La leyenda del pájaro Cu

Cuenta la leyenda que en la época en que reinaba Tonatiuh, los pájaros tenían la capacidad de hablar, al igual que las personas. De todos estos, el más feo e insignificante era el pájaro Cu. Las aves de todo el mundo solían reunirse en asamblea durante las noches de luna llena, y en estos espacios el pájaro Cu aburría a los demás con sus constantes quejas y lamentos por el color pálido de sus alas. Cansada de la situación, el águila, que presidía la asamblea, le pidió consejo a la lechuza, quien gozaba de tener fama de sabia entre los plumíferos. La lechuza estuvo pensativa durante un largo rato y por fin se le ocurrió una idea: cada pájaro debía darle una de sus plumas al pájaro Cu. Dado que ningún ave se mostró dispuesta a entregar una de sus plumas, la lechuza propuso que, a cambio, el pájaro Cu debía volverse el mensajero de los pájaros para pagar el don recibido. Esta última idea fue aceptada por las demás aves, así que cada una le entregó una de sus plumas a Cu, quien estaba viviendo la noche más feliz de su vida.

Desde ese momento, el pájaro Cu se convirtió en el ave más bella de todas, pues tenía un plumaje de todos los colores. Pese a esto, rápidamente se olvidó del compromiso que había adquirido, pues agotaba los días viendo sus plumas reflejadas en la superficie de los ríos y los lagos. Además, cada que otra ave necesitaba enviar un mensaje, el pájaro Cu encontraba la forma de escapar a su deber.

Hasta que llegó el día en que el pájaro que necesitaba enviar un mensaje era el águila. Como iba a formar un concilio, necesitaba que el pájaro Cu informara a todas las aves de la situación, pero este hizo caso omiso de la orden y siguió contemplando sus plumas.

De tal manera que el día del concilio, el águila se encontró sola ante un auditorio vacío, por lo que acuso a los invitados de no acudir. Así, voló de un lado a otro y llevó a todas las aves al concilio a base de picotazos, por lo cual todas levantaron una sola queja: ninguna había recibió un mensaje sobre la reunión. Luego de esto, comenzaron todo tipo de gritos y quejas, al punto que Tonatiuh decidió quitarles el habla a los pájaros, y si por eso ya no pueden decir nada. Pese a esto, los pájaros seguían furiosos con el pájaro Cu y con la lechuza. Y es por esta razón por la que se les escucha lanzar graznidos durante todo el día. Sólo durante la noche puede salir el pájaro Cu, aunque siempre temeroso de que venga la lechuza y se vengue por su irresponsabilidad.