedería la herencia si dejaban que se la entregara, pero estos no accedieron. Llevados por la codicia asesinaron a su propio hermano y luego lo enterraron en el campo.

En el lugar donde lo enterraron apareció poco tiempo después un cañaveral.

Tras asesinar al pequeño, los hermanos llevaron la flor ante su padre, el cual la puso en agua y con esta lavó su rostro, recuperando milagrosamente la vista. Estaba tan feliz que señaló ese día como una fiesta para todos sus criados, pero en el medio de esta recordó a su pequeño hijo y empezó a suspirar pues este aun no regresaba. Los dos hermanos intentaron consolar a su padre diciéndole que seguro estaría en otro lado sin acordarse de su pedido, de seguro la búsqueda de la flor era solo un pretexto para salir y explorar diversos caminos.

Mientras estos convencían al padre de que el pequeño no se acordaba de él, un pastorcito se acercó al cañaveral que había crecido en la tumba del menor de los hermanos; cortó la caña e hizo una flauta, para después comenzar a tocarla Cada vez que el pastorcito soplaba de la flauta salía una triste canción: pastorcito, pastorcito, no cortes mi cabello. Mis hermanos me enterraron por la flor de lilo-va.

 Al escuchar la canción el pastorcito quedó impresionado y decidió interpretar la flauta en todas partes. Un día llegó a la casa del padre, quien, al escuchar la canción, reconoció la voz de su querido hijo perdido. Salió a la puerta y dijo: Esa es la voz de mi hijo. Muchacho ¿de dónde sacaste esa flauta?; a lo que el pastorcito respondió, contando todo lo que sabía sobre la flauta.

El anciano llamó a sus dos hijos, reunió a todos sus servidores y se dirigió hacia el cañaveral. Una vez ahí pidió a los hijos que cortaran una caña; estos lo hicieron asustados y temblorosos. Al cortar la caña esta dijo: hermanitos, hermanitos, no cortes mi cabello, que ustedes me mataron por la flor de lilo-va. El padre movido por el dolor y la ira, pidió a sus sirvientes que cavaran una fosa y enterraran vivos a los dos hermanos mayores.

Leydy Montoya

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Leydy Montoya
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